Estudiantes del ITESO traerán cada miércoles al campus al colectivo Bordamos por la Paz, cuya misión es no olvidar a las víctimas de la violencia en el país.

Los pañuelos colgados frente a la Plaza de los 50 Años el miércoles 3 de septiembre eran de distintos tamaños, pero el blanco se distingue perfectamente entre el verde follaje del campus.

Bordamos

Cada uno tiene bordada la fecha, el lugar, el nombre de la víctima o su sexo y edad, y la razón por la que no debe ser olvidado: su secuestro, asesinato o desaparición.

Algunos estudiantes que caminan a sus clases de la una de la tarde se detienen a leerlos.

Un hombre entre 35 y 40 años, no identificado, encontrado muerto y envuelto en una sábana en la Colonia Oblatos. Una mujer asesinada a golpes en un predio cerca de Ciudad Guzmán. Dos hombres acribillados a balazos en Tonila.

La lista se extiende a otros estados y otras ciudades. Unos preguntan a quienes bordan junto a la plaza por qué los han colocado; otros continúan su camino.

Esta serie de bordados en el ITESO es apenas un puñado entre los miles que existen en el país, algunos de los cuales fueron presentados en la Alameda Central de la Ciudad de México el primero de diciembre de 2012, el último día de la presidencia de Felipe Calderón. Otros regresaron a sus ciudades de origen o están en exposiciones, y decenas de ellos aparecen en el libro Bordados de paz, memoria y justicia: un proceso de visibilización, coeditado por diversas instituciones, entre ellas el ITESO.

“Si ya pasó la fecha, ¿por qué seguir con el colectivo?”, pregunta uno.

“Porque los muertos no paran”, responde alguien.

“Necesitamos voluntarios”

Camila Torres, de Ciencias de la Comunicación; Luis Gatica, de Ingeniería en Sistemas, y Deborah Moloeznik, de Diseño, coordinan este esfuerzo por traer una parte del colectivo Bordamos por la Paz al ITESO e involucrar a los estudiantes. Ellos aportan hilos de distintos colores y los bastidores. La víctima de la violencia en México que se decida remembrar es elección de quien ensarte la aguja.

“En esta guerra absurda, la mayoría de las víctimas son jóvenes y la mayoría de los victimarios son jóvenes; por eso quisimos traer el colectivo a la universidad”, explica Luis.

Para participar puedes traer tu propio material o utilizar el que Camila y Luis llevan; posteriormente elegir un caso, ya sea personal o encontrado en algún medio de comunicación. Puede ser una víctima del crimen organizado, de la guerra contra el narcotráfico, de la violencia doméstica o machista…

Según la causa de muerte es el color del hilo. El rojo es para asesinato; el verde, para desaparición; el morado o rosa, para feminicidios o crímenes derivados de la homofobia o “transfobia”; el negro, para periodistas. Luis utiliza algunas veces el azul para mensajes de esperanza llevada al límite de aquellos que sobreviven a las víctimas —familiares, amigos, miembros de su comunidad—, para aquellos que eligen la resiliencia en lugar de la rendición.

“Bordamos por la Paz no es una campaña, es una protesta que continúa. No son cifras las que bordamos, son personas», señaló Luis.

Una de las estudiantes que se acercan a bordar por primera vez tiene aguja e hilo rojo listos, pero no un caso. Los bordadores de la mesa le sugieren fuentes de búsqueda: Google, periódicos, obituarios, preguntar a conocidos. Seguro encontrará a alguien. El colectivo Bordamos por la Paz del ITESO se reunirá cada miércoles de las 13:00 a las 16:00 horas en la Plaza de los 50 Años. Si quieres más información visita bordamosporlapaz.blogspot.mx o síguelos en Facebook.

Foto Luis Ponciano