Uno de los profesores fundadores de la Licenciatura en Derecho del ITESO, prolífico notario, académico, y de los pioneros en el país en bioderecho, Bailón Cabrera es ejemplo de cómo el derecho puede ejercerse desde una perspectiva de servicio a la sociedad
En 2024, José de Jesús Bailón Cabrera se une al selecto grupo de profesores y profesoras eméritos del ITESO. A través de esta distinción, la comunidad universitaria reconoce los aportes que el académico ha hecho a la institución desde la formación de estudiantes, la investigación y llevando a su campo de acción los valores bajo los cuales se construye día a día la universidad.
Para Bailón Cabrera, el camino profesional estuvo desde siempre labrado. La abogacía estaba en sus genes: comparte profesión con su padre, Manuel Bailón González y con sus dos hermanos Manuel y Lorenzo Bailón Cabrera, con quienes en innumerables ocasiones hizo mancuerna en diferentes escenarios y ocasiones.
En sus hermanos reconoce a dos muy brillantes abogados, en cuya comparación se reconoce como “el patito feo” de la familia. La modestia llega de sorpresa para un profesional con casi 50 años de trayectoria: es uno de los profesores fundadores de la Licenciatura en Derecho del ITESO, prolífico notario, académico, y de los pioneros en el país en bioderecho.
Estudió derecho en la Universidad de Guadalajara (UdeG), donde también cursó una licenciatura en administración pública y la maestría en Derecho Privado. Años después, complementó su formación con el doctorado en Derecho por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMNSH).
Su experiencia académica y profesional la ha enfocado en las áreas de derecho civil y notarial, y, más recientemente, explorando los cruces entre la bioética y el derecho. Tiene además 24 años al frente de la Notaría Pública 22, de Guadalajara.
Trabajo cercano a las personas
Se formó en la Notaría 35, con su padre como titular y sus hermanos Manuel y Lorenzo como colegas. Su fuerte siempre fue atender personas de a pie, con trámites como testamentos, poderes, compra de propiedades y otras operaciones, más que a grandes empresas y bancos.
“En esto interviene el aspecto personal, social, económico. Es mucha responsabilidad, pero también la satisfacción más grande ver que a la gente le va bien”, comparte. Tras estas palabras, el profesor toma un momento y, reflexivo, afirma sentir regocijo al ser partícipe de aspectos tan importantes en la vida de las personas.
“Había muchas necesidades de carácter social en Guadalajara. Por ejemplo, Lomas de Polanco era un espacio urbano que no tenía calles, ni servicios ni nada de nada. Era una comunidad de cerca de 5 mil habitantes. Con mi hermano Manuel nos comprometimos con ellos y empezamos a ver la manera de hacer escrituras lo más económicas posible, para darles sus títulos de propiedad”, recuerda.
Esa campaña resultó un éxito. Fue también el espacio en el que conoció a muchos de los jesuitas de la universidad que apoyaban en esa comunidad. Los hermanos Bailón Cabrera también trabajaron amparos y otros casos de asesoramiento jurídico para beneficio de los habitantes de esta zona.
En la cotidianeidad, el abogado procura llevar la perspectiva ética y responsabilidad social características del ITESO a su trabajo. Ejemplo de ello es su colaboración con la Clínica Jurídica Ignacio Ellacuría, SJ, que derivaba diversos casos al despacho de Bailón Cabrera para verlos resueltos.
Desde su despacho, el profesor siempre priorizó las causas sociales por sobre los intereses corporativos. A través de su ejercicio profesional y por consecuencia, de su docencia, siempre se comprometió con la construcción de una sociedad más justa para todas las personas.
A sus estudiantes siempre busca dejarles esa enseñanza, de llevar a la práctica lo aprendido y no olvidar su formación de corte ignaciano, en la que el servicio a la sociedad prima por sobre otros intereses.
Inicia el derecho en el ITESO
Hacia la década de 1980, en Guadalajara había únicamente dos instituciones de educación superior que ofrecían la carrera de leyes. El ITESO ofertó la licenciatura de 1958 a 1960, pero no fue sino hasta que llegó el grupo en el que figuraba Bailón Cabrera, en 1986, que se pudo consolidar un programa educativo desde la universidad jesuita.
“Tenía 27 años”, recuerda el litigante. “Ya estaba preparándome para ser notario público”.
Como egresado de la UdeG y siendo el mundo del derecho uno muy celoso, las críticas no se hicieron esperar. “Pero creo que eso es lo que pasa cuando alguien quiere innovar, ¿no?”, ríe. Aceptó la invitación de Efraín González Luna para formar parte de la plantilla que daría forma a la Licenciatura en Derecho del ITESO, sabedor de que el espíritu de colaboración y la ideología de plena libertad que desde entonces profesaba la universidad, sería tierra fértil para que una propuesta integral se consolidara.
“La carrera empezó con muchas dificultades, pero fue obteniendo el respeto de notarios y la confianza de un gran grupo de instituciones”, menciona, a la vez que enfatiza que ese reconocimiento llegó gracias a un cambio de paradigma en la formación de abogados que hasta entonces no se había visto en la región.
“Los abogados del ITESO estamos con la gente. Salimos, nos exponemos, recibimos y atendemos a las personas. El abogado del ITESO tiene muchísimo más concepto de humanidad; no se encandila con ideologías ni con el dinero”, afirma.
José de Jesús Bailón coordinó la carrera de derecho de 1996 a 1999, además de las maestrías en Derecho Constitucional y Amparo y Constitucional Contemporáneo, de 2005 a 2007 y 2010 a 2012, respectivamente.
Aportó enormemente a la consolidación de la carrera con la permanente actualización de los planes de estudio, así como con acciones de vinculación con otras instancias de importancia nacional, como el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Colegio de Notarios.
Ser profesor
Bailón Cabrera es reconocido como un profesor que gusta de la cercanía con sus alumnos, comprometido con su crecimiento tanto personal como profesional “porque antes que ser notarios y abogados, somos personas”, dice.
Para él, la figura del profesor no se restringe únicamente al aula. “A través de su enseñanza tiene que trascender”, señala. Para poder realizar esta tarea de la mejor manera, entendió imperativo combinar la docencia con la práctica profesional.
En el marco de este de esta distinción, el académico dedica a estudiantes y profesionales del derecho un mensaje, que no advertencia: estén preparados. “Preparados para ser parte del cambio generacional que se viene y preparados para asumir los nuevos retos que las nuevas tecnologías traen consigo, evitando que se trastoque el aspecto humano de las personas”, dice.
“Es un orgullo pertenecer al ITESO, por la cuestión espiritual y la oportunidad de trascendencia a través de las personas”, apunta.
¿Qué es un profesor emérito?
Según el documento Políticas y procedimientos para las distinciones académicas, las y los profesores eméritos pueden ser docentes “de tiempo fijo o de asignatura con una larga trayectoria académica que se caracteriza por una manera particular de ser y proceder, en tanto encarna la Misión de la Universidad y sus Orientaciones Fundamentales”. Pueden recibir la distinción quien “por los méritos obtenidos en su historia profesional y por sus servicios en la institución se ha convertido en un referente para los demás, en tanto se reconoce como un profesional que crea y recrea el sentido fundamental del ITESO, el cual hace patente a través de formas renovadas en las tareas universitarias que se le han encomendado. Por su labor enmarcada en la excelencia, la comunidad le reconoce y aprecia; al distinguirse de manera significativa, distingue a la institución”.
Son requisitos:
- Haber sido profesor titular del ITESO por lo menos durante 20 años, de manera continua o discontinua.
- Estar en ejercicio pleno de sus funciones académicas.
- Tener por lo menos 60 años de edad a la fecha en que se otorgará la distinción.
- Ser propuesto al Consejo Universitario por acuerdo de un organismo colegiado.
- No ser miembro titular del Consejo Universitario, ni de sus comités, ni propietario o suplente de la Junta de Gobierno.
FOTO: Luis Ponciano