Como parte de su trabajo de obtención de grado en el MBA del ITESO, César Octavio Macías González analizó la viabilidad de utilizar el bagazo de agave como sustituto de combustible en las tequileras de Jalisco. Esta medida permitiría reducir hasta en 37 por ciento la huella de carbono de esta agroindustria, además de generar ahorros energéticos cercanos al 50 por ciento y crear decenas de empleos en las plantas de tratamiento del residuo

El cultivo de agave para producir tequila es una de las agroindustrias que generan más dinero en Jalisco desde hace 10 años. Según el Instituto de Información Estadística y Geográfica es el cultivo con mayor valor económico en el campo de nuestra entidad. La mala noticia es que, como toda gran producción, genera un gran volumen de residuos. Entre ellos está el bagazo, la fibra que resulta de triturar el agave y que representa 40 por ciento del peso de la planta en base húmeda (después de la cocción). De acuerdo con información del Consejo Regulador del Tequila, es posible estimar que, en 2024, la industria tequilera generó 756 mil 496 toneladas de bagazo, una cifra equivalente a casi una cuarta parte (23 por ciento) de los residuos sólidos urbanos que producen todas las personas en Jalisco en un año.

Por suerte, cada vez más empresas se comprometen a devolver a la naturaleza algo mucho menos dañino que basura o sustancias tóxicas. Han cambiado el sistema lineal de tomar-fabricar-usar-desechar, para que el “usar” se repita todas las veces que sea posible y en lugar de “desechar” los recursos se reincorporen a los ecosistemas como regeneradores. Ese es el principio de la economía circular, que César Octavio Macías González estudió en la Maestría en Administración (MBA) del ITESO.  

Octavio es un profesional con más de 18 años de experiencia en diseño, desarrollo y manufactura de productos y componentes electrónicos para la industria automotriz. Tiene una especialidad en Ingeniería Mecánica y una maestría en Ingeniería en Manufactura en el Instituto Politécnico Nacional, además de un doctorado en Ingeniería y Ciencia de Materiales por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Su gran preparación técnica y su liderazgo le han permitido convertirse en Director de Operaciones para Norte y Sudamérica de FORVIA HELLA, la empresa en la que trabaja. Precisamente, los retos de su trabajo directivo fueron los que lo motivaron a cursar un MBA.  

“Me gusta mucho la parte técnica, pero al avanzar en diferentes posiciones gerenciales, la necesidad de desarrollar otro tipo de habilidades era imperativa. Habilidades más enfocadas al desarrollo de estrategias financieras, de operaciones, de liderazgo y visión estratégica”, explica.  

Un giro hacia la sustentabilidad  

Al indagar sobre el programa del ITESO, conoció las tres modalidades de obtención de grado: intervención empresarial, simulador empresarial e investigación aplicada. Eligió la tercera y, a la vez, asumió el reto de trascender de su área de especialidad para enfocarse en un tema relacionado con la sustentabilidad, que es una de las líneas de investigación que encontró en la Universidad. Así fue como desarrolló la investigación Bagazo de agave: estudio de caso como parte del principio de economía circular aplicado a la industria tequilera, dirigido por las doctoras Martha Leticia Silva y Maite Ibarretxe.  

Lo que hizo fue analizar la viabilidad de incorporar el modelo de economía circular en industria tequilera al utilizar el bagazo como sustituto de combustible para el proceso de cocimiento de las piñas de agave. En su estudio de caso examinó el impacto de este proceso sobre los tres pilares de la sustentabilidad: el económico, el social y el ambiental. 

Para ello tuvo un acercamiento con Biointra Renovables, una empresa con operaciones en el municipio de Tequila, Jalisco, que ofrece el servicio de recolección del bagazo en estado residual, generado en las tequileras. Luego la misma empresa lo trata mediante un procedimiento llamado peletización. Este consiste en secar y compactar la fibra para convertirla en pellets de biomasa, es decir, en pequeños cilindros que, gracias a su alta capacidad calorífica, se pueden utilizar como combustible renovable en calderas ecológicas, que la empresa también ofrece. 

 Beneficios ambientales, económicos y sociales 

En su investigación, Octavio Macías comprobó que en la industria tequilera de Jalisco sí existen las condiciones y la infraestructura necesarias para implementar esta solución de bioingeniería.  

Entre los beneficios ambientales de peletizar el bagazo, se encuentra la eliminación de miles de toneladas de esta materia orgánica que no tienen lugar en la producción de tequila después de la molienda de las piñas de agave cocidas. Pero no sólo eso, sino que la biomasa proveniente del bagazo es suficiente para suplir la demanda energética actual de los conglomerados industriales en Jalisco. 

Por lo tanto, la revalorización de este recurso como fuente de energía renovable puede reducir hasta 37 por ciento la huella de carbono en la cadena de suministro del tequila, pues las calderas ecológicas que utilizan biomasa generan emisiones que se consideran neutras o despreciables, en comparación con las calderas tradicionales, que actualmente utilizan combustibles fósiles como el combustóleo o el gas.  

Una vez utilizados los pellets, la ceniza que resulta de ellos se puede reincorporar a la naturaleza como abono orgánico. Así se cierra un ciclo biológico, característico del modelo de economía circular, que pretende aprovechar al máximo el potencial de los recursos en lugar de desecharlos. “Mantener los materiales en su mayor utilidad y valor en todo momento”, dice Octavio. 

Por la parte del impacto económico, Octavio analizó que la sustitución de combustóleo por bagazo en forma de pellets puede implicar hasta 50 por ciento de ahorro en el gasto energético de la industria tequilera. Este cálculo incluye los costos de operación de las calderas ecológicas, reflejados en términos de mantenimiento, refacciones y cambio de tecnología.  

En términos sociales, el beneficio se traduce en la generación de 39 empleos administrativos, logísticos y en las líneas de producción para cada planta de pellet. 

“Traería desarrollo para la región tequilera porque el proceso se debe realizar ahí, en las cercanías de las tequileras, porque ahí es de donde se obtiene el residuo” agrega Octavio. 

 Potencial en otras industrias 

Lo más interesante es que esta incorporación del modelo de economía circular tiene potencial en todas las agroindustrias que generan biomasa sólida residual. Por ejemplo, la caña de azúcar, que también produce bagazo, o el café, trigo, arroz y sorgo, de los cuales resulta una cascarilla que puede transformarse en pellets.  

Octavio Macías ha puesto en práctica por cuenta propia el principio de circularidad, en la empresa productora de café de su familia: Consorcio Vatra 1250, en Tonila, Jalisco. Actualmente, reincorporan sus residuos de producción —la borra del café y las cascarillas del tostado—  directamente al suelo como abono, pero están trabajando para dar el siguiente paso y generar alimento para animales mediante el tratamiento de peletización.  

“Lo que he aprendido, aplicado al cien por ciento. Una parte la utilizo en el trabajo donde estoy actualmente contratado y otra se implementa en la empresa familiar. Para mí eso es muy importante, el hecho de adquirir aprendizaje y ponerlo en práctica”, dice él. Esta puesta en práctica de las competencias adquiridas en el MBA es lo que genera mayor satisfacción a Octavio, en su vida personal, en la profesional y en pro de la sustentabilidad, alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. 

FOTO: Zyan André