Profesores del Departamento de Psicología, Educación y Salud del ITESO analizan el nivel educativo en México, a propósito de los resultados de PISA y los malos resultados obtenidos por el país.

“Cuando nada cambia en las escuelas, nada va a cambiar en el aprendizaje”, considera Luis Felipe Gómez, del Departamento de Psicología, Educación y Salud (DPES) del ITESO, a propósito de los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE).

Autonomía e innovación en las escuelas son algunos aspectos que e Gómez, así como Juan Carlos Silas y Eduardo Arias, del mismo departamente, destacan como necesarios para la transformación educativa del país.

“Lo trágico de este asunto es que vamos a seguir saliendo mal en las evaluaciones siguientes”, señala, además de lamentar la falta de innovación en las aulas.

“Las escuelas son las mismas, los profesores son los mismos, las maneras de enseñar son las mismas, solamente cambian los estudiantes, pero los estudiantes, aunque no son los mismos, tienen las mismas características de los anteriores”.

Arias apunta que el Estado habla de la autonomía a las escuelas, pero se refiere al aspecto administrativo, no al pedagógico, y señala que desde el gobierno se marcan los ejes a desarrollar, además de que los maestros no pueden decidir el tipo de capacitación que necesitan.

“Creo que el que las escuelas logren más autonomía es un asunto clave, que la autoridad se arriesgue a confiar en sus maestros”, dice Arias. “Estamos formando en contenidos no estamos formando en proyectos”, coinciden ambos, quienes también cuestionaron que en México siga existiendo un modelo enciclopedista que alienta a que «el alumno sepa decir, no necesariamente que sepa resolver».

Silas menciona que, a diferencia de países orientales donde los currículos tienen menos de 50 temas, en México la cantidad de temas por ver es muy superior, así que se ven de manera superficial.

“Creo que el tema es más sistémico, más cultural, más curricular, más de las condiciones de las escuelas y no solo tiene que ver con el maestro o el alumno”.

Resultados reflejan inequidad educativa

  • A los jóvenes estudiantes mexicanos evaluados les fue mal en casi todo y no muestran avances desde hace 10 años. En resumen:
  • El desempeño de México está por debajo del promedio de la OCDE en todos los rubros, que es de 493 puntos. En Ciencias, México obtuvo 461 puntos, 423 en Lectura y 408 en Matemáticas. Vietnam, por ejemplo, llegó a 525 en Ciencias, mientras que el primer lugar en todas las áreas, Singapur, sumó 556.
  • Menos del 1% de los estudiantes alcanzó el nivel de excelencia.
  • En Ciencias, el rendimiento de los mexicanos no varió significativamente desde 2006.
  • México invierte 27 mil 848 dólares en educar a cada estudiante entre las edades de 6 a 15 años. Este nivel de gasto es 31% del promedio de la OCDE.

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La prueba PISA, explican los académicos, mide competencias del alumnado a partir de tres ejes: pensar la realidad matemáticamente, qué tanto comprenden lo que leen y cómo han aprendido las ciencias.

Más allá de los promedios, Gómez señala que si se quitan los resultados se puede ver la inequidad en el sistema educativo mexicano, donde en las telesecundarias, por ejemplo, existe un profesor que no tiene formación pedagógica y debe impartir varias materias.

“Entre más se van alejando las escuelas de los centros urbanos, estas tienen más carencias y curiosamente, en lugar de darles más recursos a las escuelas donde hay una mayor necesidad, a esas les dan menos; hay maneras de perpetuar la inequidad educativa”, sentencia Gómez.

Es en las zonas rurales y marginadas donde la educación está más mal, añade Silas. Sin embargo, los resultados mundiales de PISA revelan que los estudiantes que han ido a escuelas privadas están lejos del nivel de otros países.

A decir del profesor, el que no se repruebe a los alumnos en secundaria implica que aquellos que tienen un seis de calificación en realidad significa que no tienen los conocimientos necesarios y la prueba de PISA aplica una métrica diferente a la valoración del profesor mexicano.

Alumnos desinteresados, alumnos desmotivados

Gómez enfatiza que el sistema educativo mexicano «simula» que todos van bien.

“Si los alumnos no reprobaran, pero tuvieran la oportunidad de tomar clases a su nivel o de acuerdo a sus intereses, eso haría un enorme cambio en nuestro sistema educativo, que es muy rígido», refiere el especialista.

«Todo el mundo tiene que seguir ese conjunto de asignaturas prescritas desde el centro del país, sin la posibilidad de que haya cambios más locales”.

Arias agrega que si los estudiantes no le ven un sentido o utilidad a los contenidos, ello favorecerá la deserción escolar.

En cuanto al tema de la sonada reforma educativa de 2013 que promovió el gobierno de Enrique Peña Nieto, Silas señala que esta no tocó el ámbito académico y que se trató de una reforma meramente administrativa (ver el video abajo).

httpv://www.youtube.com/watch?v=8naRmdVmORA&feature=youtu.be

Lo que se necesita, considera, es innovar en las escuelas, “y se puede innovar desde la reforma, sin reforma o a pesar de la reforma”.

“Es algo muy sabido que las grandes reformas no cambian la educación, hace falta trabajar en lo particular, en lo local, en la cultura de cada una de las escuelas; las escuelas no son iguales y hay que trabajar desde dentro”, complementa Gómez.

Por su parte, Silas cuestiona que para el año escolar 2017-2018 vaya a dejar de operar el modelo educativo que comenzó a operar en 2011 sin siquiera evaluarlo. “Los tomadores de decisiones en la política educativa mexicana conocen muy bien el modelo finlandés, y sería muy bueno que conocieran el modelo mexicano, porque no conocen la realidad de las escuelas mexicanas”.

Los tres lamentan que en torno a la figura de los profesores haya un desprestigio generalizado, cuando es el sistema el que está mal. “Hay responsabilidades [de los profesores], sí, pero hay que dedicarnos mejor a construir, porque esto no nos va a llevar a ningún lado”, recomienda Silas. Foto Archivo