El ITESO recibió el II Encuentro de Acompañamiento Psicosocial a Familiares de Personas Desaparecidas. Especialistas y familiares dialogaron y expusieron sus vivencias ante la ausencia de sus seres queridos, así como los faltantes para enfrentar una problemática que afecta, especialmente, a los niños y jóvenes

Cristina García busca a su hijo José Mario, quien un día salió a trabajar y ya no volvió. Dejó dos hijos, sus nietos, que le preguntaban si su padre los había abandonado. Tuvo que decirles la verdad, por dolorosa que fuese.

“Duré un año sin salir de mi casa, porque tenía mucho miedo”, contó. Su aislamiento fue roto por los familiares que buscan a sus seres queridos desaparecidos, quienes la animaron a entrar a un colectivo para proseguir la lucha.

Este 26 y 27 de agosto, ella y decenas de familiares y colectivos a los que les une el dolor, pero los impulsa la esperanza, participaron en el II Encuentro de Acompañamiento Psicosocial a Familiares de Personas Desaparecidas, hospedado por el ITESO y organizado en conjunto con el Sistema DIF Jalisco.

El objetivo del foro, además de fortalecer las redes de apoyo de las familias y una plataforma para que académicos expusieran los principales retos y saberes para acompañarlos con mejores acciones, también fue el de entablar un diálogo horizontal para que quienes sufren esta problemática expusieran sus vivencias y fortalecieran sus exigencias de justicia, memoria y búsqueda bajo la demanda coral “vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

Ante el estigma social y el olvido del Estado

Durante el acompañamiento entre académicos, personal del DIF Jalisco y familiares, estos últimos hablaron de los miedos y dolores asociados a la tragedia de perder a sus seres queridos: fingir felicidad en el trabajo para que no los despidan, el estigma social de la desaparición como un castigo porque “saben en qué malos pasos andaría” o enfrentarse a la burocracia que les escatima apoyos y les llena los expedientes de búsqueda con palabras, pero no con avances. 

“Tengo que echar mentiras para poder ir al Centro de Paz y Redes Solidarias, porque no tengo el apoyo de mi jefa, no es empática con lo que estoy viviendo, sienten que soy una ‘loca’ o que soy una ‘bomba de tiempo’, cuando yo solo estoy haciendo mi trabajo”, contó una profesora de primaria en el foro, quien afirmó que fue despedida dos veces por participar en marchas con los colectivos de víctimas de desaparición forzada.

Otra madre, que laboraba como recicladora, acusó estigmas de la sociedad y el Estado, que la tachan de “loca” o “problemática” por buscar a su hija.

“¿De qué sirve criar hijos para la sociedad, para que sirvan y sean mejores que uno? ¿para que te los roben y quiten así nomás?”, preguntó.

Alisa Cuevas, fundadora de la Escuela de Padres Abriendo Corazones en DIF Guadalajara y madre buscadora, expuso la soledad que viven los familiares frente a la sociedad que los aleja.

«(Cuando eres buscadora), más bien se retiran. La familia, la sociedad, te señalan, a las niñas en la escuela les dicen que no se les acerquen. A mí me dicen que estoy salada o quién sabe qué estoy pagando para vivir lo que estoy viviendo”.

En términos generales, los académicos apuntaron una general falta de atención y acompañamiento psicosocial a las víctimas, algo que Conrado Zepeda Miramontes, académico de la Universidad Iberoamericana en Puebla, definió como “una violación múltiple y continua de sus derechos humanos”.

Se hizo especial hincapié en las omisiones del Estado y sus dependencias encargadas de buscar a los familiares desaparecidos: falta de avances en las investigaciones, cuerpos sin reconocer en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) o negar apoyos por no cumplir requisitos burocráticos como interponer una denuncia.

“La única narrativa del Estado es ‘estamos aquí para acompañar’, sin discriminación, sin estigmatización y con el presupuesto y recurso necesario”, señaló Alejandra Cartagena, académica del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ, del ITESO.

Tanto familiares como expertos llamaron a reforzar el acompañamiento mutuo, siempre mediante el respeto, la escucha activa y la comprensión.

“La tarea es de todos. Pedimos por encontrar a los que no encontramos y también pedimos para que no haya ninguno más”, declaró María Guadalupe Ruiz, madre buscadora.

El dolor de los niños y jóvenes 

Desde las infancias que pierden a alguno de los padres hasta los jóvenes enganchados por el crimen organizado mediante ofertas de trabajo falsas para ser llevados a campos de reclutamiento, las nuevas generaciones sufren particularmente los efectos de la desaparición forzada de personas. Las prendas halladas en el Rancho Izaguirre en marzo de 2025 son el ejemplo más dramático.

Alejandra Cartagena, académica del ITESO, expuso que no hay instancias que acompañen de forma integral a los niños y jóvenes, lo que está generando “jóvenes heridos, depresivos, enojados con una sociedad que les dice que sus mamás o papás eran delincuentes. Tenemos que sanar a una generación”.

Las escuelas tampoco están haciendo su labor, afirmó Sofía Virgen, integrante del área de acompañamiento psicosocial del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad).

“Las niñas, niños, adolescentes y jóvenes no están siendo adecuadamente atendidos en sus entornos escolares. Es una deuda que la Secretaría de Educación tiene con las familias para evitar situaciones de revictimización y bullying”.

Ante un entorno delicado, familiares y expertos llamaron a los jóvenes al autocuidado y la prevención. Con voz entrecortada, Alisa Cuevas aceptó sentirse insegura ante el panorama de inseguridad vigente, que además de arrebatarle a un hijo, estuvo a punto de perder a dos de sus hijas en un intento de secuestro.

“Seguimos con esa inseguridad de no poder caminar… el ver a mis hijas con miedo (…) y no solo son ellas, son un montón de niños y jóvenes que hay que cuidar y aleccionar a que se cuiden”, expresó.

ITESO, comprometido en seguir acompañando 

En la inauguración del II Encuentro de Acompañamiento Psicosocial a Familiares de Personas Desaparecidas en el Auditorio M, tanto ITESO como el Sistema DIF Jalisco coincidieron en seguir trabajando ante una crisis que, según cifras oficiales, contabiliza 132 mil personas desaparecidas en México y más de 18 mil en Jalisco, entidad con más casos del país.

El director general académico del ITESO, Luis Marrufo Cardín, afirmó que es urgente “reconocer, acompañar y dignificar a quienes han vivido la desaparición de un ser querido”.

“El ITESO orienta su labor educativa hacia la transformación social con la convicción de que el conocimiento debe estar siempre al servicio de la dignidad humana”, afirmó. “La desaparición es un proceso de fragmentación que ha debilitado nuestros lazos comunitarios y ha erosionado nuestro tejido social”.

Diana Berenice Vargas, directora general del Sistema DIF Jalisco, afirmó que es necesario repensar y mejorar el acompañamiento a los familiares en un contexto de crisis de los derechos humanos.

“Es una realidad que nos duele, nos interpela y nos obliga a actuar con responsabilidad, sensibilidad y compromiso ético”.

FOTO: Zyan André