La investigadora Leticia Durand visitó el ITESO para hablar de la disciplina del conocimiento que combina nociones de las ciencias sociales con las ciencias naturales.
La Lacandonia Schismatica es una planta endogámica de Chiapas. Aunque es pequeña, pequeñísima, su valor es muy grande: fue descubierta hace poco y generó tal sorpresa que los habitantes de la selva pronto la adoptaron como símbolo de identidad de la comunidad. No muy lejos de ahí, en las costas de Playa del Carmen, el sargazo hizo de las suyas consumiendo kilómetros de playa y poniendo en jaque aquel destino turístico. ¿Qué tanto las plantas —o, en términos generales, el medio ambiente— pueden incidir social, económica o culturalmente? De eso se encarga la rama posthumanista de la ecología política.
Leticia Durand es investigadora de la UNAM y su rama de especialidad es, precisamente, la ecología política. Visitó el ITESO hace un par de semanas para impartir un seminario como parte del programa del Doctorado en Estudios Científico-Sociales. Explica que la ecología política es una disciplina que combina los saberes de las Ciencias Sociales con los de las Naturales. Surgió en Europa en los años setenta “con el interés de incorporar el análisis sociopolítico a la dimensión ambiental. Hasta ese momento la relación era vista en términos de adaptación, y la ecología política lo que intenta es tratar de evidenciar que los procesos sociopolíticos son los que están moldeando las características y las condiciones del entorno natural”.
Señala que lo que muestra la ecología política es la complejidad de los escenarios ambientales y afirma que su utilidad tiene que ver con “reconocer que hay una gran diversidad de actores relacionados en los escenarios ambientales con visiones e intereses muy diferentes”.
Reconocer a estos actores, dice, es muy importante para la elaboración de políticas públicas que los involucren en la toma de decisiones.
Para ella es claro que la solución de los problemas ambientales no está sólo en las Ciencias Naturales, sino que involucra a otras disciplinas. Por otra parte, añade, es necesario ver el problema ambiental como una cuestión política, relacionada “con la negociación, con intereses distintos y con inequidades en términos de recursos y poder. Una persona con perspectiva de ecología política considera que la degradación ambiental tiene un componente sociopolítico esencial”.