El 17 de mayo se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia. La fecha es un buen momento para reflexionar sobre los avances y poner sobre la mesa los retos que hay en el camino hacia una sociedad más respetuosa de la diversidad
El 17 de mayode 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tomó la decisión de quitar a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Antes de esa fecha se le consideraba un trastorno y, como tal, podía recibir tratamiento clínico. Ese día comenzó un camino en el que, si bien se ha avanzado, todavía queda mucho por recorrer hacia una sociedad más equitativa y diversa. Por eso, para Alejandra Nuño la conmemoración del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, que desde 2005 tiene lugar cada 17 de mayo para recordar la decisión de la OMS, “es una oportunidad para convocar a la reflexión y, por lo menos durante un día, pensar en los avances y en los retos”.
La titular del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ (CUDJ) del ITESO califica como un “gesto contundente” la decisión que tomó la OMS hace 32 años, ya que permitió dejar de ver la identidad de género como una enfermedad para que comenzara a ser vista como un derecho. Señala que de entonces a la fecha ha habido un gran avance normativo en los planos internacional, nacional y local. Pone como muestra la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que en su Artículo 1 prohíbe explícitamente “toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”. También destaca la creación de la Ley Federal para Prevenir y Erradicar la Discriminación, así como diferentes resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Sin embargo, añade Nuño, también hay mucho por avanzar. Toma como ejemplo lo que ocurre en la Fiscalía de Jalisco, que en 2019 creó una unidad especial para atender denuncias o delitos cometidos contra integrantes de la diversidad sexual, pero cuyo trabajo es poco claro porque, para empezar, no hay información suficiente de los casos que atienden. Lo mismo ocurre, agrega, en la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco. “¿Quién sistematiza la información sobre agresiones? La mayor exclusión es la invisibilización”, dice Alejandra Nuño, y añade que, por ejemplo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) apenas está trabajando en la Encuesta sobre Diversidad Sexual y Género. “No hay una radiografía oficial, y así es más difícil avanzar hacia entornos más igualitarios”.
Pero el poco avance en lo cotidiano no se limita a las autoridades y las instituciones, sino que permea también a la sociedad civil. Un ejemplo de cajón: la defensa a ultranza del ahora llamado “grito homofóbico” —cuando la afición grita “Puto” al portero del equipo rival— en los estadios de futbol en México. “Ése es un ejemplo muy claro de lo difícil que es cambiar esas concepciones con las que hemos crecido desde niños”, señala Alejandra Nuño, y agrega que desde el espacio universitario es importante preguntarse cómo formar al estudiantado en la diversidad.
EL ITESO y la diversidad
“Históricamente el ITESO ha sido un lugar respetuoso y abierto a las diferentes líneas de pensamiento, incluida la diversidad sexual. Es un espacio considerado seguro”, dice Sergio Salazar, profesor de la Universidad.
Salazar Robles tiene estudios formales de género y sexualidad en la Facultad de Sociología de la Universidad de Birmingham, Inglaterra, y actualmente imparte dos materias del Conjunto Estructurado en Estudios de Género en el ITESO.
A pesar de ser considerado como un espacio seguro desde hace tiempo, el reconocimiento de la diversidad es un tema que sigue registrando avances. Sergio Salazar destaca la creación del Colectivo de Diversidad Igualitaria ITESO (Codii) que, si bien no es el primer grupo organizado de estudiantes, sí es el primero que es reconocido de manera oficial. También resalta que el Protocolo de atención a la violencia de género en el ITESO considera el tema en sus páginas.
Sin embargo, al igual que en los ejemplos que refiere Alejandra Nuño, más allá de documentos e iniciativas en la Universidad, dice el académico, “siguen ocurriendo situaciones que no son las más adecuadas, algunos casos de rechazo en ciertos grupos, problemas con el uso de los baños, el uso de los pronombres en el aula”.
Sergio Salazar Robles señala que es importante trascender la tolerancia —que está más cerca de aguantar una situación, aunque en realidad se esté en desacuerdo— para avanzar hacia una postura que normalice la diversidad. En ese sentido, añade, el ITESO es un espacio que propicia una preparación más integral para enfrentar el mundo que hay más allá de sus puertas. A ello contribuyen estudiantes, profesores y empleados de la Universidad. “Hay una apertura a la diversidad para la convivencia universitaria, no sólo por obligación, sino para encontrarse con el otro”, concluye el académico.