El diálogo tuvo como objetivo discutir alrededor del papel y la importancia de la sociedad civil de cara a las próximas elecciones y en la construcción de la democracia.

El proceso electoral de 2021 se da bajo circunstancias peculiares: una evidente polarización política atizada desde el Ejecutivo federal, una crisis de confianza y credibilidad en los partidos políticos y una pandemia que apenas da visos de ceder. Ante este contexto, la sociedad civil tiene en puerta retos que deberá enfrentar para definir el rumbo del país durante los próximos años. 

Este fue el tema de discusión durante el foro “Los desafíos de la sociedad civil ante las elecciones de 2021”. El diálogo, organizado por la Dirección General Académica (DGA) del ITESO y moderado por Juan Larrosa Fuentes, académico del Departamento de Estudios Socioculturales (DESO), fue inaugurado por el Rector Luis Arriaga Valenzuela, SJ, quien mencionó que, para la Compañía de Jesús, la sociedad civil juega un papel indispensable en la vida electoral y política del país.  

“La formación política de los ciudadanos es imprescindible para conformar una participación que vaya más allá de los marcos electorales. La democracia, entendida como un gobierno de participación y responsabilidad colectiva, tiene que posibilitar que la población se involucre en la vida pública”, dijo. 

Sostuvo que la sociedad civil es primordial para generar y promover procesos de transformación y cambio sociopolítico en la vida democrática del país, a la vez que consideró necesario fortalecer instituciones y defender la independencia de organismos autónomos. 

Lo que está en juego en 2021 

“Desde 2018 vimos, más que un cambio histórico, la promesa de un cambio histórico. Lejos del cambio prometido, hemos tenido una absoluta continuidad donde no han desaparecido los escándalos de corrupción; lejos estamos de haber mejorado en la seguridad pública común y mucho menos en el control de la amenaza del crimen organizado”, mencionó María Marván Laborde, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). 

Alberto Olvera Rivera, investigador miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel III, señaló que, en la próxima jornada electoral, “estamos a punto de juzgar si la apuesta del presidente López Obrador realmente se ha traducido en el cambio prometido”. 

Coincidió también Mauricio Merino Huerta, académico de El Colegio de México y también miembro de la AMC: “lo que se está debatiendo es si se da más o menos poder al presidente de la República; no se explica de otra manera la alianza aberrante entre el PRI, PAN y PRD ni la lógica de las candidaturas que giran en torno de Morena y sus partidos satélite para respaldar al presidente”. 

Sin embargo, el proceso electoral de 2021 se caracteriza por la ausencia de agendas desde los partidos, señaló Jorge Eufracio Jaramillo, académico e investigador del Centro Interdisciplinario para la Formación y Vinculación Social (Cifovis) del ITESO. 

El académico lamentó que en estas campañas se priorice a la descalificación y a la mercadotecnia electoral por sobre la riqueza de ideas, además del desdeño al contexto actual para preferir campañas austeras por parte de los partidos políticos. 

“El dinero destinado desde el nivel federal a los partidos equivale a 27 millones 150 mil 353 vacunas (del fabricante CanSino), cifra cercana a la cuarta parte de la población nacional”, dijo. 

A pesar de la crisis en los partidos, tanto María Marván como Alberto Olvera y Mauricio Merino insistieron en la importancia de votar, previa investigación de los partidos, candidatos y propuestas. Disintió Jorge Eufracio y planteó, en cambio, la abstención como un acto de dignidad y protesta ciudadana. 

¿Cómo está la sociedad civil? 

Para Mauricio Merino, la sociedad civil sufre de una falta de continuidad con organizaciones poco consolidadas e institucionalizadas y organizaciones frágiles y fragmentadas” a lo que se suma un mundo académico “perplejo y dividido”. 

Es ahí donde las universidades deben participar en un proceso de pedagogía pública, a fin de involucrar a los ciudadanos y promover una participación informada y que vaya más allá de las meras jornadas electorales, sugirió el académico. 

Las universidades deben ser también espacio de construcción de democracia, señaló Alberto Olvera. “El potencial democrático no está en los partidos, sino en los pocos movimientos sociales que siguen luchando por sus derechos”, mencionó. Destacó las causas feminista y ecologista, así como los movimientos por los desaparecidos y de los pueblos indígenas. 

Si bien la sociedad civil es extremadamente heterogénea en sus formas y causas, el investigador afirmó que coincide en proteger el derecho a la protesta y a las libertades fundamentales. Señaló que estos movimientos tienen un potencial democratizador importante, desde los cuales se puede fortalecer la sociedad civil. 

María Marván, quien fue comisionada presidenta fundadora del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI) organismo predecesor del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI)─, señaló que toca a la sociedad civil jugar en la colectividad y tomar responsabilidad. Es muy fácil caminar como víctimas de los malos gobiernos, malos políticos y de nuestra mala suerte. Hay que reconocer que algunos de los problemas fundamentales de México han crecido y florecido con la aceptación, convivencia y apatía de la sociedad civil y todos quienes la conforman; incluidos el crimen organizado y la corrupción”, dijo. 

¿Cómo está la sociedad civil? 

Para Mauricio Merino, la sociedad civil sufre de una falta de continuidad con organizaciones poco consolidadas e institucionalizadas y organizaciones frágiles y fragmentadas” a lo que se suma un mundo académico “perplejo y dividido”. 

Es ahí donde las universidades deben participar en un proceso de pedagogía pública, a fin de involucrar a los ciudadanos y promover una participación informada y que vaya más allá de las meras jornadas electorales, sugirió el académico. 

Las universidades deben ser también espacio de construcción de democracia, señaló Alberto Olvera. “El potencial democrático no está en los partidos, sino en los pocos movimientos sociales que siguen luchando por sus derechos”, mencionó. Destacó las causas feminista y ecologista, así como los movimientos por los desaparecidos y de los pueblos indígenas. 

Si bien la sociedad civil es extremadamente heterogénea en sus formas y causas, el investigador afirmó que coincide en proteger el derecho a la protesta y a las libertades fundamentales. Señaló que estos movimientos tienen un potencial democratizador importante, desde los cuales se puede fortalecer la sociedad civil. 

María Marván, quien fue comisionada presidenta fundadora del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI) organismo predecesor del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI)─, señaló que toca a la sociedad civil jugar en la colectividad y tomar responsabilidad. Es muy fácil caminar como víctimas de los malos gobiernos, malos políticos y de nuestra mala suerte. Hay que reconocer que algunos de los problemas fundamentales de México han crecido y florecido con la aceptación, convivencia y apatía de la sociedad civil y todos quienes la conforman; incluidos el crimen organizado y la corrupción”, dijo.