Con seis cortometrajes, la primera edición de la muestra Platicando en corto recibió a más de 150 espectadores en Casa ITESO Clavigero.

Desde sus inicios, el cine ha sido una forma de expresión cultural. Imágenes y sonidos se conjugan para dar vida a una historia, que busca impactar a los espectadores y lograr empatía para generar una opinión en ellos. 

“Hacemos cine porque sentimos la necesidad de hablar de un tema con los demás, temas que nos tocan, mueven o nos generan intriga”, compartió Daniela García de Quevedo Raymundo, estudiante de Comunicación y Artes Audiovisuales. 

Fue por ello que, con la intención de compartir y hablar de cine, alumnas de esta carrera organizaron la primera edición de “Platicando en corto”, muestra de cortometrajes protagonizada por estudiantes, egresados y profesores de la licenciatura en Comunicación y Artes Audiovisuales del ITESO. 

El viernes 23 de noviembre, Casa ITESO Clavigero fue el escenario para que seis cortos —Alberca, de Paola Villa; Escucha, de Ernesto González; El vendedor de globos, de Graciela Ríos; Hiladores, de Frida Ramos y Daniel Martínez; Diez Sonatas para Julia, de Manuel Acuña y Mariposa de Carolina Gudiño— fueran mostrados ante un público de alrededor de 150 personas. 

“El objetivo de nuestros cortos se cumple cuando alguien más los ve y se logra abrir un diálogo al respecto”, continuó García de Quevedo, a la vez que explicó que el objetivo del evento, del cual se espera haya más ediciones en un futuro, es dar un espacio para la proyección de producciones locales, más allá de los festivales de cine. 

Un segundo objetivo fue, además de ser un foro para dar promoción a sus obras, ayudar a generar un público que vaya adoptando este formato de cine. Carolina Gudiño, otra de las organizadoras y directora del cortometraje Mariposa, comentó que la interacción que se da entre los realizadores y el público fue una de las partes más valiosas de esta muestra. 

“De nada nos sirve hacer un cortometraje y que nadie lo vea. No me sirve el like en Facebook, pero sí que la gente se quede platicando después y se lleve algo a casa, eso es lo importante. Decidimos hacer este evento porque estamos en la industria y nos dimos cuenta que no hay espacios para la gente que gusta del cine, pero no tiene el hábito de buscar festivales o no conoce de plataformas especializadas. Es volver al cine amigable”, asentó. 

Alberca, de la autoría de la profesora Paola Villa, fue la pieza encargada de inaugurar la muestra de cortometrajes. Narra la repentina amistad que nace entre Karla y Fernando, quienes en diferentes etapas de sus vidas se encuentran para tomar un respiro de sus realidades y seguir avanzando. 

La mayoría de los cortometrajes presentados iniciaron como proyectos escolares, que fueron evolucionando hasta llegar a su conclusión fuera de las aulas. Tal fue el caso de Hiladores, de Frida Ramos, el cual también fue el único documental proyectado y que resultó ganador de un premio en el Festival de Cine Universitario Apolo. En esta pieza, la cámara cuenta la historia de los trabajadores de una fábrica artesanal de sogas charras. 

En Diez sonatas para Julia, el director Manuel Acuña plasma la historia de Julia, una mujer que, en un ambiente de incertidumbre y nostalgia, abandona a su familia y al único hombre que alguna vez quiso. Los antiguos amantes se encuentran fortuitamente, obligando a la protagonista a confesar un secreto que había jurado llevarse a la tumba. 

Don Beto es el personaje principal de El vendedor de globos, primer cortometraje de Graciela Ríos. El solitario anciano dedica sus días en ir al parque a vender sus globos, que atrapan la mirada de una alegre niña. El destino tiene guardado un inesperado desenlace para los protagonistas. Esta producción ha sido mostrada en diferentes festivales nacionales e internacionales; recientemente fue ganadora en la categoría Mejor Cortometraje Estudiantil en el Eurasia International Monthly Film Festival. 

Escucha, de Ernesto González, también ha estado presente en festivales internacionales de cine como el ReadingFilm Fest, The Yonkers Film Festival y el Sydney Lift-Off Film Festival. Presenta el desencuentro de una pareja de sonidistas, quienes durante una filmación se ven reflejados en la escena y dan espacio a la reflexión. 

El suicidio del hijo mayor de la familia toma por sorpresa a la familia Ruíz. Rocío, la madre, prohíbe implícitamente a todos hablar de la situación, pero Sofía, la hija pequeña, le dará una lección para aprender a entender, dialogar y seguir adelante. Con más de diez apariciones en festivales internacionales, fue reconocido como Screener’s choice en el Trinity Film Festival, con sede en Connecticut, Estados Unidos.