En el semestre de Otoño 2023 comenzaron las actividades de esta comunidad que busca constituirse como un espacio seguro para las personas de la comunidad LGBTQI+ que forman parte del personal académico y administrativo del ITESO, a fin de avanzar en la normalización de la diversidad como una manera de combatir la discriminación 

Cuando se escucha hablar de diversidad en el campus, casi de inmediato viene a la mente el Colectivo de Diversidad Igualitaria ITESO (Codii), que desde hace ya mucho tiempo ha venido trabajando por visibilizar temas de diversidad sexual e identidad de género, para así fomentar el diálogo y construir un lugar cálido de convivencia para sus miembros y la sociedad estudiantil”. Sin embargo, poco se piensa en las personas del personal administrativo y académico de la Universidad que forman parte de la comunidad LGBTIQ+. Corrección: poco se pensaba: desde Otoño de 2023, la Comunidad de Encuentro y Diálogo en la Diversidad se ha venido constituyendo como un espacio seguro al que pueden acercarse todas las personas. 

La iniciativa de crear esta comunidad surgió de Eduardo Revilla, académico del Departamento de Economía, Administración y Mercadología (DEAM), quien se acercó a Bernardo Cotero, director del Centro Universitario Ignaciano (CUI), con la idea de replicar la experiencia del grupo Sembrando Unidad en la Diversidad, que tiene su sede en Casa Loyola. El objetivo, dice Revilla, es trabajar por una mayor “presencia y visibilidad desde la trinchera académica y del personal administrativo”.  

La propuesta fue bien recibida por Cotero, que la llevó hasta Rectoría y contó con el visto bueno del rector Alexander Zatyrka, SJ. Entonces Eduardo Revilla invitó a Mónica Morales, colega suya del DEAM, para trabajar juntos en la creación de una comunidad abierta a todas las personas. “Muchas veces se nos olvida que los hetero[sexuales] también somos una parte de la diversidad”, dice Morales, y agrega que es la primera vez que se abre un espacio de esta naturaleza dirigido al personal académico y administrativo. 

Para la convocatoria de la primera actividad de la comunidad, que consistió en una sesión para conocerse y compartir experiencias y testimonios, se contó con apoyo de la Oficina de Personal. “Descubrimos con sorpresa que la buena convocatoria que tuvo fue porque se hizo la invitación de manera institucional”, recuerda Mónica Morales y detalla que en Otoño de 2023 realizaron actividades para irse conociendo, mientras que en Primavera 2024 comenzaron a trabajar en cómo generar un trabajo en red, así como a analizar las adecuaciones que se deben hacer para contribuir en la construcción de un espacio seguro para todas las personas. 

¿Y qué es un espacio seguro? ¿Cómo se construye? Eduardo Revilla explica que es necesario “normalizar la diversidad para combatir la homo y la lesbo fobias, porque todavía hay muchos compañeros que las tienen. También hay que respetar a quienes quieren permanecer ‘en el clóset’, porque esto lleva tiempo”. El académico añade que algunas personas prefieren no hacer pública su preferencia y su orientación sexual por miedo a sufrir discriminación en sus actividades laborales o en el día a día. En ese sentido, Mónica Morales completa la idea diciendo que un espacio seguro es un lugar “donde puedes confiar en que lo que compartes no será usado para dañar a nadie o para perjudicar a las personas. La confianza se retroalimenta y se fortalecen los vínculos, con la tranquilidad de saber que las vivencias se comparten sin juzgar y con respeto por la otra persona”. 

Bernardo Cotero, director del CUI, explica que el trabajo que se ha venido realizando desde el año pasado ha sido bien recibido. Hasta ahora se han sumado a la Comunidad cerca de 15 personas, aunque, dice, “sabemos que hay un grupo, más o menos grande, de personas que muchas veces tienen miedo. Queremos visibilizar para avanzar en el respeto”. Cotero explica que este miedo es producto de “una cultura que está instaurada socialmente”, por lo que “el reto más importante es poner sobre la mesa el respeto a la persona y la Universidad debe estar con quien la necesita para brindarle acompañamiento y que pueda vivir sin miedo”. 

Mónica Morales dice que “sigue habiendo esa homofobia, ese miedo a lo diferente. Sabemos que hay personas que no acuden a las sesiones por miedo, para no ser etiquetadas, y justo queremos aportar para modificar eso, construir lo que falta. Es un proceso continuo”. La académica añade que desde la Comunidad están abiertas al diálogo y al intercambio de ideas de quienes no piensan igual. “No evitamos el conflicto: lo enfrentamos a través del diálogo y el respeto, un respeto que sea recíproco, porque es válido no estar de acuerdo. La visibilidad que buscamos es desde ahí: somos distintos y está bien”. 

Sobre lo que viene más delante, Eduardo Revilla señala que tienen una agenda de trabajo abierta y adaptable a las necesidades del grupo. La intención es realizar más actividades para seguir avanzando en la visibilidad y ofrecer a las personas actividades de acompañamiento espiritual y de crecimiento humano, entre otros temas. También quieren buscar acercamientos con otras universidades jesuitas para replicar el trabajo y buscarán ampliar su alcance a la comunidad de personas egresadas del ITESO.  

“Hace un año sembramos esta semilla y nos hemos dado cuenta de que no hay este tipo de espacios en otros lugares. Eso nos ha permitido descubrir que es posible. El reto ahora es librar la barrera del miedo, de ser señalado. Tenemos que insistir y perseverar”, concluye Mónica Morales. 

Las personas interesadas en sumarse a la Comunidad de Encuentro y Diálogo en la Diversidad pueden acercarse al CUI o escribir directamente a Mónica Morales (moralesmnk@iteso.mx) o a Eduardo Revilla (erevilla@iteso.mx).