El centro especializado en derechos humanos del ITESO imparte un curso sobre documentación y peritaje en casos de tortura dirigido a diferentes actores relacionados con el tema
Una de las primeras encomiendas que Robin H. Matthewman recibió cuando se integró al Servicio Exterior de Estados Unidos fue el de vicecónsul en Ciudad de México. Era 1987 y en ese entonces, cuenta, tuvo que ir muchas veces a reclamar ante las autoridades mexicanas por casos de tortura que ciudadanos estadounidenses habían sufrido a manos de policías mexicanos. Ahora, 30 años después, Matthewman continúa trabajando para el Servicio Exterior —ahora como cónsul en Guadalajara— y también sigue existiendo la tortura. Por eso, la dependencia estadounidense decidió echarle la mano al naciente Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ (CUDJ), del ITESO, que luego de su presentación hace un par de meses ha comenzado a dar sus primeros, pero firmes, pasos.
Una de las primeras actividades del centro es el curso “Documentación y peritaje en casos de tortura” en el que se invitó de manera directa a representantes de las fiscalías de Derechos Humanos y de Desaparecidos de la Fiscalía General de Jalisco, así como a representantes del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad) y de los colectivos Por Amor a Ellxs y Familias Unidas por los Desaparecidos Jalisco (Fundej), además de estudiantes de la Maestría en Derechos Humanos del ITESO.
Alejandra Nuño, directora del CUDJ, señaló que decidieron arrancar con esta actividad porque “de la tortura casi no se habla, como si al no hablarlo no existiera y ya hubiéramos trascendido el tema”. Para mostrar la vigencia de esta práctica, Nuño puso como ejemplo el caso de Mohammed Morsi, expresidente de Egipto que estaba detenido y que murió previo a una comparecencia legal porque, se especula, fue privado de sus medicamentos como una manera de torturarlo. “Al comenzar con este curso, desde el CUDJ queremos decir que es posible tener las mejores herramientas para en el futuro tener una sociedad libre de tortura”, añadió la directora del centro.
El curso cuenta con el apoyo del Consulado de Estados Unidos en Guadalajara, a través de la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID, por sus siglas en inglés). Robin Matthewman señaló que es muy valioso que se unan “la universidad, representantes de la academia, del gobierno y de la sociedad civil para generar conocimiento conjunto. Lo que van a hacer es importantísimo para mejorar el Estado de derecho en Jalisco”. Y es que, añadió la funcionaria, actualmente se ha reformado el sistema penal, han cambiado los roles de algunos actores de la impartición de justicia, “pero la policía sigue siendo la misma y es necesario ayudarles a cambiar. Si siguen usando la tortura no tendrán éxito (en los procesos) y continuará la impunidad”.
Manuel Flores, académico del ITESO, se dirigió a los asistentes en representación de Jorge Rocha, director de Integración Comunitaria de la Universidad. Señaló que la colaboración interinstitucional contribuye a formar una plataforma para trabajar y que sólo será posible “cambiar el entorno de esta manera: a través de la formación y la colaboración”.
TRABAJAR HASTA QUE LA DIGNIDAD SEA UNA REALIDAD
Luis Arriaga, SJ, Rector del ITESO, dictó la charla La defensa de la dignidad humana: una prioridad para los abogados, durante la plenaria de la Barra Mexicana del Colegio de Abogados Capítulo Jalisco el pasado martes 5 de noviembre, en la que hizo énfasis en la responsabilidad de los abogados. “Para quienes sean creyentes, en este trabajo hay una dimensión de trascendencia de la vida humana. Para quienes no lo sean, hay un vínculo ético hacia la corresponsabilidad social. En la medida en que la defensa de la dignidad humana esté en el centro de nuestro quehacer profesional seremos dignos abogados”.