Llegó al tema por accidente a finales de los ochenta y hoy, en el primer cuarto del siglo XXI, trabajó en el diseño de la Ingeniería en Inteligencia Artificial. Afirma que, si bien se ha popularizado su uso, es importante “conocer cómo funciona el sistema, cómo puedes modificarlo para que haga lo que necesitas”.
Cuando, a finales de los años ochenta, Víctor Hugo Zaldívar comenzó a familiarizarse con la inteligencia artificial, se la imaginaba, cuenta, “como una inteligencia embebida en herramientas para hacer la vida más fácil”. En esa línea de pensamiento recuerda cuando, en la década de los noventa, todo se volvió “inteligente”: los hornos de microondas, las lavadoras, los refrigeradores. Desde hace un par de años, el tema de las inteligencias artificiales se ha vuelto parte de la vida cotidiana de las personas y, dentro de unos meses, será parte de la oferta académica del ITESO con el arranque de la Ingeniería en Inteligencia Artificial.
Aunque la aparición de las inteligencias artificiales generativas —como Dall-E, Leonardo, Chat GPT, etcétera— es reciente y ha puesto el foco sobre el tema, lo cierto es que el de la inteligencia artificial no es un tema novedoso. Víctor Hugo Zaldívar Carrillo (Guadalajara, 1967) dice que en agosto de este año se cumple el 70 aniversario de la primera vez que se usó el término en un documento firmado por John McCarthy, del Dartmouth College; Marvin Minsky, de la Universidad de Harvard; Nathaniel Rochester, de IBM, y Claude Shannon, de Bell Telephone Laboratories. “La inteligencia artificial como tal no es nueva”, dice el académico del ITESO, quien añade que lo que sí es novedoso es el desarrollo tecnológico, que permite “un procesamiento más rápido de la información en la nube y un almacenamiento más grande. Los LLM [Large Language Model, o modelos extensos de lenguaje] se ejecutan más rápido y eso permite generar contenido en tiempo real. Ese es el gran logro”.
El interés de Víctor Zaldívar por la inteligencia artificial nació, cuenta, por accidente. Corría el año 1987 y él cursaba el séptimo semestre de la Ingeniería en Sistemas Computacionales en el ITESO. Como había pocos profesores, era común que el estudiantado que estaba por concluir sus estudios diera clase a los que estaban comenzando. “Éramos como las fuerzas básicas, era un proyecto que se llamaba profesores a futuro”, dice y continúa explicando que el entonces rector, Luis Morfín, SJ, tenía un requisito para contratarles: debían tener la tesis terminada y salir al extranjero a hacer un posgrado en menos de un año, para luego regresar a ser profesores de tiempo completo. Para cumplir con el requisito, Zaldívar Carrillo y sus compañeros comenzaron a buscar temas para su tesis. Un día, mientras les daban raid un profesor de Psicología, les dio la idea: sistemas expertos. “Mi compañero Juan Antonio Vega se prendió con la idea y empezamos a desarrollar un sistema experto con este profesor, Sergio Aguilar, que nos dirigió la tesis junto con Fernando Lara. Hicimos un sistema experto para hacer diagnóstico de trastornos mentales”. Así, desarrollaron un prototipo, hicieron un paper que presentaron en la Sociedad Mexicana de Inteligencia Artificial y publicó su tesis. “Yo quería trabajar en compiladores, en otro rollo muy diferente, pero Juan Antonio me jaló a la parte de inteligencia artificial y me gustó mucho”.
Aun con lo impresionantes que pueden resultar en estos días sus capacidades, Víctor Hugo Zaldívar dice que en realidad “el concepto de la inteligencia artificial no ha cambiado mucho, sólo se puso de moda”. Dice que ya los sistemas expertos echaban mano de los principios de la inteligencia artificial.
Al hablar del programa de estudios que abrirá el ITESO, menciona que es importante porque no es lo mismo usar que saber hacer. Pone como ejemplo su carrera. “En los noventa decían que la ingeniería en sistemas computacionales iba a desaparecer porque ya todo mundo iba a usar las computadoras, pero es diferente usarlas que saber hacerlo, conocer cómo funciona el sistema, cómo puedes modificarlo para que haga lo que necesitas”. El académico continúa diciendo que para armar el programa de la Ingeniería en Inteligencia Artificial se puso especial cuidado en “tener una base teórica fuerte; balancear la parte de programación con la del diseño de algoritmos y modelos, y la reflexión ética sobre los impactos de la inteligencia artificial en el uso de las bases de datos, cómo eliminas los sesgos, cómo garantizas que se puede explicar el razonamiento detrás de un modelo de este tipo y cómo garantizas la seguridad y la privacidad de las personas”.
Víctor Hugo Zaldívar dice que así como cambió el modelo de computadora tradicional (CPU, entrada, procesamiento, salida) y está caminando hacia la computación cuántica para usar menos energía y producir menos calor, también lo tiene que hacer la inteligencia artificial y pasar a modelos más pequeños y portátiles, para avanzar a la inteligencia artificial embebida. Avanzar, concluye, a lo que le escuchó a un profesor del Cinvestav “y me pareció muy lógico: el internet de la vida, porque toda tu vida va a estar conectada y va a estar consumiendo como generando datos que pueden ser procesados de manera inteligente”.
FOTO: Zyan André