Desapariciones forzadas y migración desde el arte contemporáneo y la danza fueron parte de los temas que rondaron por los pasillos del ITESO como parte del programa del Festival Cultural Universitario que esta semana cierra su edición número 16.
POR PALOMA HERNÁNDEZ Y JUDITH MORÁN

En esta fábrica de desaparecidos que llamamos país, abrir la caja es, por lo general, exhumar restos de una fosa común” este es un fragmento de un texto que Bernardo García, profesor del Departamento de Formación Humana del ITESO, preparó para la última pieza Desaparecer en el Festival Cultural Universitario.

El recorrido por la exposición de arte contemporáneo sobre las desapariciones forzadas en México, que se montó alrededor de las Cabañas N, iniciaba en Una cartografía de la violencia. El caso Ayotzinapa, un mural en el que un tejido de líneas sitúa horas y lugares en los que ocurrieron los acontecimientos en torno a la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos el 26 de septiembre de 2014.

Para deshilvanar el entramado del mural, la organización británica multidisciplinaria Forensic Architecture complementó la exposición con un video que sigue la línea de la llamada “verdad histórica” de la Procuraduría General de la República, las narraciones de los sobrevivientes, así como la participación de militares, policías locales y el crimen organizado.

“El mural revela la naturaleza sincronizada de los ataques, la participación de múltiples fuerzas de seguridad y el abrumador nivel de coordinación y comunicación entre ellos”, se concluye en el video.

El armado de Una cartografía de la violencia es resultado de la investigación que realizó el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) quienes contactaron a Forensic Architecture para hacer este mapeo de narrativas.

Este proyecto ya se presentó en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM, el Institute of Contemporary Arts (ICA) en Londres, y recientemente nominados al Premio Turner 201, el galardón más prestigioso del arte contemporáneo de Reino Unido. Si quieres explorar el proyecto Una cartografía de la violencia entra a: www.plataforma-ayotzinapa.org

La segunda pieza Polvo era una representación de las fosas que se han encontrado en el país. Los cráneos de arcilla cruda elaborados por estudiantes y voluntarios en los talleres de cerámica de la universidad confrontaban a sus observadores con el horror del descubrimiento de cuerpos.

Estos cráneos que fueron desapareciendo en la semana que duró la exposición –del 29 de octubre al 2 de noviembre– en representación de cómo se desvanecen de la memoria, de los noticieros y de las redes sociales las noticias de las desapariciones forzadas.

Armonía y unión

Todos Somos Migrantes cuenta una breve historia de migración, rechazo, aceptación e integración a través de la danza, con una puesta de escena que inició en una selva: el piar de los pájaros, el ruido que hacen los insectos y el viento que suena al pasar por las hojas de los árboles. Lentamente entraron tres mujeres con peinados similares, trenzas que empiezan desde el nacimiento del cabello y que se unen en una coleta alta, y con ropa muy parecida, pantalones bombachos, leotardo y torera de manga larga con olanes, cada una con su respectiva combinación de colores: azul marino, morado oscuro, y café con toques de verde y azul.

Mientras la música se sumó al sonido de fondo, se agregaron percusiones, acordes de guitarra; las mujeres siguieron el ritmo con sus cuerpos haciendo ondas con el torso, brazos y piernas, contorsiones, marcados pasos con sus extremidades que recordaron a los bailes de apareamiento de las aves, en ocasiones cada una bailó por su cuenta, sin perder cierta hegemonía grupal.

A la mitad del recital entró una mujer con un vestido de grandes flores naranjas, azules y blancas, con detalles rojos en la bastilla y olanes de las mangas, su cabello adornado por un listón rojo. Su vestuario no era lo único diferente, sus pasos de baile también: más pronunciados, grandes. Parecía no encontrar su lugar en el ya establecido “orden” de baile grupal, e intentó, sin mucho éxito, imitar lo que hacían las otras mujeres.

Después de unos momentos en una coreografía que emularon confrontaciones, las tres mujeres uniformadas empiezan a incluirla hasta que la nueva integrante formó parte del grupo; su distinto estilo de bailar aún hacía notoria su presencia entre el grupo, pero se logró llegar a una armonía y unión por medio de la danza.