Los adultos mayores son doblemente vulnerables en esta pandemia, por lo que integrantes del PAP “Ciudades amigables con los mayores en el AMG” idearon estrategias para seguir acompañando a esta población, con los retos de la brecha digital.

Por un lado, porque son población de riesgo de contagio. Y por el otro, porque la brecha digital entre su generación y las nuevas es mayor, y en este momento que la tecnología es de los pocos recursos para hacer contacto, crear vínculos o trabajar. 

Así que este verano, el Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) “Ciudades amigables con los mayores en el AMG”, del Centro Interdisciplinario para la Formación y Vinculación Social (Cifovis) tuvo un doble reto. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) de las Naciones Unidas concibió en 2005 una guía para Ciudades amigables con los adultos mayores, publicada dos años después.  

Guadalajara y Zapopan han obtenido este certificado, y este PAP ha trabajado alrededor de estos elementos necesarios para el bienestar de los adultos mayores, y atiende situaciones que viven las personas mayores de nuestra ciudad en alianza con el DIF de Guadalajara. 

“Los estudiantes trabajan proyectos con grupos de personas mayores en centros de desarrollo comunitarios para generar proyectos con ellos, para ellos, para su ciudad, con el objetivo de mejorar sus condiciones de vida en diferentes ámbitos”, explicó Martha Cristina Rojo, profesora responsable del PAP. 

Por ser uno de los grupos vulnerables ante la pandemia, el reto fue realizar talleres y actividades con sana distancia. Este verano, se realizaron dos talleres de diversas temáticas: uno por medio de grupos de WhatsApp, y otro por medio de videoconferencias en la plataforma Zoom. 

Estos talleres están dirigidos a líderes de los centros, que son alrededor de 100 personas mayores.  

“La intención es que, con los materiales que están produciendo los chicos, y con todo el cronograma de actividades, puedan ser replicados por el grupo de personas a través de sus líderes”, dijo la profesora. 

Idearon el taller “Encerrados pero enredados”, y se planeó un cronograma basado en las problemáticas que los estudiantes detectaron que existen entre las personas mayores a partir de su confinamiento. 

Este PAP está diseñado para que lo cursen alumnos de todas las carreras, y los proyectos se llevan a cabo a partir de un análisis y trabajo de investigación con participación de la misma comunidad.

“Autocuidado, recreación y cultura, cómo detectar fake news en sus cadenas de whatsapp de amigos y familia para no caer en pánico, actividad física… todas estas actividades las diseñamos y producimos a partir de las problemáticas que detectamos”, explicó Rebeca Béjar, estudiante de Comunicación y Artes Audiovisuales, y participante del PAP junto con Jonathan Barrera, de Ciencias de la Comunicación. 

“No se trata de hacer exactamente lo que les pedimos, sino armarlos de herramientas como el ejercicio para que se sientan bien y animados por las mañanas, el criterio de saber qué notas son falsas, y todo diseñado a partir de su propia experiencia”, dijo Jonathan. 

Sí, está el reto de la tecnología y la brecha generacional, pero encontraron cómo repartir los talleres dependiendo de la temática. Algo tan simple como enviar por Whatsapp un video de Salud y Deporte con ejercicios específicos para personas de la tercera edad, pero usar Zoom para realizar un juego de mímica e impresiones, en las que cada persona se conecta desde su casa, para su cuidado. 

“Y es también integrarnos y darles compañía dentro de esta pandemia, no es solo, ‘hola, este es el taller’, sino que estamos cien por ciento en lo sentimental, emocional, en escucharnos, y creo que el fin de estos espacios es que para que ellos se expresen y que se queden en un futuro, y los contenidos se compartan fuera de estos grupos: con el vecino, los nietos”, abundó Cristina Rojo.  

“Esta modalidad es algo innovador para el DIF, y los chicos se están atreviendo a explorar otras posibilidades, trabajando en adaptar cada tema a la plataforma, y han tenido muy buena participación”, explicó Martha Ramírez, también profesora encargada del PAP.  

Es parte de una adaptación a los cambios que requieren replantearse la forma de ejecutar actividades tan importantes para la calidad de vida de un grupo vulnerable como lo es la comunidad de la tercera edad, opinaron los integrantes del PAP.