En 1974 nacieron las Orientaciones Fundamentales del ITESO (OFI), un conjunto de reflexiones filosóficas, sociales y espirituales que tienen como objetivo inspirar las acciones que realiza la institución a través de todos y cada uno de sus integrantes.
¿Para qué existe una universidad como el ITESO? ¿Cuáles son sus prioridades? ¿Qué tipo de relación debe tener con sus alumnos, profesores y la sociedad que la rodean? ¿Qué tipo de educación debe impartir? ¿En qué puede contribuir para mejorar las condiciones de un país como México?
Desde su fundación, preguntas similares habían rondado la cabeza de quienes construyeron el proyecto ITESO, aunque no fue sino hasta 1974 cuando estas se reflexionaron más a profundidad, se ordenaron, se discutieron y finalmente se pusieron en papel, dando origen a las Orientaciones Fundamentales del ITESO, las OFI, un documento indispensable si se quiere entender la razón de ser de esta institución que nació en 1957 y cuyo modelo educativo fue confiado a la Compañía de Jesús.
Las OFI son tres: La Inspiración Cristiana, Una Filosofía Educativa Específica y Un Compromiso Social Definido. Desde estas tres grandes ramas se desprenden decenas de pensamientos, recomendaciones, sugerencias o axiomas que, ya sea de manera explícita o implícita han buscado, a lo largo de más de tres décadas, inspirar cada acción, cada decisión, cada programa de estudios y cada proyecto de intervención social en el que el ITESO se vea involucrado.
“Entendemos el compromiso social como un compromiso institucional y personal de construir una universidad para la justicia, es decir, que forma profesionistas capaces de colaborar activa y eficazmente al cambio social que México necesita con urgencia”, dicen las OFI, las cuales después de 30 años se mantienen absolutamente vigentes en lo que se refiere a las necesidades de un país que en aquel entonces rondaba los 50 millones de habitantes y ahora supera los 110 millones, y cuyas inequidades sociales y económicas se han ensanchado notablemente.
En cuanto a la Inspiración Cristiana que guía el trabajo de la universidad, las OFI echan mano de conceptos muy concretos para explicarla: “Un cristianismo auténtico no tolera que la universidad se refugie en la suavidad de la fácil especulación académica, sino que la impulsa a la reflexión, al compromiso en la acción, en la acción transformadora de este mundo en que vivimos, unos cómodamente, otros en las carencias más extremas”.
Todos los días, en cada detalle y en cada acción
Las OFI están en un taller de escritura para pulir las habilidades de los alumnos, en los aventones que dan los universitarios para aminorar el tráfico en la ciudad y en los colectivos y voluntariados que trabajan desde la universidad para mejorar la movilidad de la urbe, auxiliar a compatriotas afectados por desastres naturales o dignificar el trato hacia los migrantes.
También habitan las secundarias y bachilleratos bilingües que el ITESO apoya en diversas comunidades indígenas, en un lugar como el Centro Polanco, que precisamente desde 1974 (cuando las OFI fueron escritas) trabaja en el sur de la ciudad con niños de escasos recursos que tienen problemas de aprendizaje y, por supuesto, están en el corazón de decenas de Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) que intentan, desde distintos ámbitos, cambiar la realidad social de la ciudad y la región.
Nombrarlos a todos sería imposible, pero como ejemplos ahí están el PAP “ARTS arte social”, involucrado en proyectos nacionales e internacionales relacionados con temas sociales o implementando ludotecas, talleres y exposiciones para niños de colonias marginadas, y también el PAP “Transformando realidades desde la cultura”, el cual llegó a la colonia Tabachines para brindarles a los vecinos alternativas de integración y convivencia.
“La confianza que las comunidades ponen en ti te incita a seguir y poder aprender de esas personas”, afirma Ana Karen Gastelum, estudiante de Ciencias de la Educación que participó en él.
En un texto titulado “Sobre las OFI en la vida cotidiana de la universidad”, el Consejo Universitario del ITESO señaló en 2013 que las OFI son un “referente básico” para quienes conforman esta comunidad, al ser no únicamente las grandes apuestas de la universidad, sino un marco inspirador y una serie de preceptos que no deben cumplirse mecánicamente y requieren ponerse al día continuamente.
Ese “ponerse al día continuamente” implica, a decir del Consejo, interpretarlas en el contexto de la realidad actual, imaginarlas más como una invitación a preguntarnos cómo hacemos nuestro trabajo y cómo podríamos hacerlo mejor, a pensar que son ideales abstractos e inalcanzables, lo cual puede diluir las OFI o alejarlas de la cotidianeidad universitaria.
“Están presente en muchos ámbitos de la vida de la universidad, aunque no siempre con la intensidad deseable y muchas veces de manera implícita”, apunta el Consejo Universitario, por lo que en dicho documento (puedes descargarlo aquí: Documento OFI CU) sugiere distintas acciones, por ejemplo: abrir espacios de diálogo donde se conozcan y debatan, aterrizarlas en sencillos proyectos en aulas, oficinas o centros, fortalecer su presencia en los cursos de inducción a alumnos y profesores, propiciar experiencias en torno a ellas en asignaturas del Centro de Formación Humana y el Área Complementaria o darles un lugar preponderante en el proyecto denominado “Fortalecimiento de la formación integral al Estilo Ignaciano”.
Dicen las OFI que “el ITESO no se contenta con ser un simple conjunto de carreras, ni se interesa solamente en preparar técnicos o profesionistas, por cualificados que sean”, sino que intenta ser, ante todo, un lugar “en que confluyen todos los miembros de la comunidad universitaria para la búsqueda de la verdad, para la creación y la transmisión de la cultura y para la aplicación de la verdad descubierta a formas experimentales de convivencia cada vez más humanas y más justas”.
Para que no queden en un mero “ideal, bello pero irreal” y mantengan su fuerza y frescura a 30 años de su redacción original, las OFI demandan la apertura y compromiso de todos los que forman parte de la comunidad ITESO, sin distinciones: alumnos, profesores, directivos, personal, egresados… Todos.
Texto Consejo Universitario ITESO
Foto Luis Ponciano