Académicos del ITESO ofrecieron un análisis multidisciplinar para diseccionar algunos mitos alrededor de la tensa situación en Medio Oriente

Si hay algo que está permeando fuertemente la apreciación del conflicto vigente en Gaza es la desinformación. En un afán por achicar este fenómeno y dotar a la comunidad universitaria de insumos para un mejor entendimiento de la situación, el Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos (DSOJ) y la Escuela de Negocios organizaron el panel “Tensión extrema en Palestina: crisis Israel-Hamás”, realizado en el auditorio D1 del campus universitario. 

Elías González Gómez, coordinador de la Cátedra Jorge Manzano, SJ, aportó desde la perspectiva interreligiosa, la cual, señaló, puede ayudar al diálogo desde tolerancia religiosa para lograr la coexistencia pacífica en una región profundamente dividida. 

Pese a que para muchas personas la religión es históricamente una de las principales causas de violencia en el mundo, la realidad es que la religión es un invento moderno que en no pocas ocasiones ha sido utilizada como justificación para los intereses políticos de las regiones, dijo. 

“El concepto de religión es totalmente ajeno al mundo previo al nuestro. Se fueron manipulando estas nociones y se fueron creando ideas como la violencia religiosa. Entonces decimos que el conflicto en Palestina lleva miles de años porque lo dice la Biblia, pero la realidad es que no había religiones en los tiempos bíblicos”, apuntó. 

González Gómez fue firme: “Éste no es un conflicto religioso. Es más complicado que eso, hay asuntos de la modernidad que están empañando el conflicto. Tenemos que empezarnos a cuestionar la base bélica de esta civilización en la que está sustentado Israel y todo estado moderno. [Con la religión] se justifica la guerra, cuando en realidad sabemos que en el fondo es economía y política”. 

Fernando Ortiz Cueva, coordinador de la Licenciatura en Recursos Humanos y Talento Organizacional, mencionó que existen tres maneras en que los conflictos políticos se pueden maquillar: religión, etnicidad y nacionalismo. En cada una de ellas, la intención es demostrar la supremacía de la propia identidad basada en las creencias, en los principios y las costumbres, y en la historia, respectivamente, en tanto se acusan que la existencia de otros grupos amenaza con romper la estabilidad o convivencia de la comunidad. 

“¿Por qué el conflicto de Palestina e Israel es tan dramático e importante? Porque curiosamente están las tres; tenemos un caldo de cultivo donde el etnicismo, el nacionalismo y la religiosidad están plasmados y están enarbolándose banderas a partir de ello, pero realmente lo que se está moviendo allí es política pura”, señaló el académico. 

Asimismo, consideró que los países periféricos a Israel son los que pueden representar un peligro inminente debido a sus propios conflictos, ya que, si bien todos los países son musulmanes, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes son considerados sunitas, mientras que Líbano, Irán e Irak se inclinan hacia la enseñanza chiita. Además, estos dos últimos se enfrentaron en la Guerra del Golfo Pérsico y, aunque hermanados por el pensamiento religioso, hay una división étnica —Irán es un país árabe, en tanto que Irak es persa— que se refuerza por fuertes sentimientos nacionalistas. 

“Se nos olvida que antes de que Palestina e Israel fueran foco de atención, había otro conflicto (que aún sigue) y es el de Ucrania y Rusia”, mencionó el catedrático. Estos dos conflictos, aunados a la salida de Estados Unidos de Afganistán en 2021, han hecho que la Unión Europea y Estados Unidos hayan perdido potencia en la región.  

En general, señaló Fernando Ortiz, esta zona del mundo está bajo tremendas tensiones de todo tipo y con potencial de desatar un conflicto de implicaciones globales en temas de migración, economía, comercio y prácticas como el antisemitismo o la islamofobia. 

Implicaciones internacionales 

Carlos Cordero García, coordinador de la Licenciatura en Relaciones Internacionales, señaló que el conflicto Israel-Hamás tiene implicaciones para la realidad política y económica del mundo, incluido México.  

Precisó que los dos principales actores de este conflicto son el Estado de Israel y el grupo armado Hamás, y que nada tienen que ver con las poblaciones civiles ni israelí ni palestina, y que tampoco se trata de reducirlo a una cuestión judíos contra musulmanes. Sin embargo, explicó que ambas partes están jugando con estas malinterpretaciones para involucrar a más actores y magnificar el conflicto. 

En ese sentido, apuntó que tanto Israel como Hamás han cometido crímenes de lesa humanidad, principalmente de desplazamiento forzado de población civil, aislamiento de un grupo poblacional por la fuerza y ataques a la población civil —al momento se reportan más de 6 mil 700 muertes de ciudadanos tanto palestinos como israelíes, y de éstos 2 mil 800 son menores de edad. 

Aunque una posible solución sustentada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas propone la partición del territorio en dos Estados para dar espacio tanto a Israel como a Palestina, el académico del DSOJ apuntó que los acuerdos para llegar a ello no se han podido dar porque la guerra no ha dado pie a que así suceda. Lo que sí ha sucedido es que Estados Unidos ha negociado acuerdos con los estados de la comunidad musulmana para desincentivar la creación de una coalición de ataque frontal y total a Israel. 

“Este conflicto es mucho más delicado que el de Ucrania porque convergen muchas competencias por el liderazgo regional: ésa es la competencia de Irán e Irak por el control ideológico de la región, pero también están los intereses de Turquía y la Unión Europea. Y, sobre todo, los intereses que tiene la comunidad internacional, que depende del suministro del petróleo, que hoy por hoy sigue siendo nuestra principal fuente de energía en el mundo”, apuntó. 

Cordero García señaló que son estos vínculos económicos los que detienen a la comunidad internacional de dar una respuesta en contra del Estado de Israel, a la vez que advirtió que el conflicto puede escalar si Israel no modera su respuesta, que además consideró desproporcionada.  

El académico enfatizó que el conflicto Israel-Hamás se suma a la lista de otros frentes abiertos que hoy en día vive la comunidad internacional, como la guerra de Ucrania contra Rusia, la confrontación ideológica económica ente China y Estados Unidos, e incluso el proceso de transición electoral en este último.  

“Esto va a tener implicaciones directas al interior de la política estadounidense. Si antes había altas probabilidades de que Trump volviera a gobernar, ahora está casi garantizado que va a ser el siguiente presidente de Estados Unidos, y eso como mexicanos nos impacta en otros sentidos y en otras medidas”, apuntó. 

Carlos Cordero invitó a los jóvenes a desestimar discursos mediáticos que invitan a tomar partido de estos enfrentamientos como si de una justa deportiva se tratara, y los instó a buscar información, procesarla y reflexionar para formarse una opinión y poder aportar desde un enfoque más integral. 

FOTOS: Zyan André