La Coordinación de Investigación y Posgrado del ITESO presentó su informe 2013-2014, ante el Rector investigadores de distintos departamentos de la institución.

Datos duros: el ITESO cuenta con 94 investigadores, quienes le dedican distintas cargas horarias a 116 proyectos, los cuales a su vez están divididos en 60 líneas de investigación, cada una de ellas colocada dentro de un marco conceptual más amplio que la universidad define como Programa Formal de Investigación (PFI).

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La universidad tiene hoy nueve PFI vigentes, áreas del conocimiento en las que el cuerpo de investigadores del ITESO considera que es importante incidir y generar nuevos conocimientos: Innovación e ingeniería; Sociedad y cultura; Sustentabilidad, ecología y gestión medioambiental; Entorno empresarial, política económica, innovación y sustentabilidad; Derecho, gobierno, políticas públicas e instituciones; Salud socio-psico-emocional; Ciudadanía, participación, organizaciones civiles y grupos vulnerables; Innovación y biotecnología y Educación.

Estos y varios datos más –por ejemplo el rango de edad de los 94 académicos o cuántos pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores– fueron presentados el viernes 21 de noviembre por la Coordinación de Investigación y Posgrado del ITESO (CIP), ante la presencia de José Morales, SJ, Rector de la universidad, Gisel Hernández, titular de la Dirección General Académica, y más de medio centenar de investigadores itesianos.

En las últimas dos décadas la investigación en el ITESO, se dijo, ha avanzado en su carácter multidisciplinario e interdepartamental, se ha convertido en una referencia en el Occidente del país y ha dado pie a la autoría o coautoría de más de 520 títulos, libros, capítulos, artículos, ponencias o conferencias.

La CIP informó que 77 de los 116 proyectos cooperan con instancias externas a la universidad e incluyó en su reporte la edad de los investigadores del ITESO: uno tiene menos de 30 años; 23 entre 30 y 39; otros 23 entre 40 y 49; 33 entre 50 y 59 y 14 tienen más de 60 años.

El Rector del ITESO ha enfatizado su interés en apuntalar estas tareas en la institución, al señalar como uno de los desafíos de su gestión “la “consolidación del alcance social, la hondura y la originalidad de la investigación”, esto con la idea de generar “prácticas eficaces socialmente, experiencias que puedan ser replicables, conocimientos que puedan desembocar en la formulación de políticas públicas”.

Las sugerencias de los expertos

Catalina Morfín, titular de la CIP, integró a la presentación del informe los comentarios de tres especialistas invitados, quienes analizaron el documento y vertieron algunas sugerencias para la universidad.

A José de Anda, Doctor en Ciencias de la Tierra por la UNAM y exdirector del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño de Jalisco (Ciatej), 60 líneas de investigación le parecen demasiadas, por lo que recomendó “hacer un esfuerzo para poder enmarcar lo que son realmente las líneas de investigación del ITESO”.

Además, subrayó la necesidad de invertir en patentes y derechos de autor, de manera que la investigación se traduzca en patrimonio para la universidad y los académicos involucrados.

José Levy, exsecretario de Finanzas del Gobierno de Jalisco, afirmó que “si queremos participar seriamente en la búsqueda de nuevos caminos y encontrar nuevas tecnologías que permitan que las esperanzas de un desarrollo con equidad y paz social se hagan realidad, hay que incidir todavía más en el campo de la investigación”.

Levy, egresado del ITESO, aseveró que para lograr lo anterior es necesario invertir más tiempo y dinero e incluso fijó una cifra: la universidad debería destinar a las tareas investigativas entre el 1 y el 2% de su presupuesto anual.

Alfonso Alfaro, Doctor Honoris causa por el Sistema Universitario Jesuita y actual académico e investigador del ITESO, enfatizó lo excepcional que es el ITESO al formar parte de la red planetaria de universidades confiadas a la Compañía de Jesús, lo que le inyecta a sus prácticas el “modo jesuita” de hacer investigación. Texto Enrique González Foto Roberto Ornelas