La Universidad de Guadalajara convocó al ITESO, la UAG, la Univa, la UP y el Tecnológico de Monterrey, casas de estudios que integran el Consorcio Jalisco, para compartir experiencias y propuestas sobre los retos universitarios ante la pandemia en Jalisco.
Con el objetivo de escuchar las experiencias, iniciativas y propuestas de colaboración para enfrentar los retos de la nueva realidad educativa, se reunieron virtualmente en el foro «Respuestas académicas e institucionales ante la pandemia en Jalisco: hacia una mejor reconstrucción educativa» los representantes de las universidades que integran el Consorcio Jalisco, para dialogar en torno al tema.
La primera ronda de comentarios se centró en compartir los retos que cada una de las instituciones educativas enfrentaron ante la crisis sanitaria y las respuestas que se implementaron para atenderlos.
Catalina Morfín, Directora General Académica del ITESO y representante de la universidad en el foro, comentó que la emergencia sanitaria hizo posible que se visualizara con mayor nitidez muchos de los problemas que se han venido padeciendo tanto en educación superior como en el país en general. En cuanto a la educación, destacó cuatro importantes problemáticas: la enorme desigualdad de acceso y de calidad de la educación en sus distintos niveles, la disparidad de la innovación educativa “entendida como el desarrollo de modelos educativos capaces de formar de manera integral y con pertinencia social a nuestros alumnos”, la poca articulación entre las instituciones de educación superior y centros de investigación públicos y particulares con otros sectores y actores sociales para trabajar en conjunto en identificar y solucionar los grandes problemas sociales, y la falta de un verdadero sistema de educación superior articulado con un proyecto para el desarrollo de las ciencias, incluidas las sociales y las humanas, la tecnología y la innovación para impulsar el bienestar de la sociedad.
Destacó que son también cuatro los aprendizajes que desde el ITESO se han encontrado como de mayor profundidad y aliento para construir una educación distinta:
- Se ha aprendido a desentrañar en qué consiste el acto educativo, qué significa formar, qué vale la pena enseñar y qué vale la pena aprender. “Esto lo constatamos cuando tuvimos que reconstruir y reinventar, con el uso de nuevas mediaciones, las relaciones con nuestros alumnos y las estrategias para lograr que pudieran desarrollar mejores y más adecuadas competencias”;
- Los profesores han reconocido la necesidad de abrir tiempos y espacios para acompañar a sus alumnos en la dimensión afectiva y emocional. Tanto profesores como estudiantes han mejorado su capacidad y disposición para ponerse en el lugar del otro y acompañarse en colectivo;
- El uso de las plataformas digitales ha permitido fortalecer las redes internacionales de colaboración entre universidades, enriqueciendo y ampliando el debate académico de diversas miradas sobre problemas que nos son comunes;
- La emergencia nos obligó a mirar con mayor claridad las necesidades que nos rodean, potenciando la capacidad de intervenir mediante los proyectos de formación o de investigación vinculada. Un resultado de ello es el cubrebocas transparente Brankia, desarrollado en un proyecto con alumnos e investigadores. También se fortaleció la colaboración con distintas dependencias de gobierno, teniendo como resultado el proyecto Quererte en Casa, para atender la salud mental de la población y al personal médico. El ejemplo más reciente de esto es que parte de las instalaciones de la Universidad se han convertido en un centro de vacunación para adultos mayores.
“Creo que el mayor y más profundo reto que constatamos como universidades es asumir la enorme responsabilidad que tenemos para diseñar, construir, elaborar y comunicar alternativas de solución a los problemas nacionales enmarcadas en un proyecto nacional que parta de nuestra propia historia y cultura, capaz de crear vasos comunicantes entre todos los grupos que conforman nuestra nación, y de reconstruir el tejido social, la gobernanza y la colaboración entre todos los sectores que pueda darnos una narrativa esperanzadora de futuro”, dijo Catalina Morfín al terminar su participación en esta ronda.
José Escamilla, Director Asociado del Instituto para el Futuro de la Educación del TEC de Monterrey, comentó que la pandemia aceleró la implantación de su Modelo Educativo Tec 21 y les hizo ver la necesidad de aprovechar las redes y trabajar en conjunto. Carlos Iván Moreno, Coordinador General Académico y de Innovación de la UdeG, coincidió también en la importancia de las colaboraciones y el reto de lograr la equidad entre estudiantes.
Andrés Barba, Director de Desarrollo Internacional y Relaciones Externas de la UNIVA, habló sobre los retos que significó el cambio de la presencialidad a la virtualidad, pero también los aspectos positivos de esto, como la apertura de programas de intercambio que llegaran a una mayor cantidad de estudiantes. Carlos López, Vicerrector Académico de la UP Campus Guadalajara, señaló el importante papel de los profesores en el cambio de la presencialidad a la virtualidad.
Alfonso Petersen Farah, Vicerrector de Ciencias de la Salud de la UAG, cerró la primera ronda compartiendo su visión sobre el presente, con un modelo virtual de enseñanza que cambió radicalmente el modelo tradicional de enseñanza y sacó a los alumnos de las aulas, y un futuro en el que una de las prioridades del sistema educativo debe ser no solo que se garantice que los estudiantes aprendan lo que corresponde en el currículo, sino las actividades complementarias, así como una presencialidad controlada.
“El mayor reto que constatamos como universidades es asumir la responsabilidad que tenemos para diseñar, construir, elaborar y comunicar alternativas de solución a los problemas nacionales enmarcadas en un proyecto nacional que parta de nuestra historia y cultura, capaz de crear vasos comunicantes entre los grupos que conforman nuestra nación, y de reconstruir el tejido social y la gobernanza que pueda darnos una narrativa esperanzadora de futuro”. Catalina Morfín
En la segunda ronda, los representantes de las diversas universidades compartieron cómo han solucionado el tema de las prácticas profesionales, así como el de la socialización y vida en el campus.
En cuanto al primer tema, todos coincidieron en que el reto fue virtualizar lo más posible los escenarios de las prácticas para que los estudiantes pudieran sacar el mayor provecho de esta etapa de su formación profesional.
Catalina Morfín compartió que los Proyectos de Aplicación Profesional (PAPs) – que incluyen las prácticas profesionales – durante la primera etapa de la pandemia sufrieron ajustes, ya que todo el trabajo se desarrolla en escenarios reales de acuerdo a la profesión y que se trabajan como parte de un equipo multidisciplinario, asesorados por un profesor. La mayoría de estos escenarios se pudo trasladar a la virtualidad. Con los protocolos sanitarios que ha aceptado la Mesa de Educación se ha podido regresar paulatinamente al trabajo. “Esto nos ayudó a descubrir que podíamos ampliar nuestro servicio porque ya la distancia no es limitante. Creemos que eso, combinado con el regreso a la presencialidad, puede quedarse”, mencionó.
En cuanto al aspecto de la socialización y la vida del campus, Morfín señaló que, conscientes de que hay alumnos que iniciaron la universidad sin haber pisado la universidad, el ITESO ha invertido en los mejores protocolos sanitarios para que los estudiantes puedan ir al menos una vez al semestre al campus.
En la tercera y última ronda los asistentes al foro compartieron sus propuestas para trabajar en red, y de nueva cuenta, todos coincidieron en la importancia de fortalecer los mecanismos de colaboración entre las universidades que participan en el consorcio para recuperar aprendizajes, mejorar las prácticas para el modelo híbrido, aprovechar las ventajas de la virtualidad para contribuir de mejor manera a la formación de profesores y estudiantes y abrir el Consorcio Jalisco a otras universidades.
En esta última intervención, Morfín señaló que uno de los grandes aprendizajes de la pandemia ha sido el encontrar y redescubrir el sentido de la universidad “como una comunidad que produce conocimiento, que reúne a los estudiantes para pensar e imaginar otras formas en las que pudiéramos convivir y solucionar nuestros problemas, que son muchos”.