Dentro de las VII Jornadas de Comercio Justo del ITESO, Sofía Ortega, de Ashoka, y Marcela Páramo, del Instituto Marce Páramo, sostuvieron una charla enfocada en el emprendimiento social.
Tenacidad. Ética. Creatividad. Y una constante búsqueda de la innovación.
Estos son, según Marcela Páramo, algunos de los elementos que debe reunir una persona que quiera convertirse en emprendedor social. La fundadora y directora del Instituto Marce Páramo —antes Centro Psicoeducativo Freire— asistió al ITESO para participar, junto con Sofía Ortega, de Ashoka México, en la charla “El emprendimiento social, una fuerza creativa para transformar el mundo”.
La actividad, organizada por las VII Jornadas de Comercio Justo del ITESO, comenzó con una pregunta de Ortega, quien cuestionó a los asistentes qué entendían por innovación y emprendimiento social para luego contar la historia de Ashoka, una red mundial que congrega proyectos de esta índole y que tiene 30 años en México.
En Ashoka –donde apoyan a más de 240 proyectos en México y Centroamérica y unos tres mil en el planeta– entienden el emprendimiento social como “un proceso en el que los ciudadanos constituyen y transforman instituciones para resolver problemas sociales; crean nuevos equipos y recursos para mejorar la sociedad y resolver problemas de manera sustentable y sostenible”, dijo Ortega.
“Todos tienen claro que quieren solucionar un problema y hay un elemento clave: los líderes de los proyectos tuvieron esa claridad desde que eran jóvenes, desde que estaban en la universidad, por eso también trabajamos con universidades que dan importancia a la solución de problemas de la comunidad en su formación educativa”.
Posteriormente tomó la palabra Páramo, cuyos proyectos de apoyo a niños y jóvenes con alguna discapacidad, Inclúyete en mi Vida y Yo Pongo el Corazón (yopongoelcorazon.org), han trabajado con Ashoka.
“En México hay un 6% de personas con algún tipo de discapacidad, pero mi trabajo no está con ellas. Mi trabajo es con el otro 94% para sensibilizarlo y generar empatía”. Foto Roberto Ornelas