En el marco de la celebración del día de San Ignacio, la comunidad universitaria se reunió en una misa para recordar la vida y legado del fundador de la Compañía de Jesús

Con motivo del día de San Ignacio de Loyola, celebrado cada 31 de julio, la comunidad universitaria del ITESO se congregó para participar en la tradicional misa en memoria de la vida y legado del fundador de la Compañía de Jesús. La ceremonia se llevó a cabo en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ, y fue presidida por el rector Alexander Zatyrka, SJ, acompañado por José Marín del Campo, SJ. 

“A lo largo de la historia de la Iglesia el Espíritu Santo ha regalado lo que se conoce como carismas […] Regalos, literalmente, que el espíritu hace a la Iglesia para enfrentar situaciones particulares en un momento específico de la historia […] El carisma de San Ignacio surge en un momento importante de transición, no sólo de la iglesia, sino de toda la humanidad (el Renacimiento)”, dijo Zatyrka al inicio de la homilía, en la que destacó uno de los dones de Loyola: el diálogo.  

“El gran peligro de ese momento de transición fue que, maravillados por la posibilidad de un pensamiento crítico […] se perdiera esta capacidad de entender y vivir la totalidad de la realidad. Eso sólo lo puede lograr el amor”, mencionó.  

Generar un diálogo profundo entre la visión analítica del mundo y la dimensión afectiva, espiritual del ser humano fue una de las grandes virtudes de Loyola, la cual se volvió una característica distintiva de la educación jesuita, y, por ende, del ITESO, fundado también un 31 de julio hace ya 68 años.  

“San Ignacio propone que nunca nos acerquemos a un camino de la elección que no esté gobernado por ese principio del amor”, dijo y recordó a los asistentes que, quienes somos hoy en día es el fruto de nuestras decisiones.  

Con esta celebración, la comunidad universitaria rindió homenaje a San Ignacio de Loyola y renovó su compromiso con una educación que forma personas íntegras, que actúan desde el amor y la justicia. En palabras del rector, el legado ignaciano sigue siendo un obsequio vigente para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo. 

 

FOTO: Zyan André