La asignatura de Economía Social, parte de los programas educativos de Finanzas y Administración y Emprendimiento y materia optativa para todas las carreras del ITESO, ofrece a quienes la cursan la oportunidad de conocer, de primera mano, otras formas de hacer empresa y economía

Por Josefina Robles y Rodrigo Rodríguez, profesores de la materia de Economía Social

La economía social y solidaria puede ser una alternativa transformadora. No basta con medir los resultados de las empresas por cuánto generan en ganancias o por sus ingresos monetarios, es necesario tener un enfoque en el cual el bienestar de las personas y el cuidado del medio ambiente se mantenga en el centro de las decisiones económicas. Esta es la manera en cómo buscamos que los estudiantes de la materia de economía social puedan acercarse a formas de organización alternativas en las cuales la generación de riqueza económica no sea un fin en sí mismo, sino un medio para lograr mayor bienestar de las personas, es decir: “la persona en el centro y no el capital”.

Cuando nos limitamos a medir el éxito de una empresa solo por la cantidad de ingresos que genera, corremos el riesgo de ignorar todos los costos no deseados que pueden acompañarlo, estos pueden ir desde el mal uso de los recursos naturales, como contaminar las aguas o los suelos, o generar condiciones sociales que reduzcan la brecha de desigualdad, por ejemplo, al no permitir que las personas compartan con las empresas no solo sus riesgos, sino los beneficios que generan. Lamentablemente, los más afectados por esos costos sociales y medioambientales suelen ser las personas más desfavorecidas y vulnerables. En última instancia se busca una economía para la vida.

En los cursos de Economía Social del ITESO buscamos que los estudiantes conozcan de primera mano otras formas de hacer empresa y economía en los que encuentran referentes de organizaciones y emprendimientos en los cuales las personas y el medio ambiente son la principal razón de ser. Así, se generan experiencias de aprendizaje situadas en espacios donde los estudiantes aprenden de manera activa, participativa y colaborativa con quienes ya conforman proyectos de economía social y solidaria. Se busca, así, que los estudiantes vayan “de los textos a los hechos”.  

Durante el ciclo de primavera 2024 estos estudiantes tuvieron la oportunidad de visitar tres espacios de cooperativas y organizaciones que centran su modelo de trabajo en la economía social y solidaria en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Quienes integran estas organizaciones resuelven parte de sus necesidades de producción, consumo y/o financiamiento de forma colaborativa y en condiciones de mayor justicia social.

Caja Popular Atemajac: cubrir nuestras necesidades de financiamiento

Posiblemente las cooperativas que más reconocemos sean las llamadas cajas populares o cajas de ahorro y préstamo; en ellas los integrantes o cooperativas se organizan de manera autónoma para facilitar su acceso a productos formales de ahorro y opciones de crédito.

A diferencia de los grandes bancos, la caja popular establece condiciones en favor de sus ahorradores y cooperativista ya que son ellos los dueños de los recursos de forma colectiva. Así logran mejorar condiciones de acceso a crédito y ahorro formal, cuidando a sus integrantes de pagos excesivos o de prácticas agiotistas.

“Este espacio es un claro ejemplo de cómo el país puede crecer económicamente y beneficiar a la sociedad si más empresas adoptan este enfoque. En lo personal, no conocía la importancia de estas empresas en el mundo empresarial, pero ahora entiendo que son igual de necesarias, e incluso más, que aquellas que operan únicamente con fines de lucro.” Cassandra Briseño, alumna de Administración de Empresas y Emprendimiento

Conoce más sobre sobre esta Caja Popular aquí.

Feria de Productores: comercio justo y cercano

La Feria de productores es un mercado físico de productores locales que se encuentra cada semana para ofrecer alimentos y productos que llegan desde municipios cercanos a Guadalajara.

En la feria de productores hay actividades culturales y educativas donde los intercambios se dan sin intermediarios y cuidando que se ofrecen alimentos producidos sin químicos sintéticos.  En este mercado se retoma la importancia del encuentro cara a cara, característico de nuestros mercados tradicionales en los que se reconoce a las personas y no solo a compradores y vendedores.

“Lo que más llama la atención de la Feria de Productores es la autenticidad y la conexión directa entre productores y consumidores. A diferencia de otros locales comerciales, donde los productos a menudo pasan por varias manos antes de llegar a los estantes, aquí los consumidores pueden hablar directamente con los productores, conocer la historia detrás de los productos y entender el proceso de producción”. Jorge Iturriaga, alumno de Ingeniería Financiera

Cooperativa de Consumo Consciente Milpa y Opuntia Cocina viva: apostar por la autonomía y las propias elecciones

Cooperativa de Consumo Consciente Milpa (CCC Milpa) y Opuntia Cocina Viva (Opuntia) son dos proyectos que dan muestra de colaboración en red. Estos proyectos comparten su interés por ofrecer alimentos libres de agroquímicos y pesticidas, los cuales son dañinos para la salud de las personas, pero además dañan los ecosistemas y economías locales.

CCC Milpa es una cooperativa de consumidores, por lo que las familias de la cooperativa se organizan autónomamente para tomar decisiones sobre el tipo de alimentos que quieren llevar a sus familias y a las personas campesinas a las que benefician con sus compras. De maneara que en alianza con pequeños productores locales logran salirse de la dependencia de acaparadores y de la lógica de las grandes cadenas de autoservicio, asegurando un mercado con compras estables para los productores y una calidad acorde para los cooperativistas.

Mientras que Opuntia, ofrece permanentemente alimentos frescos y algunos procesados de manera artesanal que llegan principalmente de municipios cercanos a Guadalajara. Opuntia apuesta por el rescate y preservación de un alimento vivo, es decir, alimentos que se mantienen en nuestras dietas preservando variedades, sistemas de producción y maneras de preparación en nuestra gastronomía.  Todo esto cuidando que en el proceso de producción, transformación y consumo se procure el bienestar social, ambiental y económico de quienes participan. No es solo una tienda de alimentos orgánicos, conforman comunidades de personas que activamente se procuran bienestar.

“Luego de la charla que tuvimos con los anfitriones quedé aún más sorprendido por conocer la forma en la que trabaja esta organización, pues es algo que yo no había escuchado y mucho menos observado. Estas formas de trabajo claro que agregan valor tanto para el consumidor como para el proveedor y demás, pues mentalmente ya estamos conscientes de lo positivo que es aportar directa o indirectamente a estas organizaciones”. Alexis Flores, alumno de Administración de Empresas y Emprendimiento

FOTOS: Alfredo García, Carlos Mireles y Josefina Robles