Perú exporta el 90 % de la fibra de alpaca. Sin embargo, los pequeños productores andinos enfrentan precariedad, el cambio climático, discriminación, pagos injustos y barreras culturales como el machismo. Este contexto fue analizado por Eduardo Revilla y Jorge Valdivia en un estudio de caso que propone el cooperativismo como alternativa

La alpaca, uno de los cuatro camélidos que hay en todo el continente americano, posee un pelaje denso del que se obtiene una de las fibras más finas y resistentes utilizadas en la industria textil. Perú exporta el 90% de esta materia prima. Allí, el 85% de estos animales pertenece a pequeños productores, quienes la comercializan a precios significativamente inferiores a los que alcanza en el mercado internacional.

Esta última situación se ha perpetuado por la presencia de intermediarios y empresas externas que dominan la transformación del producto, gracias a su infraestructura tecnológica y acceso a mercados internacionales. Aunado a esto, el cambio climático amenaza con transformar el entorno en el que se crían las alpacas, lo que puede afectar la calidad de su pelaje y supervivencia, ya que dependen de ecosistemas como bofedales y de las temperaturas bajas, propias del valle de Cusco, segundo productor nacional.

Las comunidades andinas han transmitido los conocimientos de esta actividad ancestral de generación en generación. “Otro de los temas que vimos es que hay poca credibilidad sobre los usos y costumbres de los pueblos originarios, por ejemplo, en cómo toman sus decisiones. Se les quieren imponer otras formas, eso genera también choques y divisiones entre ellos”, menciona Eduardo Revilla, profesor del Departamento de Economía Administración y Mercadología (DEAM), del ITESO.

En colaboración con José Valdiva, profesor de la Universidad Católica de Santa María (UCSM), desarrolló el estudio de caso El oro andino: Entre el lujo y la supervivencia, el dilema de la alpaca peruana, que ganó el primer lugar de la decimocuarta edición del Concurso Internacional de Casos Para la Enseñanza organizado por Facultad de Contaduría y Administración (FCA), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que convocó a siete países y en el que participaron 89 proyectos.

“Nos interesó el tema porque la convocatoria solicitaba que los casos tuvieran dilemas éticos para poder ser discutidos”, añade Revilla, quien señala que la mayoría de las productoras son mujeres atravesadas por estructuras patriarcales que obstaculizan su autonomía. Esto ha limitado su participación en la toma de decisiones y en el uso de los recursos dentro de sus comunidades. Revilla comparte que participar en el concurso les parecía una oportunidad para visibilizar esta problemática.

Un estudio de caso es una metodología de enseñanza que presenta situaciones reales y complejas para que docentes y estudiantes reflexionen, analicen y propongan soluciones, o bien aprendan de las decisiones que otros profesionales han tomado en contextos similares. En el análisis desarrollado por Valdiva y Revilla, la propuesta es el cooperativismo y la economía circular.

“En una cooperativa […] hay mayor cantidad de producción, una participación democrática entre todos los miembros para fijar los precios, homologar procesos de calidad y para tener una voz unificada para la venta del producto […] También puede tener mayor participación en el mercado internacional si cumple ciertos estándares de calidad”, explica. También marcó necesario el desarrollo de políticas públicas que apoyen al sector.

La publicación se integrará al acervo de la Unidad de Casos ITESO, de la Escuela de Negocios ITESO, que se podrá consultar en la Biblioteca Jorge Villalobos SJ, coordinada por Carlos López Monsalvo quien también aportó a la revisión del documento sobre el oro andino.  

 FOTO: Luis Ponciano