Se llevó a cabo el conversatorio «Habitar la materia: el proceso de construir con materiales del sitio», que tuvo como invitado al arquitecto egresado del ITESO Mauricio Rodríguez Mejía, del Taller Moro Arquitectura, quien aboga por una edificación sustentable

El paradigma de la construcción durante el acelerado desarrollo industrial en el que habitamos desde el siglo XX ha sido el concreto; sin embargo, aun a pesar de su dureza, su permanencia a lo largo de los siglos no está garantizada. La de la tierra sí: los cimientos de la civilización están fundados sobre el barro. 

Como parte de las actividades de la Maestría en Proyectos y Edificación Sustentables, se llevó a cabo el Primer Conversatorio 2024, con el tema «Habitar la materia: el proceso de construir con materiales del sitio», encabezado por el arquitecto egresado del ITESO Mauricio Rodríguez Mejía, del Taller Moro Arquitectura, que desde el 2013 crea proyectos contemporáneos reinterpretando la arquitectura vernácula como uno de sus principios esenciales. 

“Los edificios de concreto pueden durar de 50 a 100 años, y después de eso les tienes que hacer una evaluación. En contraposición está el tema de la tierra, con ejemplos en el mundo en los que su vida útil ha sido de cientos de años”, explicó Rodríguez Mejía, quien ha trabajado proyectos arquitectónicos con materiales propios de la región, utilizando madera, piedra, tierra, una proporción más pequeña de cemento y teja. 

Para el arquitecto, la tierra es un material con el que estamos familiarizados de una manera más común de lo que pensamos, y en la historia de la humanidad abundan ejemplo: la Muralla China está hecha con tierra, así como el centro de las pirámides de Teotihuacán. 

De modo más local, en Zamora —lugar de donde Rodríguez Mejía es originario— también es posible encontrar construcciones de materiales naturales que tienen 500 años de antigüedad, hechas con basamentos de piedra y pegados con tierra. En la zona del volcán Paricutín, la torre de la iglesia del pueblo abandonado de San Juan Parangaricutiro se levanta en medio de la lava petrificada. Aquí mismo, en la Zona Metropolitana de Guadalajara, hay edificios en barrios como Santa Tere, o hasta el Hospicio Cabañas, en el Centro Histórico, que son ejemplos de este tipo de arquitectura que aprovecha los materiales propios. 

Fue durante un voluntariado, a su paso por el ITESO, cuando Rodríguez descubrió que la vida rural, basada, gracias al bondadoso clima, en habitar el exterior, y ocupar el interior por las noches o durante la lluvia, permite pensar en que ese tipo de materiales pueden seguir vigentes. Hacer un baño seco en la comunidad wixárika de San Andrés Cohamiata detonó su inquietud para prepararse en este tipo de técnicas, para plantear una arquitectura más identificada con criterios y valores estéticos, ambientales y de materialidad. 

Fue así como descubrió el bahareque —combinación de madera recubierta de barro—, la pajarcilla —mezcla de tierra, paja y otras fibras naturales—, el tapial —tierra arcillosa y húmeda compactada—, o el adobe —ladrillos de barro sin cocer—. 

“La tierra es un sistema constructivo que tiene muchos beneficios. Al construir con tierra tenemos que entender que es un material que lo que lo mantiene unido es la humedad. Al final hablamos de que la tierra es una materia trifásica: tiene humedad, aire o de espacio de gas, y granos. Entender la materia desde esta perspectiva es lo que nos ayuda a entender cuáles son las variantes de cohesión para poder hacer diferentes tipos de muros. Cada una de estas técnicas necesita tierra en un estado hídrico diferente, y por lo tanto una tierra muy especial”, explicó. 

Para Rodríguez, es necesario actualizar las normas técnicas mexicanas para que se pueda construir con tierra de un modo más profesional, pues hoy en día casi solamente casi los ingenieros y arquitectos de la vieja escuela saben calcular con los materiales naturales. 

“La realidad de las cosas es que en México los reglamentos de construcción no te dejan construir con tierra. Pero hay tanta ignorancia en esto que los que te revisan cuando entregas un plano tampoco te dicen que no. Hay ejemplos en otros países, como en Nuevo México [Estados Unidos], de que se puede construir con tierra; en Australia también hay muchas normativas para hacer muros seguros”, dijo. 

FOTO: Zyan André