Zulette Guerrerosantos tuvo la oportunidad, en sus prácticas, de ir al campo de trabajo y experimentar de primera mano
Zulette Guerrerosantos hizo lo que muchas y muchos jóvenes hacen antes de tomar una decisión tan determinante como elegir una carrera: se tomó un año sabático para viajar, trabajar y conocerse mejor a sí misma.
Se fue a Francia a trabajar y, en sus tiempos libres, tomaba fotos y videos. “Me gustaba mucho hacer videos, pero no era tanto mi pasión”.
Primero eligió una carrera orientada a medios digitales, dado que hacer contenidos era lo que más realizaba; pero, cuenta, no conectó con el plan de estudios ni el enfoque técnico.
Su hermano, que estudiaba Arquitectura en el ITESO, le insistía en que probara alguna carrera en esta universidad, creyendo que quizá encontraría algo más afín.
“Me salí de la carrera y le dije a mi papá que esperaría a elegir mejor la siguiente carrera. Siento que todos en algún momento tenemos una crisis existencial, y hay que tomarse el tiempo de decidir”, cuenta. “Aunque me daba mucha ansiedad que siguiera pasando el tiempo, sobre todo después de que ya me había ido un año sabático…”
Siguió por el camino parecido: entró a Comunicación y Artes Audiovisuales en el ITESO. Su papá es egresado de Ciencias de la Comunicación de esta casa de estudios y apoyó su decisión, pensando que este enfoque más específico que el Departamento de Estudios Socioculturales (DESO) podría ser adecuado para ella.
“Mi mejor amiga estaba un semestre arriba en la misma carrera, así que yo veía su camino y su ruta de clases, trabajos y proyectos. Pasó el primer semestre y estaba motivada, con muy buenas calificaciones, el campus me encantaba y el edificio del DESO, con las cabinas de audio y las instalaciones todas nuevas”.
Pero al escuchar las historias de sus compañeras y compañeros, sus planes y proyectos, sentía que no conectaba igual.
“A mí me gustaba estar frente a la cámara, no detrás dirigiendo. En todas mis materias de primer semestre –grabación de audio, iluminación y demás– siempre era de que, ‘tú, Zuli, tú ponte y te tomo la foto a ti’, y eso me gustaba”.
La crisis volvió. “Me encantó, pero no me veía el siguiente semestre editando horas y creando de esa forma”.
A veces para seguir adelante, hay que hacer un repaso hacia atrás. Zulette recordó su fascinación por la cocina. Cómo consideró en algún momento estudiar algo parecido, pero sentía que no era necesariamente ser chef lo que tenía en mente. Recordó su tiempo en Francia, donde fue niñera, y se encargaba de ir al mercado, elegir sus elementos favoritos y cocinar. Destacó su fascinación por ser anfitriona y organizar.
Si fotografía no fue, quizá este otro hobbie podría ser una clave para desarrollarlo en oficio. “Al salir de Audiovisuales, pensé que quizá esta podría ser una opción que, hasta ahora no había sabido canalizar”.
“Todas las materias me llenaban. El material era súper jugoso. No sabría ni decirte cuál sería la mejor materia o herramienta, porque siento que, ahora que estoy en último semestre, de todo saqué algo, hasta de las materias que en un principio no encontré sentido”.
Y para su suerte, justo en medio de su crisis, el ITESO abrió la carrera de Hospitalidad y Turismo. Se dio cuenta que con este plan de estudios podría aprender a tomar decisiones administrativas, cuantitativas y de organización, así como aprender sobre las claves de la hospitalidad y entretenimiento. Además, le ofrecieron una beca por ser parte de la primera generación.
“Al principio éramos súper poquitos, varios de otras carreras como Comercio Internacional, casi puras mujeres, y estuvo muy bonito. El segundo semestre nos llevaron de paseo a Zacatlán de las Manzanas, y nos unimos aún más”.
Además de pasarla bien y continuar con un buen promedio, pasó lo que le faltó en toda esta búsqueda: “todas las materias me llenaban. El material era súper jugoso. No sabría ni decirte cuál sería la mejor materia o herramienta, porque siento que, ahora que estoy en último semestre, de todo saqué algo, hasta de las materias que en un principio no encontré sentido”.
Una de las ventajas de la carrera de Hospitalidad y Turismo fueron las prácticas, en las que tienen la oportunidad de ir al campo de trabajo y experimentarlo de primera mano.
Una de las más satisfactorias fue su estancia en el Hotel Demetria, en el área de cocina y repostería. “Mi enfoque eran los restaurantes y la atención al cliente en el área de atención a clientes, así que entrar a un hotel fue una combinación que me fue interesando”.
Le fascinó que fuera hotel boutique, con cocinas más pensadas en la experiencia completa, más que cumplir con las amenidades obligatorias. Hacía postres, asistió en producción de algunos eventos, y de ahí se inspiró para realizar un viaje a Nueva York.
“Tenía esta idea de recolectar experiencias trabajando en distintos restaurantes en el mundo, para eventualmente poner el mío. Y siento que esto de las prácticas fue un propulsor muy grande para tomar la decisión de irme dos meses y medio a Nueva York. El platicar con los chefs, el staff del hotel, y conocer gente que te da consejos y te guía”.
Se lanzó con una amiga y trabajó en tres restaurantes distintos: una heladería, un mercado gourmet en Brooklyn –en un puesto de comida kosher– y un restaurante indio. Aprendió desde lo que no le gustaba –renunció al indio por el pésimo ambiente laboral–, su enfoque constante en los postres –por eso la heladería–, y los procesos especiales de almacenamiento, limpieza y estándares de calidad –sobre todo presentes en la comida kosher.
“Ahí asenté la práctica que había aprendido en el Hotel Demetria, pero en el mundo real. Y noté cómo yo iba evolucionando, y mis metas iban evolucionando a la par”.
Zulette además comenzó allá a hacer un blog de comida en Instagram, llamado @foodbloggeo. De todo lo que ganaba, lo invertía en ir a visitar los restaurantes y puestos con más hype en Nueva York, y hacer reseñas honestas y vivenciales. Aunque no ejerció, todo suma: su paso por medios virtuales y Comunicación y Artes Audiovisuales, además de su pasión personal por la foto, fueron útiles para levantar este proyecto.
Ha continuado con ese trabajo personal a todos lados a los que ha ido, desde esta ciudad, regresando a Guadalajara, sus viajes personales, hasta lograr tramitar su intercambio de regreso a París.
Ahí tomó materias de análisis financiero, administrativas y de negocios, para complementar su educación y su plan de negocio restaurantero.
La chica que le ayudó a encontrar un departamento en París resultó ser administradora de una cuenta de Instagram de turismo entre México y Francia. Tenía distintos conectes entre restaurantes para promover el turismo gastronómico, así que la coincidencia fue muy afortunada para Zulette.
Hizo un trueque con ella: Zulette le auxiliaría con sus redes personales, a cambio de una serie de cursos de repostería francesa. Pero en marzo de 2020, llegó la pandemia de covid a Europa con fuerza, y tuvo que regresar a Guadalajara, conectarse a sus clases de intercambio a las 3:00 horas y terminar el semestre.
Tomó los Proyectos de Aplicación Profesional para apoyar a pequeños productores en el Pueblo Mágico de Tequila, para aprovechar el turismo de esta bebida, e invitar a los visitantes a conocer otros aspectos culinarios y de esparcimiento fuera de las tequileras, y así apoyar a los productores locales. El segundo se enfocó en el clúster turístico de los productores de raicilla, conocer su entorno y encontrar formas interesantes de impulsar un mercado tan específico como el de este destilado.
Su última práctica antes de graduarse es actualmente como recepcionista en el hotel Punta Caliza de Holbox, para interactuar con huéspedes de forma más directa. “Quería ver el manejo administrativo en un hotel boutique, y trabajar en un destino de playa, que ahora mi curiosidad está enfocada en eso”.
Lleva un mes muy contenta, trabajando duro, tomando sus últimas dos materias en línea, lista para graduarse y seguir aprendiendo de otras formas lo que necesita para poder lograr su sueño de abrir un restaurante que sea destino local y turístico, impecable en hospitalidad, y con una cocina de primer nivel.
Y para ello, cuenta, necesitará seguir preparándose, aprendiendo de primera mano todos los aspectos de un restaurante y trabajando en cada uno de ellos, para poder dirigir mejor su primer restaurante.
“Mi papá siempre me dice que es como una rana en un lago, que debe salir de ahí y seguir su camino, pero tiene que enfocarse en una roca y un salto a la vez, antes de llegar a la piedra más grande con la flor más bonita. Siempre me dice, ‘ve poniendo tus piedras en las que vas a ir brincando, para que no te quedes ahí en medio del lago’”.
Quienes estudian esta carrera aprenden a desarrollar propuestas alternativas y de impacto social para recepción, estancia-alojamiento, entretenimiento y transporte de las personas basadas en la comprensión crítica de las necesidades actuales de la sociedad; aprenden a desarrollar soft skills, es decir, habilidades profesionales de trato, comunicación y servicio a las personas con un enfoque social y ambiental; y fortalecen sus herramientas de empatía para convivir y experimentar otras culturas.
Ve aquí el plan de estudios: https://carreras.iteso.mx/hospitalidad-turismo
Para becas y financiamientos, visita: https://becas.iteso.mx/