Teresa Morfín, investigadora del ITESO, señala la falta de estrategias de prevención del suicidio en instituciones de salud pública.
Por una investigación sobre las causas que desencadenan casos de suicidios en adolescentes y jóvenes, centrada en conocer la relación que tienen los padres con sus hijos que no han experimentado intentos de suicidio, la académica del Departamento de Salud, Psicología y Comunidad y egresada de la Maestría en Desarrollo Humano del ITESO, Teresita Morfín, obtuvo el primer lugar en el concurso de tesis de maestría de la Asociación de Suicidología de Latinoamérica y el Caribe.
«Consenso cultural e intento suicida en padres de adolescentes», se titula la tesis que se desprende de una investigación más amplia diseñada en 2007 por miembros del ITESO, la Universidad de Guadalajara, el Instituto Mexicano del Seguro Social y los Servicios Médicos Municipales de Guadalajara, con el propósito de conocer los “factores de riesgo y los factores protectores del suicidio en adolescentes” en la Zona Metropolitana de Guadalajara, desde una perspectiva psico-cultural.
Morfín señala que hace 20 años, la tasa de suicidios en este grupo poblacional en México era del 2% y que actualmente es del 8%. Con ese dato se preguntó qué está pasando en el entorno cultural cercano de los jóvenes para saber «si se puede prevenir y cómo se tiene que hacer».
«No existen estrategias de prevención del suicidio como tales en ninguna institución de salud del estado. No se plantea el suicidio como un problema de salud pública», señala la investigadora, y que por el contrario se destinan grandes recursos económicos para campañas de salud donde el índice de muertes es menor.
En palabras de la académica, a través de esta investigación se pudo conocer que los problemas familiares es la principal causa por la que los jóvenes intentan suicidarse, como violencia en el hogar; conflictos con o entre familiares; ausencia de los padres y falta de comunicación con ellos. Soledad, miedo y coraje son las emociones que experimentan los jóvenes con intentos de suicidio. «Resulta que los papás sí saben que no hay un buen proceso de comunicación pero no tienen la capacidad de ponerse en el lugar de lo que están sintiendo sus hijos».
En la investigación se concluye que las necesidades afectivas de los adolescentes e hijos de menor edad no están siendo atendidas por sus familiares. Por un lado la familia extensa (tíos, primos, abuelos) se ha ido reduciendo y por otro, la familia nuclear (padre, madre e hijos) que se ha desarrollado en México en los últimos 20 años, tiene fuertes exigencias de autosuficiencia económica para tener mayores ingresos, por lo que padres e hijos mayores se ven obligados a trabajar. «Los hijos pequeños y los adolescentes que se están desarrollando en esas familias tienen necesidades afectivas y emocionales que no están siendo resueltas porque los padres no dedican energía y tiempo a esto».
Agrega que en este panorama de se vive en las familias mexicanas, los padres han sido criados en «una restricción emocional», donde las emociones y los sentimientos no se hablan ni se demuestran, sino se callan, se guardan y se esconden.
La diferencia entre la investigación de Morfín y la mayoría que se realizan sobre el fenómeno suicida, es que ésta no se centra en la parte clínica y psiquiátrica, sino en la psicológica y cultural. «Nosotros tenemos una perspectiva de que culturalmente algo está sucediendo que está haciendo que las tasas de suicidio aumenten en jóvenes entre 15 y 25 años. La estadísticas dicen que los casos suicidas han aumentado, pero no dicen por qué».
Desde 2003, el ITESO coordina la subcomisión de investigación de la Red Estatal para la Prevención del Suicidio en Jalisco, integrada también por la UdeG, el Instituto Mexicano del Seguro Social, los Servicios Médicos Forenses y la Secretaría de Salud Jalisco, entre otras instancias.
En la elaboración de entrevistas a miembros de familias participaron 19 alumnos del Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) del ITESO “Estudio de factores de riesgo y factores protectores del comportamiento suicida en la población de la zona metropolitana de Guadalajara”. Texto Fabián Ramírez Foto Luis Ponciano