Sonia Contera, catedrática de Física en la Universidad de Oxford, fue la invitada de la sesión en la que Café Scientifique ITESO celebró 20 años
En los primeros minutos de su charla, Sonia Contera, catedrática de Física en la Universidad de Oxford, advirtió que, además de compartir por qué se interesó en los fenómenos que ocurren en la escala del nanómetro, cómo pasó a la biología y las razones por las que ahora le interesa la física del cerebro, en la charla también habría “locura filosófica”. En realidad, lo que hizo fue subir a sus escuchas al tren de la historia del pensamiento científico, el desarrollo tecnológico y les dejó asomarse a los retos que enfrentan estas áreas de cara al calentamiento global.
Sonia Contera fue la invitada de la sesión de la celebración de los 20 años del Café Scientifique ITESO el pasado martes 3 de septiembre en Casa ITESO Clavigero, la cual se realizó en vinculación con la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar de la Universidad de Guadalajara.
La profesora de Oxford arrancó la charla “Nanotecnología viva” con la afirmación de que el cambio climático es el punto de inflexión que cambia a la ciencia y al mundo.
Al recordar que “el cambio climático lo produce la actividad industrial que ha facilitado la ciencia”, destacó que desde sus inicios la ciencia ha sido un arma de doble filo. “Crea libertad porque el conocimiento crea libertad para quien lo tiene, pero también crea poder y el poder busca a la ciencia para seguir manteniendo su posición”.
El cambio climático, señaló Sonia Contera, pone en tela de juicio nuestra manera de vivir “el capitalismo ya no es infinito, no podemos crecer para siempre, el capitalismo es finito y su finitud cambió la ciencia”.
La profesora esbozó cómo la ciencia comenzó a tomar un papel relevante en el mundo a partir de la racionalización de la realidad que le dio la capacidad de predecir el futuro. “Empezamos a racionalizar la naturaleza cuando la naturaleza no es predecible, de ahí surge la física”.
El recorrido que emprendió la también columnista de El País pasó por la mecánica cuántica, las neurociencias y la nanotecnología. Y aquí hizo una escala, es un área que resulta de interés para los científicos de todos los campos. “Muchos de nosotros pensamos que podíamos usar estas nuevas técnicas para estudiar biología. Nos permitía a los físicos era por qué y cómo el universo crea la vida a escala nanométrica”.
La profesora abordó el trabajo de David Backer, un científico que diseña proteínas que no existen en la naturaleza. “Crea proteínas que se ensamblan en unas estructuras increíbles, que imitan a los virus”. Destacó la parte artesanal en estas creaciones “ahí hay un espacio en el que no controlas la información, hay cosas que sólo se controlan con la intuición como la artesanía y el arte; son procesos fuera de la razón que estamos empezando a saberlos usar”.
Este es el momento, dijo, en el que está cambiando el paradigma de la racionalidad. En principio por el interés que hay en cuestiones como que el cerebro de una persona usa 20 vatios y Amazon necesita un reactor nuclear para obtener la energía que necesita para sus proyectos de inteligencia artificial.
“El mismo proceso histórico que nos lleva al cambio climático es muy complejo y tenemos ordenadores que queremos usar para resolverlo, pero hacen más difícil el problema de la energía. La historia nos está poniendo el gran reto de abandonar el paradigma que hemos tenido desde la Ilustración hasta ahora: ¿cómo creamos una tecnología que no destroce el ambiente usando lo que sabemos de la biología?”.
20 años de café
Los cumpleaños son un buen momento para mirar hacia atrás y así lo hizo Maya Viesca, coordinadora del Café Scientifique al contar 188 sesiones desde que comenzó a realizarse en septiembre de 2004.
“Desde entonces ha recibido a más de mil participantes presenciales que se suman a los muchos virtuales y ha buscado ser un espacio abierto donde se discutan temas de interés de y para la ciudadanía. Las y los científicos participantes han provenido de más de 80 universidades, centros de investigación y facultades distintas de la ciudad, el país y el extranjero”.
Antes de soplar las velas del pastel de celebración, Maya Viesca recordó que este proyecto busca que la ciencia sea cada vez más ciudadana. “20 años de construir un espacio de ocio para pensar y platicar la ciencia. E el primero de los muchos motivos para festejar es el de coincidir en este bello espacio, coincidir en la curiosidad y las ganas de conocer, hacer del tiempo y del espacio de todos uno común y reunirnos a charlar ritualmente de ciencia”.
FOTOS: Zyan André