Procuradores de derechos universitarios de distintas instituciones de educación superior, conversaron en el ITESO sobre la importancia de defender estas garantías.

Los defensores de los derechos humanos universitarios son, parafraseando a Carl Sagan, la luz en la oscuridad”, señaló Daniel Márquez, defensor adjunto de la Defensoría de los Derechos Universitarios en la UNAM.

Jaume Benaloy, Miguel Bazdresch, Alfredo Sánchez y Daniel Márquez

Durante su participación en la mesa redonda de procuradores de derechos humanos y derechos universitarios que se celebró el viernes 3 de febrero en el Auditorio D2, el investigador destacó que en un mundo en que la amenaza y la guerra parecen ser un referente de las relaciones entre los pueblos, “las defensorías pueden constituirse en la voz de la razón civilizatoria que dé luz y esperanza a los que sufren por las acciones arbitrarias de una autoridad”.

“Si somos capaces de demostrar que la defensa de los derechos humanos es de importancia, que tiene influencia y poder y permite modificar el comportamiento humano de manera positiva, habremos cumplido nuestro objetivo”, afirmó Márquez.

En la mesa también participaron Alfredo Sánchez, Defensor de los derechos universitarios de la UNAM; Jaume Benaloy, Defensor Universitario de la Universidad Católica de Chimbote, en Perú y Miguel Bazdresch, primer Procurador de los Derechos Universitarios del ITESO.

Ante la percepción de que estos derechos parecen lejanos, el académico de la UNAM señaló que a la universidad, además de aprender, se viene a convivir, y esa convivencia implica respetar al otro, independientemente de que sea diferente.

Miguel Bazdresch, por su parte, dijo que al formar parte de la sociedad, dentro de las universidades también operan los derechos humanos, aunque no siempre estén explícitos en reglamentos universitarios o estatutos.

“Si hay un derecho establecido en la Constitución ese se aplica en la universidad, y si no se aplica se está violando, y si se está violando es sujeto de denuncia y de protección”, sentenció.

Gobernanza participativa y prevención

“Hacer uso y tener conocimiento de esta institución universitaria [los defensores] puede ser una lección que nos enseñe a hacer patria, a defender los derechos humanos como ciudadanos y como profesionales”, afirmó Benaloy.

Para el académico peruano, los organismos de defensa de los derechos universitarios ayudan a acotar el poder de las autoridades para que cumplan mejor con su labor al servicio de estudiantes, profesores y demás integrantes de la institución.

“Si no conocen sus derechos no los pueden hacer valer, y lo mismo sucede para la sociedad”

Jaume Benaloy, Defensor Universitario de la Universidad Católica de Chimbote, en Perú

“En este sentido, será entonces una institución que controla, que fiscaliza, que está atenta a cualquier abuso de autoridad que pueda ejercer un responsable de la dirección o cualquier otra autoridad universitaria”.

Agregó que su oficina en Perú es una instancia que ayuda a que exista una gobernanza participativa con la participación de toda la comunidad universitaria.

“Este organismo puede acoger todas las voces, puede ayudar a un gobierno mejor y no solo para evitar abusos, sino para que se hagan propuestas que mejoren los servicios que ya se prestan”.

Benaloy fue enfático al señalar que no todos los conflictos se tienen que judicializar, sino que hay maneras alternativas de resolver los problemas. “La defensoría no tiene que reaccionar ante un abuso, sino también ser proactiva, tomar la iniciativa”, dijo, e instó a los presentes a que no únicamente denuncien, sino a que también hagan sugerencias.

Al inicio de la mesa, Juan Jorge Hermosillo, Procurador de los Derechos Universitarios del ITESO, recordó que la figura de este defensor en la Universidad Jesuita de Guadalajara se creó hace casi 20 años, y que la primera defensoría universitaria en el país surgió en la UNAM en 1985 y se le considera como antecesora de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Fotos Luis Ponciano