Everardo Camacho, coordinador del Doctorado Interinstitucional en Investigación Psicológica, explica que el confinamiento puede provocar alteraciones en el sueño, por lo que es importante que las personas sean cuidadosas de sus periodos de descanso.

Con la aparición del coronavirus (Covid-19) comenzaron a tomarse medidas para contener y evitar la propagación del virus entre la población. Quienes tuvieron las herramientas y posibilidades mudaron sus clases y oficinas a casa. Y las consecuencias no se han hecho esperar: el cambio de rutinas comienza a incidir, también, en los ritmos de descanso. Y no necesariamente para bien.

“De entrada, es lógico que estar confinado conlleva a un cambio importante en la rutina de las personas. Entre las implicaciones están que nos movemos menos, hay menos gasto de energía y menos cansancio físico”, explica Everardo Camacho, coordinador del Doctorado Interinstitucional en Investigación Psicológica del ITESO. A este cambio de rutina, añade, se suma el temor que tienen las personas, por un lado, de contraer el virus y, por el otro, la incertidumbre económica. “Estos factores generan tensión, generan ansiedad e inciden en el proceso del sueño”. A estos factores se suma uno más, relacionado con la modificación de los horarios y los ritmos de alimentación.

Pero estos cuatro factores —el cambio de horarios, la falta de movimiento, la preocupación por la salud y la incertidumbre económica— no son los únicos. El profesor del ITESO, integrante del Departamento de Psicología, Educación y Salud, añade que también hay que ten en cuenta que las familias se enfrentan a una nueva dinámica relacional. “Si antes coincidían sobre todo en los fines de semana o en situaciones asociadas al descanso, ahora están juntos todo el tiempo y con pocas posibilidades de espacios autónomos o independientes en la casa”, dice el profesor, y añade que en muchos casos no se está en posibilidades de acondicionar un espacio propicio para trabajar desde casa, por lo que terminan usándose espacios que por lo regular se usan para actividades de descanso y distracción.

Según Everardo Camacho, en condiciones cotidianas muchas personas padecen algún tipo de trastorno del sueño, entre los que se encuentran el insomnio, los problemas para conciliar el sueño o para despertarse, el sonambulismo o la sensación de dormir sin descansar, por mencionar algunos. “Dormir bien es un asunto natural, o debería serlo, pero entre 15 y 30 por ciento de las personas padecen algún trastorno. Esta situación se exacerba en un escenario de confinamiento”, añade. Entre los factores que se suman a todas estas condiciones adversas hay factores como el cambio de horario que, si bien en esta ocasión parece no haber incidido tanto por ocurrir duran-te el confinamiento, también suele afectar los ciclos de descanso. Sobre el fenómeno que han reportado algunas personas respecto al aumento de pesadillas, Camacho afirma, debido a las situaciones ya referidas y el estrés que provocan, es normal que la gente experimente sueños de persecución o tragedias.

Por más que resulte comprensible dadas las circunstancias, el hecho es que no dormir bien tiene sus consecuencias en la salud de las personas, en su capacidad de atención y en su estado de ánimo. “Hay una serie de procesos metabólicas que están asociadas al sueño y que ocurren mientras dormimos. Si no lo hacemos adecuadamente, entonces esos procesos se alteran y pueden derivar en problemas que se vuelvan crónicos”, expresa el investigador.

Si bien algunos tienden a recurrir al uso de somníferos o ansiolíticos para hacer el intento por inducir el sueño, lo más recomendable es tomar algunas acciones concretas que ayuden a conciliar el sueño y mejorar el descanso. “De entrada, hay que hacerse de un horario fijo y respetarlo. También hay que hacer alguna actividad física. Aunque es difícil por el confinamiento, hay muchas herramientas para hacerlo desde casa. Es importante tener cuidado que esa actividad física no se realice cerca de la hora de dormir, y también hay que procurar no cenar pesado. El espacio de descanso debe ser adecuado, bien ventilado, de preferencia sin televisor”, aconseja Everardo Camacho.

Dos de las acciones para conciliar el sueño son cenar ligero y hacer ejercicio, pero no cerca de la hora de dormir. FOTO: LUIS PONCIANO