Luis Raúl Martínez García, egresado de la carrera de Ingeniería Civil del ITESO, recibió un apoyo de la Fundación Rufford, del Reino Unido, para trabajar en el mejor conocimiento de la interacción de estos insectos con el paisaje
Las abejas nativas del Lago de Chapala son las protagonistas de una investigación concebida para comprender cómo las comunidades de esta especie y sus interacciones ecológicas son moduladas por los atributos del paisaje. El pasado 31 de mayo, este proyecto recibió financiación de la Fundación Rufford, del Reino Unido.
Luis Raúl Martínez García, egresado de la carrera de Ingeniería Civil del ITESO en 2014, cursa actualmente el Doctorado en Ciencias, con especialidad en Ecología, en el Instituto de Ecología (INECOL) en Pátzcuaro, Michoacán. Con este trabajo de posgrado también está planeado hacer una identificación taxonómica y funcional de estos insectos y sus plantas asociadas, además de conocer el grado de vulnerabilidad que tienen en esta región de Jalisco.
Para el desarrollo total del estudio se necesitan alrededor de 600 mil pesos. La Fundación Rufford donó 6 mil libras esterlinas, equivalentes a 150 mil pesos que, a decir de Luis Martínez, servirán para cubrir los gastos del primer año de trabajo: con este dinero se pagará la compra de insumos básicos para captura, almacenamiento, hospedaje, transporte y viáticos de los colaboradores.
El joven espera que en el futuro próximo se den más apoyos económicos de diferentes instituciones.
Actualmente, el proyecto está en la etapa de diseño y exploración del territorio. Ya visitaron la mayoría de las comunidades, encontraron personal y compraron materiales. Este mismo año arrancarán el primer muestreo y el análisis de datos. El proyecto comienza en 2022 y terminará en 2025, con dos fases de muestreo cada año.
Uno de los objetivos principales de este estudio es que tenga impacto en las políticas públicas de ordenamiento ecológico y territorial del estado, para que puedan manejarse los paisajes y los territorios agrícolas como entidades bioculturales, de tal forma que se consideren objetos de conservación, en este caso, de las comunidades de abejas nativas.
“Elegí la región del Lago de Chapala por ser emblemática para el estado de Jalisco, y por estar catalogada por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) como una región terrestre prioritaria para la conservación de la biodiversidad, en donde existe una alta presencia de especies vulnerables y amenazadas, riqueza ecosistémica y una integridad biológica de significación para el país”, dijo.
Lo primero que hay que hacer, explicó, es conocer qué efecto tiene el diseño actual de los paisajes, su configuración y el manejo socio-político de los territorios en las comunidades de abejas nativas en este momento, para luego poder hacer recomendaciones y construir los criterios necesarios y rediseñar e implementar mejores políticas: “Para lograr esto, ahora mismo estamos proponiendo caracterizar los paisajes y conocer las abejas y plantas con valor ecológico y cultural, que se encuentran en 20 unidades de estudio alrededor del Lago de Chapala, cada una conformada por áreas circulares con radio de 2 kilómetros”.
Para conservar a las comunidades de abejas nativas, advierte, no existe una receta: “Existe una gran diversidad. En México tenemos unas 2 mil especies nativas, por lo que no debemos simplificar los requerimientos ecológicos y de hábitat que tiene cada especie. Sin embargo, sabemos que las abejas tienen algunos rasgos funcionales importantes, como su sitio de anidación, el tipo de nido, la distancia que utilizan para buscar recursos, su flora asociada, sus comportamientos, grado de sociabilidad, si son generalistas o especialistas, etcétera”, agregó.
Luis Martínez cuenta que en su interés por las abejas comenzó cuando estudiaba en el ITESO, donde tuvo un despertar sobre las crisis ambientales y sociales: “Me interesé mucho por los modelos de sustentabilidad, y luego por el buen vivir. Quería resolver los problemas socio-ecosistémicos. Aunado a eso, inspirado por mi abuelo adoptivo, quien fue un gran apicultor en Jacona, Michoacán, comencé a hacer apicultura como un homenaje luego de su fallecimiento”.
“Las abejas son animales hermosos. Sí claro, siguen siendo insectos, y a mucha gente no les gustan los insectos. Sin embargo, cuando convives con ellas aprendes mucho sobre ti mismo, y sobre el valor de la vida. Cuando descubres sus formas de vida y organización, te encuentras de frente con una de las múltiples maravillas de la vida. Una de ellas, la diversidad. Diversidad estética, diversidad en sus formas y colores, diversidad en sus comportamientos, en sus hábitos constructivos, en su forma de criar a su descendencia”, relató.
Para tomar en cuenta
La Fundación Rufford es una organización benéfica registrada en el Reino Unido que financia proyectos de conservación de la naturaleza en todo el mundo en desarrollo. A la fecha, ha otorgado subvenciones a más de 4 mil proyectos en 156 países.
FOTO: Cortesía