“La siguiente obra que haga es la que más me va a gustar”, afirma Enrique Nafarrate, pionero e icono de la carrera de Arquitectura del ITESO, la cual está celebrando medio siglo de vida.

Hace 50 años, Enrique Nafarrate, reconocido como uno de los arquitectos más importantes de Guadalajara en el Siglo XX, participó en el nacimiento de la Escuela de Arquitectura en el ITESO, luego de que el doctor Jorge Villalobos, SJ lo invitara a fundarla. En 1963 comenzó su labor docente en esta universidad impartiendo la asignatura de “Teoría de la arquitectura”, y desde ese año y hasta 1972 fungió como director de la carrera.

Recuerda que el curso de inducción comenzó los primeros días de agosto en la Casa de los Abanicos, ubicada en la calle Libertad, y un mes después finalmente se trasladaron al actual emplazamiento del campus ITESO, donde recién se había terminado de construir el Edificio A. Allí, un lunes 9 de septiembre de 1963, se empezaron a impartir clases también en las carreras de Administración de Empresas, Contabilidad y las ingenierías Civil, Mecánico Electricista y Química.

Nafarrate nació en la Ciudad de México en 1930 y desde los cinco años de edad vive en Guadalajara. Alrededor de 100 casas y 100 edificios que podemos ver en la ciudad han sido creaciones de este doctor en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Madrid y egresado de la primera generación de la Escuela de Arquitectura de la UdeG (1950-1954) cuando la dirigía Ignacio Díaz Morales, quien después fue profesor del ITESO, desde 1973 hasta su muerte en 1992.

Uno de los momentos más satisfactorios a lo largo de su carrera ocurrió en 1978. Mientras vivía en España, se enteró que el proyecto de un grupo de alumnos del ITESO –el rescate de un inmueble en Yahualica para transformarlo de cárcel y oficinas en un centro cultural– obtuvo el primero lugar del Concurso de la Unión Internacional de Arquitectura, avalado por la Unesco, uno de los más relevantes que se otorgan a las escuelas de arquitectura de todo el mundo.

Cuando se le pregunta cuál es la obra que más importancia tiene para él, responde modestamente que todas tienen un significado especial. “Me gustan todas, pero me va a gustar más la próxima que haga: un proyecto de departamentos en condominios”.

 

Pasión por lo eterno

Miembro de la Academia Nacional de Arquitectura, Nafarrate habla de su profesión con la pasión y la vocación que pocos tienen. “La arquitectura es una obra de arte que ayuda a la sociedad y a que quien habita un espacio para que alcance su mayor plenitud. Según cambia la sociedad, la arquitectura evoluciona. En los últimos años los avances tecnológicos han provocado el avance de la arquitectura”, refiere.

Y como testigo de las profundas transformaciones que ha experimentado la sociedad en las últimas décadas –destrucción del medio ambiente, explotación indiscriminada de los recursos– Nafarrate impulsa la necesidad de que los alumnos tengan una formación robusta tanto en teoría arquitectónica, como en ética y moral.

“En estos 50 años de la carrera estamos recordando que toda la arquitectura sea sustentable”, subraya el arquitecto, quien resalta la importancia de nuevos campos de estudio como la ecología, la eco-ética y la sustentabilidad. De hecho, al referirse a los nuevos planes de estudios de la carrera y a los nuevos posgrados especializados en sustentabilidad, calcula que los resultados se verán gradualmente en los proyectos arquitectónicos que los itesianos elaboren para la ciudad, la región o el mundo. Texto Por Fabián Ramírez Foto Roberto Ornelas

 

50 VELITAS PARA ARQUITECTURA

 

Cumplir 50 años amerita un buen festejo, y así lo ha entendido la carrera de Arquitectura del ITESO, que en sus tradicionales Jornadas contará con ocho mesas de diálogo, conferencias y tres homenajes durante septiembre, uno al propio Nafarrate, otro a Miguel Andonaegui y uno más a los integrantes de la primera generación.

Consulta toda la información de las Jornadas de Arquitectura y los festejos por los 50 años de la carrera en la página blogs.iteso.mx/arquitectura