¿Te interesa la fotografía y quieres aprenderlo todo sobre ella? Te invitamos a conocer la asignatura Historia y estética de la fotografía
Por Rogelio Villarreal
Desde su invención hace 200 años, la fotografía despertó la atención y el interés de casi todos los sectores de la sociedad. Al principio su uso se centró en los retratos, con lo que suplió a la pintura en esa antigua y tradicional labor. En poco tiempo la fotografía impregnó toda la cultura moderna, transformando la mirada del sujeto, así como el tiempo, el espacio y la memoria. Aun en el mundo digital, que la ha difundido como nunca antes en la historia, la fotografía sigue siendo la manera más extendida y popular de crear imágenes, razón por la cual consideramos necesario dedicarnos a su estudio.
La evolución de la fotografía incluye, además del desarrollo de un lenguaje propio, las discusiones sobre su autenticidad como arte, su presunta objetividad en el registro de los acontecimientos, su valor como testimonio y documento histórico y como signo en las sociedades modernas. En esta asignatura se quiere identificar los valores históricos y estéticos de la fotografía, así como los principales actores y tendencias, para relacionar estos elementos con un contexto socio–histórico específico, con la finalidad de valorar la fotografía como lenguaje y patrimonio.
Esa evolución de la fotografía incluye el cine y el video, que no son sino secuencias de imágenes que dan la sensación de movimiento. Se trata de una historia que se remonta a más de dos mil años, desde la alegoría de la caverna, ideada por Platón —en la que un grupo de hombres prisioneros toman como la realidad las sombras proyectadas en la pared por otros hombres mediante una hoguera—. Hubo siglos de descubrimientos y experimentación en diversas áreas, como la óptica, la física y la química, hasta que en el siglo XIX se logró fijar imágenes en superficies sensibles.
Historia y estética de la fotografía es una asignatura optativa para todas las licenciaturas, en la que se habla de todo esto y más: los descubridores y los inventores —¿sabías que en 1833 el brasileño Hércules Florence desarrollaba por su cuenta la cámara oscura y el fijado de imágenes?—; los principales autores/as y géneros; las diferentes aplicaciones de la fotografía en la ciencia, la tecnología y las artes y, en suma, la importancia y la enorme presencia de la fotografía en nuestra vida cotidiana.
¿Sabías que una de las primeras personas en usar la fotografía fue la inglesa Anna Atkins (1799–1871)? Se dedicaba a la botánica, y fue la primera persona en publicar un libro ilustrado exclusivamente con imágenes fotográficas; se trataba de cianotipos de algas, helechos y otras plantas en hermosos tonos azulados. Por su serie British Algae, de 1843, Atkins es considerada la primera mujer fotógrafa.
En México ha habido extraordinarias fotógrafas, como Lola Álvarez Bravo, nacida en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1907, y murió en 1993. Se trasladó a la ciudad de México en 1916, lugar que fue esencial para su formación como fotógrafa. Es reconocida como una figura central en la fotografía documental y artística mexicana, lo mismo que Tina Modotti y Graciela Iturbide.
La historia de la fotografía en México se remonta casi a los inicios de este invento, y desde entonces hay una interminable lista de fotógrafos/as que han abordado todos los géneros y áreas. Algunas/os de ellos han sido invitados a la clase de manera virtual o presencial, como Pedro Meyer, Carlos Somonte, Yolanda Andrade, César Vera, la española Sandra Fernández Romero y Maru Martí —esta última con un novedoso trabajo en el que combina el trabajo tradicional con la inteligencia artificial.
En un artículo para la revista itesiana Magis (452, junio–julio 2016) escribí que el poeta francés Baudelaire quería que la nueva técnica de la fotografía se limitara a ser “la sirvienta de las ciencias y las artes”, que fuera “el secretario y el amanuense de quien en su profesión necesita una absoluta exactitud material” y que salvara “del olvido las ruinas a punto de caerse, los libros, las estampas y los manuscritos que el tiempo devora, las cosas preciosas cuya forma va a desaparecer y que reclaman un lugar en los archivos de nuestra memoria”. Es decir, que fuera tan sólo un documento, un registro. La fotografía fue capaz de hacer todo eso y más. Gracias a ella conocemos el universo microscópico, los abismos submarinos y atisbamos los lindes del universo —no pocas veces con imágenes hermosas y sorprendentes. No tardaron los exploradores en recorrer el mundo y acopiar imágenes de lugares y habitantes de las más lejanas latitudes. Pronto aparecerían los periodistas y la gente común que fotografiaban todo con cámaras producidas en serie. Desde la “Vista desde la ventana en Le Gras”, que tomó Niepce en 1824, la fotografía no ha dejado de desplegarse para mostrar al menos una parte de una escurridiza realidad heterogénea y cambiante: la naturaleza, la vida cotidiana, las turbulencias sociales, el horror de la guerra.
A pesar de los reparos de Baudelaire, la fotografía —“ese refugio de los pintores fracasados”—, además de herramienta de numerosos oficios y profesiones, se volvió también un arte: photos + graphia: grabar o escribir con luz.
Te invitamos a inscribirte en esta asignatura, conocerás más de una historia fascinante y podrás hacer fotografías de géneros como retrato, composición y ensayo, entre otros.
Rogelio Villarreal es periodista, editor y profesor de asignatura en el ITESO. Coordina el PAP “Mirar la ciudad con otros ojos” y dirige la revista cultural en línea revistareplicante.com
FOTOS:
Anna Atkins. British Algae: Cyanotype Impressions, publicado en 1843.
Melanie Magaña [portada], Aldo Cervantes y Mariana Gómez