El trabajo desde casa trae consigo retos psicológicos y desafíos organizacionales, pero hay manera de salir bien librado de la experiencia.

Trabajar en chanclas y pijama puede ser el sueño de muchos, y el coronavirus podría estarlo cumpliendo, al menos temporalmente, pero cuidado, no todo es tan simple.

Para quienes viven del trabajo independiente no es un territorio desconocido, pues ya tienen sus estrategias, calendarios y horarios definidos, pero para los acostumbrados a estar en una oficina, esto es algo nuevo y sin explorar.

La reciente contingencia del coronavirus en México, por la cual autoridades recomendaron incentivar el “home office” para quienes se dedican a labores administrativas, trae consigo desafíos organizacionales, tanto para los asalariados como para los autónomos, e implicaciones en la salud mental de los trabajadores, según reconoce Salvador Rodríguez Preciado, profesor titular en la carrera de Psicología del ITESO.

“Cualquier crítica a los modelos de trabajo freelance no se aplica como tal acá. El hecho de estar obligados por la contingencia sanitaria a trabajar desde casa, supone varias diferencias. En principio que no hay opción, es decir, la opción es salir y enfermarse, por otro lado, hay otra serie de asuntos que se tienen que atender, por el simple hecho de que las escuelas también suspenden clases”, explicó.

Los retos psicológicos de trabajar en casa tienen que ver con la organización y la convivencia en un medio limitado. Habrá personas para las que no supone ninguna diferencia hacer las cosas así, pues ya tiene ese escenario de trabajo de manera cotidiana, sin embargo, la mayoría acostumbra repartir la crianza de los niños, y ahora se verán obligados a enfrentar las tareas laborales sin asistencia, sobre todo ante la imposibilidad de encomendar a otros este cuidado –los adultos mayores, por ejemplo, son un grupo al que se debe proteger más—.

“El papel que juegan las guarderías, las nanas, las tías, los abuelos, quienes comparten la crianza de los niños, queda muy claro aquí. Esto nos va a venir a dar un almohadazo en la cara en términos de cómo estamos llevando la crianza de los niños y, por otro lado, en cuanto a las cosas que tenemos delegadas en otras instancias”, añadió.

Para salir bien librado en esta nueva experiencia, se recomienda tomar acciones como bañarse y vestirse como si se fuera ir a la oficina (preparación psicológica); cumplir las mismas horas de trabajo que en la oficina; buscar un área específica de la casa destinada al trabajo; tener conversaciones telefónicas con colegas; tomar descansos regulares o incluso, salir de casa unos minutos, pues tomar aire o darle una vuelta a la manzana ayuda a deshacer bloqueos mentales.

Punto de quiebre

Si bien en México esta modalidad laboral solo es para perfiles muy urbanos, del sector servicios y con acceso a plataformas digitales, esta coyuntura ofrece la oportunidad de reflexionar y actuar ante las posibilidades y retos para hacer del teletrabajo una opción laboral.
Existe ya un marco legal como punto de partida a partir de la re-forma al artículo 311 de la Ley Federal del Trabajo llevada a cabo en 2019, que establece obligaciones y derechos como son igualdad de trato, remuneración, formación, seguridad social y acceso a mejores oportunidades laborales.
La ocasión podría también aprovecharse para discutir no sólo el trabajo formal desde casa, sino las condiciones de quienes ya trabajan allí, pero lo hacen de manera independiente.
“Hay una crítica fuerte al trabajo freelance, en el que uno es patrón, operario, el que saca la basura y todo un poco desde su casa. Contrario a todas las comodidades que parece representar lo cierto es que de todas maneras se permanece en condiciones de trabajo precarias”, expresó Rodríguez Preciado.
5 consejos de la OIT sobre el trabajo a distancia
  1. Debe existir apoyo a nivel directivo.
  2. Disponer de herramientas y capacitación adecuada.
  3. Fijar metas y objetivos claros.
  4. Respetar la soberanía del tiempo.
  5. Establecer una clara estrategia personal en gestión del tiempo.