Las autoras nos comparten cómo durante la contingencia por la Covid-19 la autonomía se ha convertido en una parte esencial del proceso de enseñanza-aprendizaje, y cómo continuar promoviéndola y construyéndola. Tercera entrega de la serie #AprendizajesDePandemia

Por Adelina Ruiz y Paula Zulaica

Haciendo nuestro agosto [1]

Para muchas y muchos, la presente pandemia ha significado un tremendo reto a superar, o inclusive, a sobrevivir. ¿Cuántos negocios han quebrado, para empezar? Pero existe el otro lado de la moneda, aquellas labores y personas para quienes esto ha significado crecimiento, expansión y oportunidad. ¿Se imaginarían los creadores de ZOOM cuando iniciaron su negocio, lo bueno que les iba a resultar el año 2020 y el bicho llamado Covid-19?  

Nosotras nos incluimos en este último grupo, no porque hayamos comprado acciones en ZOOM (desgraciadamente) sino por nuestra cercanía a este tema, Adelina por su extenso trabajo en autonomía (learner/teacher autonomy) y Paula, por su trabajo en modalidades alternas como la virtualidad asincrónica. Pero lo más peculiar es que, gracias a lo que hemos estado viviendo durante esta pandemia, finalmente se habla sobre autonomía como una parte esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje.  

Parece que dedicarse a la autonomía en tiempos de pandemia es buen negocio. No para enriquecerse como la gente de ZOOM, sino ver complacidamente cómo se abren oportunidades para iniciar diálogos alrededor de este tema. 

En ITESO, la autonomía tiene un lugar privilegiado como en pocas otras instituciones educativas, y no es nuevo, ya que desde el 2005 se le incluía en el Modelo Educativo del ITESO (Morfín Otero). Mucho de lo que hacemos y de lo que apostamos a construir está basado precisamente en el desarrollo de autonomía. Autonomía en el aprendiente (learner autonomy) y autonomía del docente (teacher autonomy). Y entonces, ¿por qué será que, hasta estos tiempos pandémicos es cuando se ha empezado a hablar explícitamente de ella? Sabemos que es parte del tejido estructural de nuestro quehacer, pero ¿en verdad sabemos cómo nos implica? Después de leer la recuperación de nuestros aprendizajes, comenzamos a pensar que vamos por buen camino. 

Y eso de la autonomía, ¿qué es? 

Empecemos por el principio, ¿qué es la autonomía? Es importante aclarar qué sí es autonomía en el aprendizaje y qué no. Autonomía no es “hacer solo” por “hacer solo”.  No es no necesitar a nadie, ni no depender nunca de nada.  

La autonomía se hace y se vive a través del discernimiento, es por eso que, de manera intencionada, o inconsciente, con absoluta claridad de propósito o simplemente llevados por el estilo ignaciano de la chamba en ITESO, trabajamos en construir autonomía para el aprendizaje.  

David Little define la autonomía como una “capacidad para el desapego, la reflexión crítica, la toma de decisiones, y la acción independiente” (Little, 1991). Esta se puede desarrollar y tener fluctuaciones dependiendo de las circunstancias, de los diversos contextos en los que nos movemos, de la manera en la que nos relacionamos con quienes convivimos y construimos. Autonomía en el aprendizaje es “hacerse cargo del propio aprendizaje, de tener y conservar la responsabilidad de tomar decisiones sobre los aspectos de dicho aprendizaje” (Holec, 1981) 

Entonces, cuando se nos plantea el reto a los docentes en ITESO de diseñar situaciones que posibiliten que el estudiante “reflexione acerca de los aprendizajes logrados en el curso, su desempeño y su propia forma de aprender” (Los rasgos de la docencia en el ITESO), se nos pide, de hecho, que contribuyamos al desarrollo de autonomía en el aprendizaje.  

La autonomía se hace y se vive a través del discernimiento, es por eso que, de manera intencionada, o inconsciente, con absoluta claridad de propósito o simplemente llevados por el estilo ignaciano de la chamba en ITESO, trabajamos en construir autonomía para el aprendizaje. 

Nuestra experiencia docente en la pandemia 

¿Cómo nos fue en términos de autonomía entonces durante la pandemia? La primera reacción ante la recuperación que hizo CIDEA (2021) de nuestra experiencia durante el otoño 2020 fue una mezcla de gusto y susto: gusto de que finalmente la autonomía en el aprendizaje esté en el radar; susto de que estamos despertando a estas claridades juntos al mismo tiempo, y, por tanto, habrá toneladas de chamba y días de solo 24 horas. 

En el documento que reúne las reflexiones de los docentes se hace referencia al término autonomía en varios apartados, dando cuenta así de lo presente que teníamos este concepto al pensar en lo vivido tanto en lo individual como con nuestros estudiantes. Esto reafirma que los roles de estudiante y docente han evolucionado y estamos conscientes de ello. Por un lado, a los profesores a veces nos cuesta trabajo ceder el protagonismo, pero también tendemos a sobrepreocuparnos y sobreocuparnos de todo lo que tiene que ver con el proceso de enseñanza-aprendizaje ya que, nuestra contribución está en la enseñanza y el estudiante es quien tendría que hacerse cargo del aprendizaje, si lo dejamos.  

Parte de esa evolución es una mayor claridad sobre la necesidad de vivir la docencia desde una perspectiva más de guía, alguien que “ya no [es] la fuente del conocimiento [alguien que les da] más autonomía [a los estudiantes] y [pone] más el balón del lado de su cancha.”  (Dirección General Académica. Coordinación de Innovación Desarrollo y Exploración Académica, 2021) 

Uno de los primeros puntos que McGrath (2000) menciona en su listado de acciones que un docente tendría que seguir para buscar promover autonomía en sus aprendientes es el encontrar en punto medio entre ser un recurso y un guía. ¿Será que podremos, invitados por las circunstancias, empezar a bajarnos del pódium y empezar a verdaderamente poner al aprendiente al centro? 

Entre los aprendizajes que se rescataron de la experiencia de los profesores, añadimos una más de las acciones propuestas por McGrath para promover autonomía: la capacidad del docente para manejar riesgos e incertidumbres (2000). Los profesores hablaron sobre avances en su capacidad de gestión de la incertidumbre y de fortalecer su resiliencia, de aprender a ser más flexibles y desarrollar una mayor tolerancia a la frustración. ¿Si no podemos hacer esto para nosotros desde nuestro rol, cómo podemos ayudar a los estudiantes a desarrollar estas capacidades? Y cabe mencionar que durante la pandemia no se trata solo de la gestión de la incertidumbre de los estudiantes, sino que, los mismos docentes han tenido que acompañar mientras experimentan la misma inquietud. El acompañamiento en la autonomía no es tener todas las respuestas, sino precisamente acompañar en la búsqueda de ellas. 

El acompañamiento en la autonomía no es tener todas las respuestas, sino precisamente acompañar en la búsqueda de ellas. 

Docentes buscando promover autonomía 

Muy esperanzadoramente hablan también los profesores de compartir experiencias y de vivir procesos de acompañamiento que incluyan “el fomento de una mayor autonomía del estudiantado.” Y es esperanzador porque el tener un deseo genuino de propiciar el desarrollo autónomo de sus aprendientes es uno de los atributos principales de los docentes que buscan promover autonomía (McGrath, 2000). El docente tiene que querer hacerlo de manera explícita e intencionada. Si queremos estudiantes autónomos ¿qué estamos haciendo para cultivarlos? 

Se vislumbra también el florecimiento de un atributo más de los docentes que buscan promover autonomía: creer y confiar en la capacidad del estudiante para actuar autónomamente (ibid.). Si no confío, no puedo empezar a soltar. Los profesores manifestaron haber aprendido a manejar la pérdida de control, y reconocer que este es un espejismo. Reconocen que “en la medida en la que [sueltan el control], confían más en sus estudiantes quienes pueden asumirlo” (Dirección General Académica. Coordinación de Innovación Desarrollo y Exploración Académica, 2021) ¿Como puede el estudiante empezar a tomar las riendas de su proceso si el docente no cede control?  

Un último atributo es el empezar por conocernos a nosotros mismos: el docente que promueve autonomía conoce su propio proceso de aprendizaje (McGrath, 2000). En sus respuestas, los profesores de ITESO hablaron sobre sus avances en autoconocerse y sentirse más autónomos durante la pandemia. Esta experiencia por sí sola abre muchísimas puertas hacia el desarrollo de autonomía en el aprendizaje. Si los docentes pueden darse cuenta de cómo se han ido haciendo más conscientes de sus procesos, aprendiendo cosas nuevas, resolviendo dificultades y reflexionando sobre sus acciones presentes y pasadas para informar las futuras o, en otras palabras, cómo han desarrollado autonomía, entonces podrán mejor acompañar a sus estudiantes a hacer lo mismo. 

La autonomía se construye en comunidad 

Puede sonar paradójico pero la autonomía se construye en comunidad. La autonomía en el aprendizaje se construye entre el docente y los estudiantes. Cada uno tiene un rol qué jugar en el proceso de su desarrollo, y es preciso que se equilibren las acciones de ambas partes. Solo en la medida que confiamos y soltamos, puede el otro ir fortaleciéndose, haciéndose cargo, tomando sus decisiones y desarrollando autonomía. Los docentes no hacemos autónomos a nuestros estudiantes, pero ciertamente, sin que nosotros, desde nuestro rol replanteado de docente no intencionemos las oportunidades para desarrollar esa capacidad de reflexión y discernimiento para la toma de decisiones, los estudiantes no tendrán oportunidad de desarrollar autonomía.  

El Modelo Educativo del ITESO habla del aprendizaje “como un proceso dinámico de construcción donde el estudiante tiene un papel protagónico, en términos de participación, acción, creación, reflexión y autonomía.” (Morfín Otero, 2005, p.7) 

¿Estamos los docentes listos para soltar el rol protagónico y dejar al estudiante al centro del proceso de enseñanza-aprendizaje? 

¿Están ustedes, chicos y chicas estudiantes, listos para ser los verdaderos protagonistas de sus historias? ¿Están listos para hacerse cargo y tomar más decisiones? Si algo les ha dejado esta pandemia, esperamos que haya sido la claridad de que son capaces, resilientes, y que no están solos. Que cuando colaboran con sus pares y con sus profesores logran más y se acompañan mejor. Que son más autónomos de lo que creían.  

No perdamos el terreno ganado, vayamos por más, construyendo autonomía juntos. 

Bibliografía 

Dirección General Académica. Coordinación de Innovación Desarrollo y Exploración Académica (2021) Documentación sobre la experiencia y los aprendizajes en la emergencia por COVID-19 para enriquecer nuestro quehacer académico. ITESO, México   

Holec, H. (1981). Autonomy and Foreign Language Learning. Oxford: Pergamon Press. 

Little, D. (1991). Learner Autonomy: Definitions, Issues and Problems. Dublin: Authentik. 

McGrath, I. (2000). Teacher Autonomy. In B. Sinclair, I. McGrath, & T. Lamb (Eds.), Learner Autonomy, Teacher Autonomy: future directions (pp. 100-110). Harlow: Longman. 

Morfin Otero, F. (2005). El modelo educativo del ITESO: un conjunto de principios y criterios que orientan los procesos de aprendizaje de los programas de licenciatura (ITESO’s educational model). (W. Quinn, Trans.) Guadalajara: ITESO. 

(s.f.). Los rasgos de la docencia en el ITESO. ITESO. 

[1] Esta frase significa hacer buen negocio. Antiguamente se decía hacer su agosto y su vendimia. La expresión “hacer el agosto” hace referencia a la recolección, y significa entrojar o almacenar la cosecha de cereales y semillas, y, por ende, hacer su negocio o lucrarse, aprovechando ocasión oportuna para ello. (fundacionlengua.com) 

Adelina Ruiz Guerrero es profesora titular, encargada del Hub de Lenguas (Laboratorio de auto-acceso) del Departamento de Lenguas. Coordinadora del diplomado en asesoría para el aprendizaje autónomo. Su área de especialidad es la autonomía en el aprendizaje. 

Paula Zulaica Gómez es profesora Titular de planta y actual directora del Departamento de Lenguas. Su área de especialidad es la adquisición de lengua por medio de tecnología y en particular, la enseñanza virtual y COIL/teletándem.

FOTOS: Lorena Soto Jiménez y cortesía de las autoras