¿Llegarán al país oleadas de mexicanos que hoy viven en EEUU? ¿Trump hará efectivas sus amenazas? ¿Cómo deberán reaccionar gobierno y ciudadanos?
Por Iliana Martínez, del Programa de Asuntos Migratorios del Centro de Investigación y Formación Social

“Su impredecibilidad es quizá su característica más predecible”, resume atinadamente Steven Erlanger, articulista de The New York Times, al hacer un análisis de Donald Trump. Es por ello que muchos nos preguntamos si cumplirá las amenazas que lanzó durante su campaña.

Los mexicanos nos encontramos en el top de su lista. Un punto por cumplir es el de deportar a tres millones de personas migrantes en su primer año como presidente, de los cuales la mayoría serían connacionales.

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A pesar de su impacto humanitario, la reacción inicial del gobierno mexicano, una vez más, fue tibia y escéptica. La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y la Secretaría de Gobernación ni siquiera le asignaron presupuesto a un conjunto de acciones pensadas para “apoyar” a las personas mexicanas deportadas, conocida como “Somos Mexicanos”.

Claudia Ruiz Massieu, titular de la SRE en el momento de aquel anuncio, enumeró 11 medidas que implementarían como protección a la población mexicana en Estados Unidos, pero en realidad eran acciones que ya se venían realizando con poca fuerza e impacto.

La última estocada fue premiar al orquestador de la visita de Trump a México, Luis Videgaray, y nombrarlo nuevo canciller. Ante este panorama, es claro que la prioridad no es ni defender a las personas migrantes mexicanas ni preocuparse por reintegrar a las que vuelven al país.

Si bien las cifras de la administración de Barack Obama no se acerca a la que ha “fijado” Trump, el número de personas expulsadas durante su gobierno no es menor, teniendo en cuenta que siempre hay que ser cautelosos con la interpretación de los datos.

De acuerdo al Anuario de Migración 2016 de BBVA, entre 2010 y 2015 Estados Unidos deportó a tres millones de personas, de las cuales alrededor de dos millones fueron mexicanos. En 2016, fueron 204 mil 817 las personas deportadas, entre ellas más de 10 mil jaliscienses, según el Instituto Nacional de Migración.

Esto quiere decir que durante 2016 cada día llegaron a México un promedio de 561 personas deportadas. Lo que significa: familias separadas sin esperanza de volverse a ver en años, jóvenes biculturales que ven truncada su vida, gente proveniente de prisión sin ningún lazo en el país, menores estadounidenses que tiene que integrarse a una sociedad que no conocen, entre muchas otras cosas.

Dreamer Moms, Dream in Mexico o G.D.L.S.U.R., son algunos de los colectivos que han brotado para pugnar por los derechos humanos de los mexicanos deportados

Diversos grupos y personajes políticos han tomado el tema de la defensa de la población migrante. Dos ejemplos: diputados y senadores mexicanos de distintos partidos se han agrupado bajo el nombre de “Operación Monarca”, mientras que Jorge Castañeda y otros intelectuales realizaron en diciembre pasado un foro para trabajar la llamada #AgendaMigranteNexos.

La convicción con la que se han volcado al tema resulta sorprendente –por no decir sospechosamente pre-electoral–, ya que el tema de las deportaciones es urgente desde hace años.

Ante el ataque de un gobierno y el abandono de otro, desde la sociedad civil organizada y desde las propias personas deportadas han surgido múltiples esfuerzos, como las asociaciones Dream in Mexico y Los Otros Dreamers en Acción, formadas por jóvenes que crecieron en EEUU, pero que no pudieron “arreglar” su situación migratoria.

En Tijuana están las Dreamer Moms y La Casa de Apoyo para los Veteranos Deportados, que siguen luchando en las cortes por sus derechos y reunificar sus familias, y en Guadalajara el proyecto G.D.L.S.U.R de Roberto Hernández, un deportado que impulsa un hogar para expandilleros que buscan cambiar su vida.

A nivel nacional, desde el Colectivo Migrantes para las Américas se ha consolidado un grupo de migrantes; además, organizaciones como el Instituto para las Mujeres en la Migración han logrado cambios importantes en temas de educación e identidad. Desde el activismo, la iniciativa Acción Migrante, denuncia cada 18 de diciembre (Día Internacional del Migrante) a los gobiernos de EEUU, México y Centro América, el año pasado bajo el lema y hashtag #ViviryResistir.

De Trump tal vez no merece la pena seguir hablando. Mejor hablemos de las personas deportadas, quienes a pesar de cualquier gobierno se organizan, viven y resisten.

Foto Archivo