Gerardo Valenzuela Rodríguez, SJ, se despide hoy del ITESO luego de seis años al frente del Centro Universitario Ignaciano. Uno de los principales retos que ve a futuro es garantizar la incidencia de la Compañía de Jesús en el programa curricular de esta casa de estudios.

Por Teresa Sánchez Vilches

La espiritualidad que sigue las enseñanzas de San Ignacio de Loyola lleva a las personas a conocerse, a identificarse consigo mismas, a interiorizar y a descubrir el sentido verdadero de su existencia. Esto modifica y ayuda a mejorar las relaciones entre los seres humanos y el entorno que habitan. De 2016 a la fecha, en el Centro Universitario Ignaciano del ITESO (CUI) se propusieron acercar esta filosofía a los académicos y al personal administrativo del campus. Antes, su trabajo estaba enfocado sólo en los alumnos.

Gerardo Valenzuela Rodríguez, SJ, se despide hoy de esta casa de estudios, luego de seis años al frente del CUI.

El jesuita norteño, nacido en Durango en 1960, está contento, emocionado y muy satisfecho con lo que logró codo a codo con su equipo de trabajo: pequeño pero muy comprometido. Desde los primeros días de su encomienda, y a petición del entonces rector del ITESO, José Morales Orozco, SJ, comenzó a planear formas de priorizar la promoción de la identidad ignaciana en toda la Universidad.

Así, después de dar varios talleres en distintos departamentos y de infinidad de jornadas de trabajo arduo, hace tres años vio la luz uno de los proyectos más representativos de su gestión: la Ruta de Formación Ignaciana para Colaboradores. Este programa tiene una duración de cuatro semestres, tiempo en el que se imparten los módulos de Identidad y Espiritualidad, Autoconsciencia y Espiritualidad, Discernimiento Ignaciano,y Discernimiento Cristiano para la Praxis Política.

En entrevista, Valenzuela Rodríguez, quien forma parte de la Compañía de Jesús desde hace 35 años, resalta que uno de los temas pendientes del centro es garantizar la incidencia de los valores de san Ignacio en los programas curriculares de esta Universidad: “Creo que ése es un reto, porque realmente nuestros programas no tienen este rasgo; el ITESO lo tiene en el ambiente, pero curricularmente no está embebido lo ignaciano. Ése es un gran reto para el que ya empezamos a trabajar desde hace tiempo en el CUI”.

Entre los planes que se tienen para el futuro próximo está desarrollar una materia que se ofrezca en todas maestrías. Además, hay siete proyectos en curso con la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL), uno de ellos alojado en el ITESO.

“Este semestre trabajamos en un taller sobre pedagogía, con el estilo pedagógico de Ignacio que está en los ejercicios espirituales. Trabajamos con profesores. Es el primer taller que dimos, la verdad con muy buenos resultados. Vamos a repetirlo el próximo semestre, y estamos elaborando el segundo taller que queremos dar, sobre todo, a las coordinaciones académicas. También estamos desarrollando con Educación Continua un diplomado en espiritualidad ignaciana; yo esperaría que el próximo año empezáramos a ofertarlo”, explica el sacerdote.

Sobre los pendientes que deja en el CUI, Valenzuela asegura que lo primordial es continuar con todos los proyectos que ya existen: “Me parece que el equipo tiene el conocimiento de todo lo que hacemos. Yo reorganicé la forma en que estaba el equipo. Ahora unos conocen lo que hacen los otros, y viceversa. Todos colaboran en la formación de alumnos o en la Ruta de Formación Ignaciana para Colaboradores. Entonces todos están involucrados en todo”.

“En ese sentido, no me preocupa, pero sí queda el reto de continuar y terminar los proyectos académicos que tenemos. Seguir con la vinculación con otras universidades. El proyecto es que vengan alumnos de otros lugares y que vayan alumnos nuestros también hacia allá. Desde la AUSJAL estamos desarrollando el voluntariado latinoamericano”, añadió.

Gerardo Valenzuela, SJ, manifestó su agradecimiento a toda la gente del ITESO, lugar donde cosechó muchas satisfacciones que enriquecieron su trayectoria como jesuita y como persona: “Habrá cosas en la que hay que seguir trabajando, por supuesto, como cualquier organización. Creo que en el tema de identidad hay que trabajar mucho. Hay muchas instancias del área académica que no tienen la impronta ignaciana. Me parece lógico porque no había trabajado el CUI de esa manera. No lo habíamos hecho, estábamos enfocados en los alumnos, y bueno, ha cambiado ya”.

Este viernes 15 de julio, Gerardo Valenzuela Rodríguez, SJ, será despedido con una eucaristía organizada por la comunidad itesiana. En dos semanas viajará a su siguiente destino: el Instituto Oriente de Puebla, donde se convertirá en el nuevo rector.

Fotos: Roberto Ornelas