El MateClub en el Centro Polanco ITESO es un entorno de apoyo para niños de diferentes edades, enfocado en mejorar su aprendizaje en las matemáticas, así como en desarrollar sus habilidades sociales y emocionales, todo mediante el juego.
Por Diana Alonso
Niños de todas las edades subieron las escaleras en fila hacia su salón. A pesar de que les pidieron que lo hicieran de forma ordenada, sus pasos inquietos y el intercambio de risas revelaron su emoción por estar allí. Para algunos sería difícil imaginar que estaban a punto de tomar su clase de matemáticas.
Esto es lo que sucede los jueves y sábados en Centro Polanco ITESO, un sitio de acción comunitaria en la colonia Lomas de Polanco que desde hace aproximadamente tres años ha implementado el MateClub.
“Surge como un gran recurso para contribuir a mejorar el aprendizaje y ayudar a los niños a salir del rezago educativo crónico. Sin embargo, nos hemos dado cuenta de que también acuden niños que aprenden en condiciones normales, incluso niños sobresalientes” dijo Lourdes Romero, coordinadora de esta iniciativa que forma parte del curso “Proyecto de Investigación sobre el aprendizaje I y II”, perteneciente a la carrera de Ciencias de la Educación.
Hay muchos prejuicios alrededor de las matemáticas, desde pensar que son aburridas, muy difíciles o que sólo pueden ser desempeñadas por gente muy lista. Romero menciona que es una materia que requiere más acompañamiento, atención y paciencia por parte de las escuelas y familias.
«Hay niños que no entienden a la primera, que requieren una ayuda adicional. No quiere decir que algo esté mal en su cognición o en su desarrollo, simplemente el reto es complejo y precisan ciertas ayudas”, dijo.
Las escuelas convencionales, guiadas por planes más genéricos pueden llegar a no ajustarse a las necesidades de aprendizaje de todas las infancias quienes, al no ser apoyadas pueden llegar a frustrarse, darse por vencidas y terminar con un rezago.
“Aquí tratamos justo de identificar ese tipo de discursos, en torno a su capacidad de poder o no poder […]. Necesitamos que reconozcan que pueden y festejamos esos logros”, añadió.
Lo anterior fue posible gracias a la elaboración de diagnósticos participativos en los que las familias, alumnos y escuelas se involucraron. A partir de conocer el contexto sociocultural, las dificultades y competencias de los estudiantes, se establecieron las estrategias para brindarles un acompañamiento efectivo e incluyente.
Una de estas metodologías son las situaciones de aprendizaje, donde las matemáticas se presentan como una herramienta para desenvolverse en circunstancias familiares o digeribles para ellos. “Buscamos contextualizar y naturalizar las matemáticas”, mencionó Mía García, estudiante de cuarto semestre que está por cumplir un año en ese proyecto.
También integran lo que es la ludificación, que se refiere al uso de técnicas y dinámicas propias de los juegos. “Mezclamos juegos con procedimientos matemáticos, para que puedan avanzar, conseguir recompensas, trabajar en equipo interactuando con otros y así hacer más amigos”, añadió Aidé Guzmán también estudiante de ITESO.
Al igual que la coordinadora, compartieron que ser testigos de la mejoría de los alumnos es una experiencia gratificante, así como la retroalimentación positiva que obtienen de los padres de familia.
