Jueces de tres tribunales internacionales se reunieron en el ITESO para reflexionar sobre el papel que juegan estas instancias en temas como la democracia, la crisis climática y la movilidad humana. La actividad formó parte de las actividades del Congreso de la Unión Internacional de Abogados, que este año tuvo a Guadalajara como sede

“El respeto a los derechos fundamentales, que son derechos humanos, es la esencia del fundamento de las democracias, y del derecho mismo”. La frase, expresada por el juez José Martín y Pérez de Nanclares, integrante del Tribunal General de la Unión Europea, sirvió para sintetizar el foro “El papel de los tribunales internacionales frete a los retos globales: democracia, emergencia climática y migración” que, a lo largo de dos horas, protagonizaron tres jueces representantes de tres tribunales internacionales y que se dieron cita en el ITESO como parte de las actividades del Congreso Anual de la Unión Internacional de Abogados (UIA).

Esta fue la segunda ocasión en que una ciudad mexicana es sede del congreso, que regresó a Latinoamérica después de más de 20 años. Tuvo su sede general en Expo Guadalajara y el ITESO fue elegido para recibir el foro en el que participaron, además de José Martín y Pérez de Nanclares, el juez Juan Manuel Gómez, de la Corte Internacional de Justicia, y el juez Modibo Sacko, de la African Court on Human Peoples’ Rights, quienes respondieron las preguntas planteadas por Marcos del Rosario Rodríguez, director del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos del ITESO, quien comenzó compartiendo que, aun cuando estaba prevista la participación de Rodrigo Mudrovitsch, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y de Eduardo Ferrer Mac-Gregor, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, al final no pudieron asistir por estar sesionando el tribunal, el primero, y por una cuestión personal, el segundo.

Antes de escuchar a los jueces, Luis Marrufo Cardín, titular de la Dirección General Académica del ITESO, dio la bienvenida las personas congregadas en el auditorio D1. “El tema del foro”, dijo el académico, “toca el corazón mismo de la humanidad. Su presencia aquí nos recuerda que el derecho, en su faceta ética, es una forma de encuentro y camino de reconciliación”. Para el ITESO la actividad era importante, mencionó, porque “la universidad no está aislada de los problemas del mundo, sino que quiere ser un espacio de diálogo” para, acorde con la espiritualidad ignaciana, “mirar la realidad de frente, con compasión y discernimiento”.

Marrufo Cardín dijo que las amenazas a la democracia, la crisis climática y la migración de millones de personas son heridas y que los tribunales internacionales “son una muestra de que la justicia puede y debe tener un rostro universal, poniendo al centro a la persona humana como horizonte común”. El titular de la DGA también dijo que el foro era una oportunidad para “renovar la convicción de poner el conocimiento al servicio del bien común” porque, remató, “la justicia, impartida con humildad y esperanza, es una de las formas más bellas de amor”.

Luego de las palabras de bienvenida, tomó la palabra Marcos del Rosario, quien calificó como “un privilegio y un honor” la visita de tres jueces que, dijo, “con su labor contribuyen al fortalecimiento de los derechos humanos”. Antes de comenzar con la mesa, cedió la palabra a Martin Pradel, integrante de la UIA, quien dirigió un mensaje sobre la defensa del Estado de derecho y la independencia judicial en un tiempo en el que, dijo, “la independencia judicial está en peligro” por la persecución a jueces, periodistas y académicos, algo que ocurre en todo el mundo. Por eso, invitó a las y los estudiantes a “abrir los ojos y a escuchar lo que está pasando”.

Tras la breve intervención, Del Rosario Rodríguez hizo la primera pregunta, relacionada con las principales amenazas para los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho en el ámbito internacional.

Juan Manuel Gómez comenzó diciendo que “sin dudas ya una erosión de los consensos internacionales en materia de derechos humanos”, al grado de que, mencionó, “hoy no sería posible crear una corte penal internacional”. Aunque esta situación no es privativa de un país o región, también es cierto que “no todo está perdido, los tribunales internacionales hacen su papel todos los días e hizo una invitación a “no perder la esperanza” y a “imaginar una reconstrucción del orden internacional”.

En su participación, Madibo Sacko dijo que así como las otras cortes internacionales, la africana también enfrenta problemáticas diferentes. Apoyado por una intérprete que tradujo sus palabras del francés al español, el juez dijo que uno de los problemas que enfrenta la democracia en el continente son las violaciones a los derechos humanos, y añadió que muchas veces el problema no es diseño de leyes sino de su cumplimiento. “Los juristas deben hacer que se respeten, el poder debe detener al poder”, dijo y dirigiéndose al estudiantado presente agregó: “Cada uno de ustedes es una esperanza de un mundo mejor. Ustedes son el futuro, sean buenos líderes en el respeto de los derechos humanos”.

Por su parte, José Martín y Pérez comenzó exponiendo la diversidad que tiene lugar en el Tribunal General de la Unión Europea, donde confluyen 24 lenguas. “Tenemos más de dos mil trabajadores y más de la mitad son intérpretes y traductores”. Dijo que él identifica amenazas de tres tipos: políticas, económicas y de seguridad. Sobre las primeras, dijo que los sistemas democráticos se ven amenazados en sus valores fundamentales; en los económicos, señaló que el poder de gigantes tecnológicos como Google, Meta o Amazon pone en riesgo la vida privada y pública al distorsionar las reglas básicas del mercado; y en cuanto a la seguridad dijo que es grave que algunas violaciones de derechos humanos están siendo aceptadas y validadas socialmente. Ante esto, la respuesta es “desarrollar jurisprudencias y mejores normas, aunque estas sirvan de muy poco si no se aplican”. Finalmente, dijo que es importante en todo momento preservar la dignidad de las personas por igual porque “un Estado de derecho no se puede construir sobre la base del nacionalismo, sino que debe ser para todas las personas”.

La segunda pregunta giró en torno a los temas climáticos y la movilidad humana. Juan Manuel Gómez dijo que los tribunales internacionales han trabajado en la elaboración de opiniones consultivas que, si bien no tienen el carácter de una sentencia, “de alguna manera aportan información que puede servir para resolver diferendos interestatales pues dan pistas nuevas para dirimir posibles diferencias”.

Madibo Sacko dijo que las catástrofes climáticas se han vuelto cotidianas y recordó que todos los individuos tienen derecho a desarrollarse en un ambiente sano. Cuidar el medioambiente es importante para “el futuro del mundo, no respetarlo sería no propiciar un futuro para las próximas generaciones. Ahí la justicia internacional puede hacer algo a través de jurisdicciones que inspiren la creación de normas nacionales”.

Para cerrar el foro, José Martín y Pérez dijo que si bien el Tribunal de la Unión Europea no cuenta con una opinión consultiva sobre la crisis climática, sí ha desarrollado más de cien normas de protección al ambiente. En cambio, señaló que la Unión no ha hecho gran cosa con el tema del asilo y el refugio a personas en situación de movilidad, salvo cumplir, y no siempre, con el principio de no rechazo.

Para concluir el foro, Guillermo Gatt, presidente de ITESO, AC, entregó unos presentes a los participantes y agradeció a la Unión Internacional de Abogados por su visita al ITESO.