Carlos Luna, director de la Biblioteca, cuenta la experiencia de la renovación del edificio.

Los espacios están a su máxima capacidad. Las mesas lucen llenas, lo mismo que las salas de trabajo en equipo. Incluso los sillones están repletos: aquí alguien teclea con la laptop en las piernas y allá dos más duermen para recuperar fuerzas. En la Biblioteca Jorge Villalobos Padilla, SJ, todo está lleno, menos una cosa: las estanterías. Y es que desde hace un par de semanas quienes integran su equipo dedican jornadas completas para pasar los libros de la biblioteca “vieja” a su nuevo espacio, en la biblioteca “nueva”.

“La apertura [de la sección ampliada] ha tenido una recepción formidable. Desde el primer día los espacios se ocuparon y la comunidad universitaria se los apropió. Es una prueba de que era necesaria”, cuenta Carlos Luna, director de Información Académica del ITESO y titular de la biblioteca. La razón lo asiste: un recorrido breve por los pasillos de la parte no remodelada sirve como ejemplo para darse cuenta de cuánto hacía falta crecer el edificio, y el paseo por los pasillos de la nueva sección es prueba de que las y los alumnos están sacándole provecho. No por nada el lema general del proyecto es, explica Luna, “La biblioteca: la casa de todos”.

Un tema prioritario era que el espacio debía seguir en servicio durante la ampliación, por lo que el proyecto se dividió en dos etapas: la primera centrada en el ala sur y la segunda, en la norte. En los primeros días de septiembre se abrió el ala sur, cuya sección renovada consta de cuatro niveles: en la planta baja se encuentra parte del acervo general, el módulo de préstamo, salas de trabajo grupal y colaborativas; en el segundo nivel se encuentra la cafetería, un área específica para descansar, una sala de proyecciones y la Materioteca; el tercer nivel albergará otra parte del acervo, áreas de trabajo para asesores de la biblioteca, el Departamento de Lenguas —que se mudó desde el edificio W— y sala para cursos; finalmente, el cuarto nivel recibirá los fondos especiales, el acervo de arquitectos jaliscienses —con piezas de Díaz Morales y Julio de la Peña— y oficinas.

Aunque ya están operando algunas secciones, Carlos Luna explica que los servicios irán habilitándose con el correr de los días, de modo que estarán en operación a finales de octubre o principios de noviembre. Pone énfasis en el trabajo del equipo de la biblioteca que, apoyado por personal de Servicios Generales, ha mudado el acervo general, tarea no menor si se tiene en cuenta que son cerca de 250 mil títulos que siguen a disposición de quien los necesite.

Una casa que salte fronteras

Que la biblioteca debía crecer era algo que Carlos Luna tuvo claro desde que asumió la dirección, en 2015. Ya entonces no había espacio para seguir creciendo el acervo general ni para tener en óptimas condiciones los fondos especiales. Además, resultaba obsoleto el concepto de biblioteca de mera consulta: era necesario dar un brinco cualitativo y avanzar a un espacio más colaborativo.

Con todo esto en mente, se diseñó un proyecto de ampliación que Luna califica como “modesto” y se le presentó al entonces Rector, José Morales, SJ. “Nos dijo que no, porque no quería que en cinco años fuera necesaria otra ampliación. Pidió que armáramos un proyecto con la vista puesta en los próximos 20 años”. Con esta decisión, se dotará al campus de una biblioteca moderna que será un referente no sólo para la región, sino para el país e incluso en el extranjero. “El ITESO ya tenía una buena biblioteca, pero la nueva será un punto de referencia porque es un concepto que recoge lo mejor de muchas bibliotecas”.

El proyecto de ampliación recoge lo mejor de otras bibliotecas, de modo que la nueva infraestructura, sumada al riquísimo y vasto acervo, favorece el trabajo personal, colaborativo e interdisciplinar

Aunque al momento de esta redacción aún no estaba en servicio, una de las zonas que más ha llamado la atención es el área de descanso, que incluye cápsulas de sueño. Carlos Luna señala que se optó por este espacio ya que muchos estudiantes acuden a la biblioteca a descansar. “La gente necesita dormir. Hay personas que se pasan todo el día en el ITESO, desde muy temprano, y en algún momento deben descansar. Muchos vienen a la biblioteca. Lo que se pretende es que haya espacios adecuados para que descansen dignamente”.

Si todo avanza como está previsto, las obras en el ala norte comenzarán antes de que termine el actual ciclo escolar. El proyecto incluye una muy amplia zona para el acervo general; áreas de silencio moderado y silencio riguroso; una galería; más espacios grupales; un Laboratorio de Cultura de la Información, así como de análisis y procesamiento de datos y un ágora, entre otras cosas. La idea es que la ampliación concluya en 2021.