Marcela Morales Robles, egresada de Relaciones Internacionales, afirma que el ITESO le dio las herramientas técnicas y humanas para afrontar del mejor modo sus retos profesionales
Lo que para muchos estudiantes es un sueño, para Marcela Morales Robles es una realidad. Egresada de la Licenciatura en Relaciones Internacionales del ITESO, desde hace casi cuatro años forma parte de la Misión de Paz de las Naciones Unidas en Colombia, donde colabora para robustecer las estructuras de consolidación de paz en ese país.
Sin embargo, Marcela no siempre estuvo segura de querer estudiar Relaciones Internacionales, y aun cuando ya estaba matriculada, trabajar para la ONU no era su objetivo. Poco a poco, diversas coyunturas de dimensiones mundiales la han acompañado para descubrir y confirmar su pasión por el mundo, desde su análisis histórico, social, político, jurídico y cultural.
La primera de estas coyunturas se dio apenas un mes después de que Morales Robles llegara al ITESO. A media clase, un compañero irrumpió en el salón anunciando el ataque a las Torres Gemelas. Durante las siguientes semanas, estudiantes y profesores se envolvieron en una dinámica de análisis sumamente horizontal. “El mundo cambió a partir de eso y nosotros le íbamos dando seguimiento a los hechos día con día”, relata.
Sin estar segura del rumbo que habría de tomar una vez egresada, incluso se planteó no ejercer y optó por dar clases de inglés y estudiar pintura. Todo cambió cuando, un par de años más tarde, tomó una oportunidad de trabajo en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), para formar parte del equipo de la subsecretaría encargada de procurar las relaciones de México con regiones como Europa, Asia, África y Medio Oriente.
Tras ocho años de experiencia en la cancillería, Marcela obtuvo una beca del entonces Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y partió a Londres a estudiar un posgrado en Políticas del Medio Oriente en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS, por sus siglas en inglés).
“La maestría me cambió completamente la forma de ver la vida. Inicié mis estudios en una época súper interesante, cuando justo había aparecido el Estado Islámico de Irak y Siria [mejor conocido como ISIS]”, recuerda.
El término de su maestría coincidió en tiempos con la apertura de la embajada de México en Jordania y Qatar. “Levanté la mano para ir a Jordania y fue una experiencia interesantísima. Aprendí cuán parecidos podemos ser aun siendo culturas tan lejanas, para bien y para mal. Ver cómo nuestra capacidad de relacionarnos con otras personas es la misma, literalmente, aquí o en China”, menciona Marcela.
En Jordania, la itesiana estuvo cercana a temas como construcción de paz y derechos humanos en torno a la crisis de refugiados sirios. “Salían por miles en las fronteras y quedaban estacionados en el desierto esperando que los dejaran entrar a Jordania. También me tocó [que hubiera] atentados en las fronteras; el gobierno jordano no dejaba entrar a los sirios porque decía que había células de terrorismo entre todos esos miles de personas y no quería que se filtrara a los campos de refugiados”, explica.
“Las herramientas que te da el ITESO van ese sentido: te dan la posibilidad de soñar para cambiar el mundo. Y siento que aquí sí se puede.”
Movida por el deseo de que su trabajo tuviera mayor impacto en las coyunturas sociales y políticas de ese momento, empezó a buscar espacios para colaborar con organizaciones internacionales. Salieron oportunidades en Afganistán, Irak, Sudán y Colombia, en este último caso a través del sistema de Naciones Unidas, para apoyar en la implementación del Acuerdo de Paz.
Llegó en 2019 al país sudamericano y, a los pocos meses, la pandemia por covid-19 la obligó a hacer su trabajo desde la virtualidad, tras lo cual ya ha podido retomar sus actividades en campo de manera normal para contribuir al fin del conflicto armado entre el estado colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
“Colombia me desbordó en mil sentidos. Estudié justo para eso. La experiencia ha sido muy gratificante y de mucho aprendizaje. Desde la ONU, trabajo en tratar de que las cosas en términos políticos vayan mejorando”, dice.
A futuro, a Marcela le interesa crecer en la organización y seguir desempeñándose en torno a los derechos humanos en países de Medio Oriente, África o Asia, aunque admite que “el trabajo de Naciones Unidas no va a salvar al mundo. Puede aportar, pero no es varita mágica”.
Tras más de 15 años de experiencia, tanto en el sector gobierno como en el sistema de Naciones Unidas, Marcela Morales Robles afirma que en el ITESO obtuvo los conocimientos y las habilidades necesarias para estar plenamente preparada ante los retos profesionales que se le presenten.
Asimismo, reconoce que fue durante su etapa en la universidad jesuita que desarrolló la habilidad de empatizar con personas de otras culturas y contextos completamente distintos al suyo, lo cual le ha sido de utilidad durante toda su carrera.
“Las herramientas que te da el ITESO van ese sentido: te dan la posibilidad de soñar para cambiar el mundo. Y siento que aquí sí se puede”, añade.
FOTO: Luis Ponciano