Con la participación del Rector Alexander Zatyrka arrancaron los trabajos del PAP Bosque Escuela del ITESO con una actividad de observación de aves y reconocimiento del predio de La Primavera

Para observar aves es necesario pisar suave, ir en el mayor silencio posible y utilizar una visión periférica: se debe mirar a las copas de los árboles, pero también puedes encontrarlas en las partes medias e incluso, hay algunas especies que prefieren los matorrales bajos. 

Una vez localizada una se utilizan como referencia las manecillas del reloj, para indicar el resto del grupo la localización. Toca enfocar los binoculares y apreciar las características físicas del pájaro en cuestión y ver si es posible identificar a la especie dentro de la guía técnica con la que se cuenta. 

Esta es tan sólo una de las actividades que lleva a cabo el Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) del Bosque Escuela –que forma parte del PAP de sustentabilidad y ecología “Restauración Ecológica en el Bosque La Primavera” –, el cual arrancó sus labores de Primavera 2024 con una visita guiada al predio bajo del bosque de La Primavera, que está bajo resguardo del ITESO, en la cual, además de los alumnos y profesores, se contó con la presencia del rector Alexander Zatyrka Pacheco, SJ. 

Luego de subir por una brecha en la zona sur de la ciudad por Bosques de Santa Anita, un numeroso grupo compuesto por académicos y estudiantes de Diseño, Comunicación y Artes Audiovisuales, Ingeniería Ambiental e Ingeniería en Biotecnología, todos integrantes del PAP, llegó al portón de entrada que conduce al terreno en custodia del ITESO como parte del convenio del Bosque Interuniversitario. 

Este acuerdo forma parte de una donación de alrededor de 400 hectáreas por parte de Cástulo Romero al ITESO y a otras universidades privadas de la ZMG para que realicen actividades de formación, conservación y colaboración académica, científica y cultural en materia del cuidado de la naturaleza y el medio ambiente, que especial que promuevan el cuidado del Bosque de La Primavera. Al ITESO le correspondieron dos terrenos, uno de 6.2 hectáreas en la parte y otro de 22 hectáreas en una región de mayor altitud. 

Esquivando arbustos semisecos –dado la temporada previa al estiaje en la que estamos– pero muy presente el resto de bosque con aromas a roble, pino y salvia, el grupo escuchó las indicaciones del profesor del PAP, Juan Fernando Escobar, quien es especialista en observación de aves.  

“Ahorita estamos en temporada migratoria, es una de las mejores épocas para observar aves en México, porque de las mil 100 especies de aves que hay en el país, aproximadamente 400 son migratorias de invierno”, expresó Escobar, quien dijo que en el terreno bajo habitan principalmente aves insectívoras y granívoras, mientras que arriba se suman otras especies de aves frugívoras.  

Escobar explicó que actualmente las aves migratorias están presentando diferentes amenazas, pues se ha calculado que en los últimos 30 años han disminuido el 40 por ciento de muchas de sus poblaciones. Esto indica que estamos en una crisis de extinción de especies: “las áreas naturales protegidas cumplen un papel fundamental en la conservación de la naturaleza, pero se ha visto que no sólo por decretar áreas naturales se asegura la conservación y la preservación, entonces hay muchos retos asociados, uno de los principales es lo que se conoce como la desconexión del hombre de la naturaleza, por cada vez más gente migra a las ciudades y ahí hay poca biodiversidad, no es nula, pero sí hay menos, además, las personas realizamos nuestras actividades en las áreas grises construidas y la naturaleza se encuentra en los parques y las áreas verdes”. 

Tras avanzar, y luego de agudizar bien la vista, pudieron descubrir en la cima de un pino seco a una pareja de pirangas encineras –el macho en rojo y la hembra en amarillo–, así como aves residentes como una huilota común o un pinzón mexicano. 

Al participar de esta experiencia, Zatyrka Pacheco, quien de formación inicial es ingeniero agrónomo por lo que siente una atracción especial por el campo y la naturaleza, compartió su interés en seguir de cerca, durante su rectoría, el trabajo de los distintos PAP que existen en el ITESO, pues es la demostración de una de las características fundamentales de la educación ignaciana, que cultiva una relación permanente con la realidad y el entorno, buscando no sólo formar  profesionistas, sino una excelencia académica y humana centrada en la incidencia y la vinculación.  

Este PAP es parte del compromiso que tiene el ITESO con la sostenibilidad y el cuidado nuestro entorno natural y también colabora con la sustentabilidad, entendida esta como la reflexión académica, sobre ese tipo de prácticas de sostenibilidad.  

“Esta mancuerna de sostenibilidad y sustentabilidad es uno de los ejes de nuestro trabajo en el ITESO. Oímos los dramas que hemos tenido con los incendios en el bosque, la necesidad de cuidarlo y la biodiversidad de la que somos parte, que nos ayuda a sobrevivir, es uno de los elementos importantes de este vínculo del PAP. Está también la necesidad de retomar y replantar, reforestar con especies nativas, porque con el tiempo se ha perdido la diversidad de la vida, que es lo que nos permite, por ejemplo, que nos visiten las aves migratorias”, declaró. 

El Bosque Escuela nació en 2011 como respuesta a un incendio que hubo en el 2008 en estos predios universitarios. Desde la carrera de Ingeniería Ambiental se metió una convocatoria a la Comisión Nacional Forestal para hacer obras de restauración ecológica y así empezó el proyecto, según recordó Hugo de Alba, académico del Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales y coordinador de este PAP. 

“Se nos ocurrió que la mejor manera de hacerlo era involucrando a la comunidad universitaria y entonces los sábados hacíamos jornadas de restauración con voluntarios, cortábamos troncos muertos y los acomodamos para evitar la erosión. Cuando se quema se retira toda la cobertura vegetal, llegan las lluvias y se erosiona el suelo y sin suelo no hay medio para que crezcan las plantas”, dijo sobre el trabajo en este predio, donde también se ha hecho reforestación con sistemas propensos al fuego. 

En este PAP existen tres líneas principales: una de investigación, otra de restauración ecológica de los predios afectados por incendios forestales y la tercera de educación y difusión de la ciencia en torno a la conservación del bosque. Uno de sus últimos trabajos es un Guía de Aves Comunes– Bosque La Primavera, un folleto informativo donde se muestra a 30 de las especies de aves más comunes del bosque, con datos de los registros de la Plataforma de Ciencia Ciudadana “NaturaLista” y la experiencia de ornitólogos locales. 

FOTOS: Luis Ponciano