Invitada por la Escuela de Negocios del ITESO, Colleen Lyons, experta en liderazgo ético, explicó que la ciencia de la implementación puede ser un modelo viable para que las empresas abracen esta tecnología

Son contadas las tecnologías tan disruptivas que han marcado un hito en el rumbo de la humanidad. La Inteligencia Artificial (IA) es la más reciente de éstas, y, aplicada a los negocios, puede resultar tan benéfica como nociva. Todo dependerá del marco normativo, pero sobre todo de las directrices éticas con las que se implemente en la industria.  

Así lo afirma Colleen Lyons, experta en liderazgo ético, quien acudió al ITESO para impartir la conferencia “AI Ethics: Are You Obsolete?”, invitada por la Escuela de Negocios ITESO (ENI) y como parte de la iniciativa Lifelong Learning (LLL), impulsada desde la Association of Masters of Business Administration (AMBA). 

“La inteligencia artificial adecuadamente implementada en un negocio tiene un enorme potencial para incrementar la eficiencia, la productividad y potenciar la innovación, que es absolutamente esencial en el mercado en el que nos encontramos, impactando en áreas como recursos humanos o cadena de suministro, por ejemplo”, afirmó. 

Sin embargo, concedió que hay que tomar ciertas precauciones para que la implementación de la IA se refleje en una ventaja competitiva, para lo cual es imperativa la humildad, el análisis objetivo y la implementación de sistemas que den pie a un liderazgo seguro y ético. 

Durante la conferencia, Lyons involucró a los presentes a través de una dinámica de encuestas, para que juntos fueran deconstruyendo algunos de los mitos de la industria en torno a la utilización de la inteligencia artificial, además de hacer visibles las discrepancias acerca de dónde quiere estar la industria y dónde realmente está. 

“Si alguien les dice que son expertos en inteligencia artificial, no saben lo que dicen y les falta humildad”, dijo. 

Lyons afirmó que, a pesar de que la IA es el tema en boga, poco se ha hablado en torno a los parámetros éticos que deben acompañarla. “Desde una perspectiva de negocios, si la ética y la integridad no son intrínsecos en el proceso para implementar la IA, lo más seguro es que fracase”, dijo. 

La ponente señaló que los altos directivos tienen encima una enorme presión para abrazar la IA en las empresas en aras de ser más competitivos, tanto por el mercado como por los empleados, quienes quieren la experiencia de interactuar con esta tecnología. Ante este panorama, señaló que es necesario tener una meta de negocios específica, hacer una minuciosa valoración analítica de los recursos con lo que se cuentan y el presupuesto requerido para incorporar la IA en los diferentes procesos, además de estar conscientes de la necesidad de hacer un compromiso a largo plazo con esta meta. 

La alternativa 

Lyons, actualmente colaboradora en la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), señala que de la industria médica se puede tomar prestada la ciencia de la implementación, utilizada como un mecanismo para colapsar el tiempo que pasa para que medicinas y dispositivos médicos pasen de la etapa del desarrollo a la introducción al mercado. 

Señaló que éste puede ser un marco para la aplicación efectiva de la IA en los negocios, puesto que no menoscaba la calidad de los procesos mientras se expedita la disponibilidad del producto, en este caso, de la integridad y la ética en la inteligencia artificial. Asimismo, la ponente afirmó que la ciencia de la implementación permite un despliegue gradual de la IA en el entorno empresarial bajo un modelo positivo, que idealmente debiese considerar los valores y cultura de la empresa, así como sus objetivos estratégicos. 

“Ésta es la primera vez que se presenta este modelo para la IA. La humildad, al igual que la ética y la integridad, son sus fundamentos básicos y la forma de ponerlos en práctica es a través de la ciencia de la implementación”, mencionó. 

FOTOS: Zyan André