El Centro de Acopio Mazatepec es uno de los proyectos de acompañamiento e incidencia social de los PAP de COINCIDE. Se distingue por su gestación desde el diálogo y colaboración entre la comunidad y la universidad

POR YOANA RODRÍGUEZ/ENCARGADA DE COMUNICACIÓN DE COINCIDE

Hasta hace unos años, por las calles y esquinas de San Isidro Mazatepec, poblado a 30 minutos de la Zona Metropolitana de Guadalajara, no era extraño encontrarse con montículos de basura que podían acumularse por semanas. Hoy, que cuentan con un Centro de Acopio Mazatepec donde se destinan los residuos, son la prueba de que las iniciativas gestadas por las propias comunidades son posibles y viables. 

El centro es parte de los Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) San Pedro Valencia, perteneciente a la Coordinación de Programas de Incidencia Social (COINCIDE) y con presencia en las nueve comunidades del Valle de Mazatepec desde hace siete años. En él participan docentes y estudiantes del ITESO, quienes —en conjunto con las poblaciones— desarrollan iniciativas en asuntos de renovación urbana, saneamiento ambiental y emprendimientos turísticos. 

Desde hace año y medio el centro de acopio funciona como respuesta desde su población a la problemática de basura y su mala gestión por parte del municipio de Tala.  

“El objetivo principal es la disminución de los residuos, así como de generar una estrategia de consciencia con la comunidad a partir de campañas de limpieza, reforestación y talleres de sensibilidad”, señala Joaquín Flores, habitante de San Isidro y estudiante de Ingeniería Ambiental en ITESO. 

A sus 21 años, Joaquín es líder comunitario y miembro del Colectivo Cultural Mazatepec, organización de jóvenes con proyectos de impacto social. Ellos hicieron el primer contacto con el equipo de profesores de la universidad, quienes ya tenían presencia en la comunidad contigua de San Pedro Valencia. 

Movidos por la idea del trabajo colaborativo, miembros del PAP y el colectivo organizaron una consulta en la que participaron ejidatarios, padres de familia, niñas, niños y jóvenes; donde se expusieron las necesidades compartidas. “Incluso siendo parte de la misma comunidad teníamos visiones y soluciones distintas, pero trabajando mano a mano es como nos entendimos”, rememora Joaquín. 

Entre los logros obtenidos está la creación del centro de acopio, la instalación de dos puntos limpios que separan residuos orgánicos, plástico, aluminio, vidrio, papel y cartón; así como la integración del Comité de Medio Ambiente San Isidro Mazatepec. 

“El hecho que sean los propios miembros de la comunidad quienes empiezan a buscar el proyecto te habla de cómo nosotros no estamos llegando a imponer o a decir cómo se hacen las cosas. Como profesores y estudiantes del ITESO nos dedicamos a impulsar comunidades en el desarrollo sustentable y trabajamos juntos para lograrlo”, comenta Andrés Zuloaga, profesor del ITESO a cargo del proyecto. 

En recientes días el PAP San Pedro Valencia recibió el reconocimiento a las Mejores Prácticas  Universitarias en la Promoción de Ciudadanía por el Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi). A su vez, fue reconocido por la Comisión Interuniversitaria de Servicio Social  por su relevancia e impacto social. 

El reto de la gestión comunitaria 

Así como es uno de sus rasgos más distintos y enriquecedores, lo comunitario puede significar un reto complejo pues requiere del compromiso de la gente, de involucrarse y trabajar para lograr los resultados. 

De acuerdo al profesor Andrés, el centro trabaja a una décima parte de su capacidad, pues todavía son pocos quienes acuden con sus residuos separados. “El gran reto es lograr un cambio de consciencia en la gente, reducir su consumismo y que encuentren en el centro un beneficio a ellos”, señala. Actualmente se trabaja en un modelo de negocio con el que se pretende incentivar el uso del centro al retribuir a sus usuarios por medio de vales de despensa a cambio de los residuos. 

“Lo que le da unidad a nuestra presencia en la zona es el diálogo con las poblaciones que nos permiten identificar sus demandas, generando con ellos propuestas de resolución y conformando estructuras sociales para resolverlas desde las propias capacidades de las comunidades”, señala Héctor Morales, coordinador del PAP. 

Para el coordinador, quien también fue fundador del PAP hace siete años, estos proyectos requieren de paciencia, escucha y acompañamiento a los actores, “de poner la apuesta en las capacidades de la comunidad para ser resilientes y encontrar las alternativas desde su propia mirada y lógica”. 

Para el joven Joaquín, el proceso le ha permitido reconocerse como parte de una generación más consciente del lugar en que nació y con el compromiso de poner sus talentos y capacidades para transformarlo. “Cada vez somos más los que nos damos cuenta que el trabajo debe ser en colectivo para construir el futuro que queremos”.

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El 2 de noviembre se abrirá el proceso de pre-inscripción de los PAP. Puedes consultar previamente el catálogo de proyectos para que comiences a planear tu futura experiencia de intervención social. Existen también PAP covid-19, orientados específicamente a resolver problemas sociales agravados por la pandemia.