A casi 30 años de que expertos acuñaran el término “sustentabilidad”, el ITESO presentó el primer tomo de una colección pionera en el país: Miradas Colectivas hacia la Sustentabilidad.
POR ENRIQUE GONZÁLEZ
No puede ser una moda. No puede ser algo que se aborde a la ligera unilateralmente desde tal o cual ciencia. No puede ser un asunto partidista. No puede ser algo que se minimice y mucho menos que se ignore.
Los graves daños que la humanidad le ha infligido al planeta –sobre todo en las décadas recientes, reflejados nítidamente en el acelerado cambio climático– marcan el fin de una era y reclaman la urgente implementación de un nuevo modelo de civilización que priorice, sí o sí, la sustentabilidad.
Estas fueron algunas de las ideas que se vertieron la noche del 14 de diciembre en la Biblioteca del ITESO, durante la presentación del libro Aportes a la Sustentabilidad. Una Mirada desde la gestión del territorio y los recursos naturales, primer tomo de la colección Miradas Colectivas hacia la Sustentabilidad, impulsada por el Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano (DHDU) y los dos posgrados de la universidad inmersos directamente en esta temática: las maestrías en Ciudad y Espacio Público Sustentable y la de Proyectos y Edificación Sustentables.
“A pesar de muchísimas voces y muchísimas ideas y pensamientos que desde arriba quieren negarla, la crisis ambiental está por todos lados, es una crisis civilizatoria; este modelo civilizatorio que privilegia el capital para unos cuantos, que privilegia las decisiones de los tecnócratas y el rápido retorno de las ganancias a costa de los impactos ambientas de largo plazo, está llegando a su límite. El libro lo deja muy claro”, afirmó Jaime Morales, doctor en Agroecología, miembro del Centro de Investigación y Formación Social del ITESO y encargado de presentar la obra editada por la oficina de Publicaciones de esta Casa de estudios y coordinada por Mara Cortés, profesora del DHDU.
En sus páginas, académicos e investigadores de la universidad vierten, a través de 13 artículos, datos científicos, observaciones sobre los entramados urbanos y recomendaciones en torno a temas como agricultura vertical, cuidado del patrimonio urbano en Zacatecas, la apropiación de la Plaza Tapatía o una intervención arquitectónica en San Cristóbal de las Casas.
Los textos, celebró Morales, están escritos de manera accesible y no pretenden ser materiales exclusivos para el claustro académico.
“Nada de lo que hagamos desde la ciencia que no sirva para aliviar el sufrimiento humano tiene sentido. Escribir un artículo científico en una revista de alto impacto lo hace cualquier gente, hasta un científico; escribir materiales de divulgación que sirvan para que la gente se informe, razone, participe y tome en sus manos su destino, eso requiere de otro tipo de científicos”.
COMBINAR CONOCIMIENTOS Y VOCES, EL RETO PARA DARLE LA VUELTA A ESTO
“¿De qué profesión es tema la sustentabilidad? ¿Quién la atiende?”, se preguntó Morales, quien estuvo acompañado por Cortés y Óscar Castro, jefe del DHDU.
La sustentabilidad, concepto que propone que satisfagamos nuestras necesidades sin poner en riesgo las de generaciones futuras y que se hizo público por vez primera en el célebre Informe Brundtland (1987), no puede y no debe abordarse de manera aislada por un ecónomo, un sociólogo, un agrónomo o un químico, enfatizó el investigador.
“Tenemos que acercarnos desde miradas complejas transdisciplinares e interdisciplinares. El camino de este país no puede seguir siendo el camino de la insustentabilidad; no se trata de encontrar una vía a la sustentabilidad, sino de ir construyendo diferentes sustentabilidades; para mí eso es muy importante”, subrayó Morales, quien recordó que, según palabras del teólogo brasileño Leonardo Boff, apostar por las sustentabilidades –porque no hay una sola–, es apostar por la vida y asumir una postura ética ante el mundo.
Uno de los retos que enfrenta la naciente colección, a decir de Morales, es la futura inclusión de distintas voces de la sociedad, al conocimiento popular y tradicional procedente de activistas, agricultores o colectivos ciudadanos.
“Que sea una invitación para que gente que trabaja con otras sustentabilidades tenga cabida, no solo la de las ciudades. ¿No merecerán estar incluidos en una feliz colección como esta, o serán miradas colectivas solo de los académicos?”
Fotos Roberto Ornelas/Archivo