Marcos del Rosario Rodríguez, coordinador de la Licenciatura en Derecho del ITESO, explica que, si bien es necesaria una nueva ley en la materia, no es viable la propuesta de que los consejeros sean electos por la ciudadanía en una votación ni necesariamente se tendría que desaparecer al INE

A pesar de los dimes y diretes que tuvieron lugar previo al ejercicio de revocación de mandato, el Instituto Nacional Electoral (INE) salió fortalecido y con una buena imagen ante la opinión pública. Pero eso no significa que no sea necesaria la reforma electoral de la que ya ha hablado el Presidente de la República. Así lo considera Marcos del Rosario Rodríguez, académico del ITESO, quien señala que «pese a que hubo una narrativa para deslegitimizar su trabajo, el organismo electoral mantuvo su legitimidad». 

Para el coordinador de la Licenciatura en Derecho del ITESO, sí es factible que antes de las elecciones federales de 2024 se realice una reforma electoral. El tema ya ha sido planteado por Andrés Manuel López Obrador, quien incluso ha adelantado que una de las propuestas de dichas reformas es que los consejeros sean designados por la ciudadanía a través de la elección popular. En opinión del académico, el cargo de consejero electoral «sí debe ser ocupado por alguien que cumpla con un determinado perfil técnico, no sólo obtener la simpatía de la gente». 

Señala que, a diferencia de una diputación, por ejemplo, sí es importante que la gente conozca a la o el candidato, ya que, a final de cuentas, será su representante. En cambio, al tratarse de un lugar en un órgano técnico que debe ser imparcial, sí es necesario «que los perfiles sean ciudadanos lo más neutrales y lo más objetivos posibles», refiere Marcos del Rosario. Y es que, si bien los consejeros son impulsados o propuestos por los partidos y son nombrados por la Cámara de Diputados, siguen siendo ciudadanos que deben ser lo más imparciales posible.

Para explicar por dónde podría darse la Reforma Electoral, el académico del ITESO recuerda que en 2014 el instituto cambió de nombre: pasó de Instituto Federal Electoral (IFE) a Instituto Nacional Electoral (INE). «El cambio no fue sólo nominal. Cuando era federal sólo podía organizar las elecciones federales; el cambio a nacional implica que ahora puede actuar en las elecciones locales siempre que la entidad requiera su apoyo». Con ese antecedente, no es inviable que la reforma contemple la desaparición de los organismos electorales locales —como el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco y los tribunales electorales—, que resultan ser muy caros para la carga laboral que tienen. «El INE tiene la infraestructura, los recursos y formación de carrera electoral», justifica el coordinador y añade que dicha iniciativa puede generar consenso entre los partidos.

Otros temas que podría contemplar la reforma son, por una parte, el modelo de comunicación, que hasta ahora limita la propaganda oficial a los tiempos y espacios del INE, la reducción del presupuesto que se asigna a los partidos políticos y la disminución del número de diputados plurinominales.

Del Rosario Rodríguez es enfático: «es inviable desaparecer al INE». Señala que, si bien la narrativa impulsada por el presidente y su partido sí ha pegado en la imagen del instituto, la ciudadanía sigue confiando en él. Por otra parte, también señala que es importante no personalizar la reforma electoral, esto con respecto al protagonismo que tienen Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, que son los consejeros más mediáticos y que suelen atraer el foco de la conversación. «Lorenzo y Ciro salen en mayo de 2023, pero el INE va a seguir ahí, por ello la importancia de no personificar a las instituciones».  

Para concluir, Marcos del Rosario dice que, en términos generales, la actuación del INE a lo largo de su historia ha sido buena.

FOTO: Luis Ponciano