Hablemos claro, la creatividad nunca parte de cero. Por ello saber distinguir tus ideas de las de otras personas y ponerlas a dialogar te constituye como autora o autor. Conoce herramientas que te ayudarán a desarrollar tu capacidad de crear conocimiento.
En este punto del semestre, seguramente ya entregaste algunos ensayos o reportes en los que has recurrido a otras personas que han teorizado y publicado sus ideas, tal vez hasta ideas filosóficas que sustentan el punto de vista que buscas desarrollar. Tal vez, incluso, estás cerca de terminar un ensayo, pero si alguien lo leyera antes de que lo entregues a tu profesora o profesor ¿podría distinguir claramente cuál es tu voz y cuál la de las otras personas? En otras palabras ¿podría saber a quién o a quiénes recurriste? Las preguntas no son porque sea incorrecto buscar lo ya dicho por otros sobre el tema del texto que estás desarrollando, lo relevante es que atribuyas las citas o las paráfrasis para que, así, te constituyas en autora o autor y no caigas en lo que se conoce como plagio* -sí, con asterisco porque hay algunas anotaciones que son pertinentes hacer sobre este término que se abordarán un poco más adelante-. En palabras de Carlos Luna, director de Información Académica del ITESO, “el desarrollo de la autoría implica normalmente apoyarse en las ideas de otros. La creatividad nunca parte de cero, toda autoría se basa en síntesis creativas, relaciones novedosas de elementos que prexisten”. El mismo William Shakespeare se habría inspirado en un manuscrito titulado A Brief Discourse of Rebellion and Rebels que data del 1500 para escribir Macbeth, El rey Lear, Enrique V y Ricardo III según descubrieron los investigadores Dennis McCarthy y June Schlueter usando el software WCopyfind** que identifica correspondencias textuales (lee más de esta historia en: https://www.nytimes.com/2018/02/07/books/plagiarism-software-unveils-a-new-source-for-11-of-shakespeares-plays.html).
Usar las ideas de otros y hacerlo bien es parte del trabajo académico, apunta el director de la Biblioteca del ITESO.
Cuando un estudiante es capaz de hacer explícito de dónde sacó la información que está usando es cuando se constituye en un autor. “Cuando es capaz de decir, esta no es mi idea, es de otro, pero yo la estoy retomando en algo que sí es mío, ahí está la autoría. Es parte de un proceso central educativo, no sólo decirle lo que no debe hacer y castigarlo. La clave es tomarlo desde el punto de vista de la autoría, ‘te voy a ayudar a que seas autor de tu propio pensamiento, usando como es el caso, las ideas de otros’, si lográramos eso en la universidad les estaríamos haciendo un bien enorme a los estudiantes”.
Plagio* (notas pertinentes)
“Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias” así define la Real Academia Española el verbo plagiar. Aunque, señala Carlos Luna, uno de los problemas en el entorno universitario (no sólo de esta universidad) es no hacer distinciones en torno a este concepto.
Para explicarlo, Carlos Luna pone dos extremos. En un lado está el plagio “con el pleno sentido de la palabra, con dolo: la apropiación indebida de un trabajo intelectual para obtener un beneficio propio indebido”.
La banda Radiohead, el artista Jeff Koons, el escritor Alfredo Bryce Echenique -premio FIL 2012- y hasta Guillermo del Toro han enfrentado demandas por plagio, algunos han tenido que pagar altas cifras a los demandantes por los perjuicios causados y en otros casos, como el cineasta tapatío, los jueces han desestimado las demandas.
En el otro lado está lo que el director de la Biblioteca denomina descuido escolar de estudiantes de los primeros semestres en un trabajo ordinario, ya sea porque no atribuya una cita o que tome de una página de internet una reseña.
“Técnicamente es plagio, es la apropiación indebida del trabajo intelectual de otro, pero en un contexto escolar tiene un alcance totalmente distinto y en mi opinión un tratamiento y una respuesta totalmente distinta”.
De la respuesta que habla Carlos Luna es una respuesta educativa, ya que seguramente los de ingreso reciente a la universidad no saben cómo citar. “Hay mucha gente que viene de escuelas donde nunca se les hizo ver el modo correcto de hacer las cosas y llegan a la universidad reproduciendo esas prácticas”. Enfatiza que habla de estudiantes de primeros semestres en trabajos escolares ordinarios.
Entre los dos extremos está el plagio en trabajos finales o de obtención de grado, ya sea de licenciatura o de posgrado, donde el alcance es mayor porque también se expone a la universidad.
“Sí implica una sanción de un organismo competente, podría implicar la expulsión o, por lo menos, reprobar la materia. Ahí sí, aunque no tenga un efecto grave de carácter patrimonial como sí puede ser el plagio de una novela, tiene un efecto académico grave y tiene consecuencias potencialmente graves para la persona y para la institución”.
Recordó el caso de plagio en la tesis del ex presidente de México Enrique Peña Nieto que trascendió en la prensa internacional.
En el caso del ITESO existen instancias que pueden sancionar con medidas disciplinarias los plagios académicos: consejos de programas, consejos de departamentos y la Comisión Disciplinaria.
En ITESO usamos Turnitin
Un recurso que se puede ayudar en la elaboración de un texto académico es Turnitin, un programa con el que cuenta la biblioteca del ITESO para identificar correspondencias textuales en cualquier texto.
“Un estudiante que está haciendo una tesis puede ayudarle a encontrar referencias interesantes, como a quién citar, es enormemente útil no sólo para detectar plagios sino para hacer buenos trabajos”. Carlos agrega que la plataforma permite la existencia de redes de estudiantes y profesores.
Ya hay profesores de posgrado que cada semestre dan de alta a sus estudiantes en la plataforma.
En el ITESO también lo usa la Oficina de Publicaciones cuando recibe algún manuscrito para publicar, incluso ayuda a los autores con lo que puede ser un descuido.
“Toda la producción editorial del ITESO entra a Turnitin y lo que subimos al repositorio de la biblioteca, la institucional pasa por ahí porque, ahí sí, hay que proteger más que al autor a la institución”.
Estudios dicen que…
Los investigadores Vadim Mojeikoy y Piotr Rudkouski del Instituto Bielorruso de Estudios estratégicos hicieron una encuesta sobre plagio entre estudiantes de Bielorrusia entre 2016 y 2017 encontraron lo siguiente:
- 74% admitió entregar presentaciones bajadas de internet.
- 63% admitió copiar y pegar los textos de otros autores sin indicar la fuente.
- 45% tomó ensayos de otros estudiantes.
- 32% tradujo textos de otros idiomas.
¿Por dónde empezar?
Para desarrollar estrategias de búsqueda, aprender a gestionar derechos de autor y, por supuesto, a citar, anótate a las rutas de formación de la Biblioteca en el correo normagsa@iteso.mx