Lejos del tétrico imaginario alrededor de personajes como Drácula, los murciélagos son una de las especies más importantes que existen para mantener el equilibrio ecológico en el planeta.

No son los más agradables a la vista ni los mamíferos que la mayoría de la población querría tener como mascotas, pero tal como ocurre con todos y cada uno de los integrantes de la flora y la fauna de este planeta, los murciélagos cumplen una serie de funciones indispensables para que la vida continúe en la Tierra.

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Un millón de estos animales (que no tienen nada que ver con los roedores, no se vuelva a confundir; sus parientes más cercanos son los antílopes) consumen en una sola noche  hasta 10 toneladas de insectos, controlando así plagas nocivas para toda clase de cultivos, entre ellos el algodón o el agave. Como referencia, en los estados norteños del país viven alrededor de 40 millones de murciélagos de una sola especie, el “guanero”.

Esto se sabe gracias a la investigación que emprendió Rodrigo Medellín, uno de los principales expertos en murciélagos de América e integrante del Instituto de Ecología de la UNAM, quien fue el invitado a la más reciente sesión del Café Scientifique, el 3 de mayo en la Casa ITESO Clavigero.

“Diariamente tenemos un vínculo que nos conecta con ellos”, sentenció el científico, al tiempo que enumeraba los numerosos servicios ecosistémicos que brindan las alrededor de mil 300 especies de quirópteros (en latín “con alas en las manos”) que existen: controlan plagas, esparcen frutas y polinizan las flores de plantas como la ceiba, los cactus o los agaves.

Esto representa dinero, un argumento que Medellín pone por delante para convencer a autoridades, empresarios y sociedad civil de la importancia de protegerlos y dejarlos hacer su trabajo. Gracias a ellos, la industria del algodón –y por ende mucha de la ropa que usamos–, tiene un costo menor, ya que controlan plagas que encarecerían hasta tres veces su valor.

En el caso de la industria tequilera, el trabajo del laboratorio de Medellín en la UNAM ha desembocado en que una decena de marcas de tequila y mezcal cuenten con el distintivo “bat friendly”, un proyecto conjunto entre científicos, productores y consumidores para generar conciencia respecto a lo que los murciélagos hacen por ambas bebidas.

Con unos 50-70 millones de años sobre la Tierra, los murciélagos –los únicos mamíferos capaces de volar, siendo el más grande el megamurciélago conocido como Flying Fox– son el centro de legendarias historias relacionadas con su gusto por la sangre, aunque en realidad sean muy escasas las especies que llegan a alimentarse con ella; las tres especies más comunes que lo hacen habitan en México, Centro y Sudamérica. Texto Enrique González Foto Archivo