Por primera vez y contra todo pronóstico, dos equipos de Ingeniería Civil e Ingeniería Ambiental representaron al ITESO en las olimpiadas nacionales de conocimiento en geotecnia e hidráulica, ganando el primer y segundo lugar respectivamente. Lee aquí sus historias.
Por Luis Fernando González y Yoana Rodríguez
Así como en los encuentros deportivos y culturales se reúnen equipos de universidades de distintas latitudes en competencias de disciplinas físicas y artísticas, las olimpiadas de conocimiento son un punto de encuentro para poner a prueba el intelecto académico.
A finales del 2022, dos equipos conformados por estudiantes de Ingeniería Civil e Ingeniería Ambiental se animaron a inscribirse por primera vez con la idea de vivir una experiencia que abonara a su currículo profesional. Ninguno pensó que volverían a casa con un premio en mano e historias invaluables de compañerismo, motivación y aprendizaje.
Ingeniería que te llena el corazón
Las olimpiadas de conocimiento suelen enmarcarse en eventos organizados por asociaciones y sociedades que reúnen a estudiantes y docentes de nivel superior, empresas, profesionistas y expertos en la materia.
Tal fue el caso de la V Olimpiada Nacional en Geotecnia, dentro de la XXXI Reunión Nacional de Ingeniería Geotécnica, realizada en noviembre pasado. “Yo les decía a los chavos que un foro como este es un espacio importante para identificar áreas de trabajo, conocer profesionistas e investigadores, así como para crear relaciones con estudiantes de otras universidades”, comparte Pablo Zamudio, profesor y tutor del equipo durante el evento.
Previo a la reunión y con la intención de animar su participación para la olimpiada nacional, un mes antes se organizaron unas competencias dentro de la universidad. Con el apoyo de docentes de la Academia de Geotecnia del ITESO se conformaron cinco equipos de cuatro estudiantes, tanto de Ingeniería Civil como Ambiental, para la olimpiada interna. “Fue un exitazo”, recuerda el profesor del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano (DHDU).
Héctor de Anda, Ricardo González, Gustavo Monroy, Gabriel Salazar y Miguel Vergara conformaron al equipo ganador y quien se inscribió a la Olimpiada Nacional. “Nos sorprendió ganar el concurso interno”, señala Héctor de Anda, líder del capítulo, “hace dos años que no tocábamos ningún tema de geotecnia a nivel curricular ni profesional”.
“Literalmente un día antes del concurso interno fue que decidimos participar», añade Ricardo, “fue un claro ejemplo de que la vida es así: una mezcla de preparación con oportunidad, el decirle que sí a lo que se te presenta e intentarlo”.
Motivados por presentarse como un equipo fuerte, los estudiantes tomaron sesiones diarias impartidas por profesores del ITESO y externos, quienes prestaron sus horas voluntariamente para preparar a los jóvenes concursantes. “Los profesores nos motivaron constantemente para participar, fue muy espontáneo y creo que eso es lo que le dio la magia y lo hizo especial”, afirma Gustavo. Fue tanto el éxito que incluso otros estudiantes se apuntaron a las clases extracurriculares. “Ellos se comprometieron a estudiar y nosotros a prepararlos”, afirma el profesor Pablo.
Llegó noviembre y el equipo se presentó en el hotel sede de la Reunión. “Sabíamos que sería una competencia complicada al enfrentarnos a la UNAM, al Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de Nuevo León y a universidades locales como la UAG, la UDG y el CETI”, añade el profesor. “Yo recuerdo que llegamos con casi cero expectativas”, comparte Gabriel, “tuvimos el apoyo, pero nunca la presión de sentir que teníamos que ganar”.
La dinámica de la competencia fueron preguntas abiertas a los equipos participantes y 30 segundos para escribir la respuesta en una pizarra. “Estaban concursando con los mejores estudiantes de ingeniería a nivel superior de México, es como si hubieran jugado fútbol en primera división o la liga del Pacífico de beisbol. Cuando ganaron, yo estaba llorando. Nunca me imaginé un primer lugar, fue una sorpresa gratificante”, narra el profesor, quien asegura quedarse con la satisfacción de lo logrado, no únicamente por alcanzar el primer lugar, sino por la experiencia invaluable que cada uno vivió. “Me dio mucho gusto poder decirle del premio a mis papás, ellos se esforzaron muchísimo para esto y es padre darles algo de regreso”, comparte Gabriel.
Los cuatro estudiantes aseguran que esta experiencia fue gratificante, en especial por la camaradería y amistad que se forjó durante el camino. “El hecho de estar ante tantas personas participando, trabajar en equipo, conectarnos diariamente, son muchos factores para nuestro crecimiento personal”, declara Gustavo. “Pocas veces me había involucrado en temas extracurriculares, y estoy muy agradecido de no haber rechazado la oportunidad”, comparte Héctor. “Que nuestra experiencia sirva para decirle a los de nuevo ingreso que piensen bien en su futuro, si la ingeniería es lo que les llena el corazón. No hay que venir a la escuela a sacar un 10, sino a dudar de lo que aprendemos, a desaprender para volver a aprender”, finaliza el joven estudiante.
La clave está en la actitud
Tal como se contó en la primera historia, antes de esta ocasión no había habido representación del ITESO en eventos como la Olimpiada de Conocimiento del Agua, parte del Congreso Nacional de Hidráulica. Sin embargo, el profesor José Manuel Ramírez tenía la experiencia de haber asistido durante etapa de estudiante de posgrado, por lo que fue uno de los impulsores de lanzar a principios del 2022 una convocatoria para la conformación de un capítulo estudiantil dentro de la Asociación Mexicana de Hidráulica.
Los estudiantes de Ingeniería Civil Edgar Chávez, Sofía Limón y Pedro Rodríguez, y Casandra Ramírez de Ingeniería Ambiental respondieron a la convocatoria, a lo largo del año participaron en distintos eventos regionales y en noviembre pasado viajaron a Mazatlán, Sinaloa, para asistir al XXVI Congreso Nacional de Hidráulica.
“Estaban entusiasmados por ir, así que se movieron para conseguir los recursos para llegar”, narra el profesor José Manuel, quien los acompañó como tutor del equipo. “Para ellos implicó estudiar temas que normalmente no se ven en clase o ven en semestres más adelantados como hidráulica fluvial y marítima, hidrología de superficies y subterránea, plantas de tratamiento, entre otros”, detalla el profesor. “Estos son temas que, aunque tengan el lado ambiental, están intrínsecamente relacionados con la ingeniería civil”, afirma Pedro, estudiante de intercambio proveniente de la Universidad de Granada. En retrospectiva, El contar con integrantes de ambas ramas les supuso una ventaja en la competencia. “Fuimos el único capítulo estudiantil multidisciplinario”, explica Sofía.
En las experiencias narradas por profesores y estudiantes hay un punto en común: la fraternidad y compañerismo del equipo del ITESO marcó toda la diferencia. “El ITESO se hizo famoso durante el evento gracias al carisma de los chicos con los estudiantes de las otras universidades. Dejaron de lado el sentido de competencia y crearon vínculos muy valiosos”, afirma el profesor. Los estudiantes están convencidos que su actitud fue determinante para disfrutar cada momento de la experiencia. “Había equipos con los que hasta el juez sentía la tensión cuando concursaban porque no se hablaban entre ellos. En cambio, nosotros nos hacíamos amigos de los otros concursantes”, menciona Sofía.
Se cuenta que la final se vivió con un auditorio completo y expectante. Alrededor de 200 personas que siguieron la final entre los equipos de la UNAM y el ITESO, donde a cada respuesta correcta por el ITESO se escuchaban vítores y aplausos a su favor. “En la final todos nos apoyaban a nosotros”, asegura Sofía. “Era mucha sorpresa para todos porque era la primera vez del ITESO y fuimos el único equipo de Jalisco que concursó”. Por su parte, Casandra, quien se integró al equipo un día antes del evento, destaca que, “nadie esperaba que llegáramos tan lejos. La final siempre era Politécnico contra UNAM, entonces cuando le ganamos al Poli todos estaban sorprendidos”.
Sin duda, el notable debut del ITESO durante el evento fue resultado del trabajo colaborativo entre estudiantes y profesores. “Fue mucho orgullo estar ahí, la ilusión de acompañar a un equipo para competir”, señala el tutor. “El hecho de darnos la tranquilidad que necesitábamos para competir, no presionarnos y que fuésemos nosotros los que nos desarrollemos fue vital», explica Pedro, “porque la expectativa alta te genera más presión y te puede hacer fallar”.
“No nos juzgábamos los unos a los otros porque entendíamos que eran bibliografías muy extensas de temas muy complejos y pues se vale no saber la respuesta”, dice Casandra. “Te sentías apoyado, escuchado y seguro”, comparte Edgar, “fue lo que más me encantó de la experiencia, sentirte acompañado por todo el equipo”.
Además de la participación en la Olimpiada de Conocimiento, el ITESO obtuvo el segundo lugar a nivel regional en el IV Concurso de Fotografía del Agua por parte de Anya Galloway Taylor, estudiante de Biotecnología y quien no pudo asistir al evento. Asimismo, las alumnas de Ingeniería Civil Perla Hernández y Paulina Carlón presentaron un proyecto que propone la construcción de represas en el Bosque La Primavera con el objetivo infiltrar agua al subsuelo y evitar inundaciones en el AMG. Este desarrollo fue parte de su trabajo dentro del PAP “Desarrollo tecnológico para la sustentabilidad ambiental, energética y alimentaria”.
Los integrantes de ambos capítulos concuerdan en la importancia de que la universidad siga promoviendo este tipo de actividades, que los estudiantes tengan la iniciativa para participar y darle continuidad a los capítulos estudiantiles que ya se crearon. Al final, se trata de experiencias que marcan el camino de su paso por la universidad.
FOTOS: Luis Fernando González