Durante una semana, las y los estudiantes del ITESO analizaron los elementos distintivos de la obra del arquitecto jalisciense, guiados por Guido Margo Morpurgo, de la Universidad IUAV de Venecia, para desarrollar propuestas que puedan adaptarse a los espacios urbanos actuales

Las tardes son apacibles en la Casa ITESO Clavigero. El patio es fresco y dentro de la casa la luz se cuela por las ventanas, ofreciendo atmósferas que facilitan la contemplación. Aunque en su concepción original era una casa habitada, estas atmósferas contemplativas vienen bien con la nueva vocación de la casa como recinto para exposiciones. La placidez que genera la casa no es gratuita: su diseño y la selección de materiales para su construcción corrieron por cuenta de Luis Barragán, uno de los arquitectos más reconocidos a nivel mundial y cuya propuesta constructiva es el eje que guió los trabajos del taller «Domus barraganiana», que del 5 al 9 de septiembre fue impartido por Guido Margo Morpurgo a los estudiantes de la Licenciatura en Arquitectura del ITESO.

El Auditorio Pedro Arrupe, SJ, lució abarrotado. Veintiséis mesas largas sirvieron como espacio de trabajo para los diferentes equipos de estudiantes que tomaron el taller. Entre las mesas caminaban algunos profesores para orientar los trabajos y sentado en uno de los grupos se pudo ver a Guido Morpurgo, quien llegó desde la Universidad IUAV de Venecia para compartir sus conocimientos sobre el diseño de vivienda y, principalmente, sobre sus conocimientos sobre la vivienda diseñada por Luis Barragán.

«Cada día vamos a avanzar una parte del proyecto, que se aborda desde el principio de implantación, que significa adaptar las casas que vamos a proyectar a los espacios que se han seleccionado. Para hacerlo vamos a utilizar los planos reales de dos casas proyectadas por Barragán, la Casa Gilardi y la Casa Cristo, porque el tamaño de ambas construcciones coincide con la subdivisión de algunas manzanas reales de Guadalajara. Cada equipo va a realizar un proyecto que se traduzca en una variante de los proyectos de Barragán», detalla el académico italiano.

La idea general de los trabajos, continúa Morpurgo, es trabajar a partir de lo que él llama la «domus barraganiana», que, explica, «es una idea que conecta la experiencia histórica de la casa, la domus, con la experiencia del proyecto ‘barraganiano’ que se desarrolla alrededor de los espacios abiertos que están al interior de la casa como una habitación, como un elemento integrado a la morfología del edificio». 

Guido Morpurgo sabe bien los terrenos que pisa y reconoce que es imposible intervenir o replicar lo hecho por Barragán. Por eso, dice, lo que hicieron durante el taller es «interpretar las visiones del gran maestro mexicano, que ha fijado una serie de principios de composición arquitectónica muy sofisticados. Podemos intentar usar esta experiencia para aprender cómo conectar la casa en relación con el tejido urbano de una ciudad compleja como Guadalajara». 

La conocida como Casa Cristo, ubicada en Guadalajara, fue construida en 1929. Se trata de uno de los primeros trabajos de Luis Barragán y en ella ya se entrevén algunos de los rasgos distintivos de lo que sería su propuesta arquitectónica, sobre todo el uso de los espacios amplios y abiertos. A casi 100 años de aquella construcción, Guido Morpurgo señala que una de las cosas que pueden aprender los estudiantes de arquitectura de estos tiempos es el hecho de que «la experiencia de Barragán está conectada con el medio ambiente artístico de Guadalajara. Esto es notable debido a la complejidad de cada estado dentro de México, cada uno tiene identidades particulares. Barragán puede transmitir el sentido de la necesidad de trabajar la arquitectura como una práctica artística, la conexión entre tradición y racionalidad, tradición y modernidad», concluye el académico italiano.

FOTOS: Luis Ponciano

Guido Morpurgo sabe bien los terrenos que pisa y reconoce que es imposible intervenir o replicar lo hecho por Barragán. Por eso, dice, lo que van a hacer durante el taller es «interpretar las visiones del gran maestro mexicano, que ha fijado una serie de principios de composición arquitectónica muy sofisticados. Podemos intentar usar esta experiencia para aprender cómo conectar la casa en relación con el tejido urbano de una ciudad compleja como Guadalajara».

La conocida como Casa Cristo, ubicada en Guadalajara, fue construida en 1929. Se trata de uno de los primeros trabajos de Luis Barragán y en ella ya se entrevén algunos de los rasgos distintivos de lo que sería su propuesta arquitectónica, sobre todo el uso de los espacios amplios y abiertos. A casi 100 años de aquella construcción, Guido Morpurgo señala que una de las cosas que pueden aprender los estudiantes de arquitectura de estos tiempos es el hecho de que «la experiencia de Barragán está conectada con el medio ambiente artístico de Guadalajara. Esto es notable debido a la complejidad de cada estado dentro de México, cada uno tiene identidades particulares. Barragán puede transmitir el sentido de la necesidad de trabajar la arquitectura como una práctica artística, la conexión entre tradición y racionalidad, tradición y modernidad», concluye el académico italiano.