La Casa ITESO Clavigero recibió a invitados especiales e involucrados en la construcción de la Revista Magis, que está celebrando 500 números con una edición especial en la que se rescatan algunos de los trabajos más relevantes de sus distintas secciones
Hay tres maneras de decir magis. Las dos principales son la italiana y la alemana. En la primera, la “g” suena como si se dijera mayis y es la que se usa en la Iglesia católica; en la segunda, suena como “gui”; mientras que, en la tercera, castellana, la “g” se convierte en “j”. Entendiendo que la diversidad lingüística es la parte más divertida de la vida, que toda comunicación tiene que ver con el contexto y que de eso se trata la belleza de la lengua, quien pronuncie esta palabra puede hacerlo “de la forma en que se le antoje”, con la venia de Alexander Zatyrka, SJ, rector del ITESO, que así cerró con humor su aclaración sobre la forma de pronunciar uno de los términos más queridos de la tradición ignaciana y cuyo significado es “buscar continuamente en la acción, en el pensamiento y en la relación con los demás, el mayor servicio, el bien más universal”.
El tema hoy es que Magis llegó a su número 500, y el festín reunió a compañeros de mil batallas —o por lo menos de medio millar, diría José Israel Carranza, el editor— en Casa ITESO Clavigero, el pasado 21 de agosto, para recordar las gestas que, entre letras, imágenes, tinta y papel se hirvieron en su interior desde que la publicación naciera como boletín informativo en noviembre de 1968, y que ha tenido dos grandes transformaciones a lo largo de su historia, la más reciente cuando se rediseñó en 2005.
El banquete se dividió en dos secciones: en el arranque se rindieron honores formales a la revista por parte de las autoridades del ITESO; para el siguiente momento, compartieron su experiencia cuatro periodistas convocados a participar redactando sendos textos que revisan la historia de las secciones principales de la revista. Pero el intercambio de impresiones terminó siendo una tertulia que se debatía entre la nostalgia por lo perdido y la esperanza ante las nuevas posibilidades del periodismo, oficio para el que Magis, se dijo, juega un rol de salvaguarda.
“Magis se ha convertido en un medio de vinculación con quienes son o formaron parte de nuestra universidad, así como con la sociedad en la que nos insertamos y la que queremos ser. En más de medio siglo, la publicación ha cambiado de formatos y énfasis, incluso de nombre, en función de los diferentes contextos, pero ha mantenido su espíritu de servicio a través de la información y la reflexión, hasta llegar hoy a los desafiantes tiempos de la inmediatez y de la vorágine informativa”, expresó el rector del ITESO, Alexander Zatyrka, SJ, quien recalcó que la comunidad universitaria se integra por más de 11 mil estudiantes y casi dos mil colaboradores, a los que se suman más de 55 mil egresadas y egresados.
Humberto Orozco Barba, director de Relaciones Externas del ITESO, destacó que, a partir de 2005, Magis se estructuró en secciones pensadas con nombres en latín para simbolizar tres grandes tradiciones: la científica, la universitaria y la jesuita. “Pensamos en una publicación cuyos contenidos contuvieran los saberes presentes en la universidad, y que fuera en su forma, arte, diseño y tipografía, signo de los tiempos, y que contribuyera al cumplimiento de la responsabilidad del ITESO con una sociedad democrática y libre”, dijo.
Celebrar la edición 500 de Magis es un logro que trasciende lo numérico y se adentra en el territorio de lo simbólico, consideró Magdalena López de Anda, directora de la Oficina de Comunicación Institucional del ITESO y de la publicación. “Magis es más que una revista, algunas cuentas en redes, una cátedra o próximamente un programa de radio: es testimonio del compromiso del ITESO con el pensamiento crítico, con la palabra bien dicha, con la imagen reveladora y con la búsqueda de la verdad. En un entorno mediático de formas cortas y efímeras, se adentra en la profundidad con la certeza de que sólo una comprensión amplia podría hacer justicia a la complejidad de nuestra realidad”, mencionó.
Periodismo a fuego lento
Magis apela a un periodismo escrito que permite detenerse y mirar despacio lo que está pasando, y las conversaciones en su interior están influidas por la esperanza y por la visión vanguardista. Algo de esto destacaron los periodistas involucrados en este número especial, para el que realizaron una curaduría de los trabajos destacados en varias secciones durante los últimos 19 años de la revista.
Jesús Estrada hizo la reseña de Indivisa, sección dedicada a reportajes de investigación a profundidad, para la que eligió trabajos que han trascendido en el tiempo enfocados a la desaparición forzada, la crisis medioambiental, las condiciones laborales o los movimientos sociales, a través de textos de Alejandra Guillén, Darwin Franco, Dalia Souza, Analy Nuño, Alicia Calderón, Vanesa Robles, Paula Islas, David Velasco, SJ, o Manuel Jacobo.
“Me interesaba jugar con las líneas de continuidad de las que habla el sociólogo John Holloway, que planteaba que los cambios radicales de la sociedad se pueden ver como una especie de grieta en el muro. Dice que hay una línea de continuidad en todas estas historias, desde las cuestiones más básicas, las luchas individuales, hasta grandes transformaciones como el levantamiento zapatista o el altermundismo. Traté de visualizar eso para elegir los trabajos, una línea de continuidad desde el pasado hasta el presente”, explicó.
En una airada defensa del lenguaje escrito, Vanesa Robles, quien escribió acerca de Colloquium la sección de entrevistas, recordó cómo la mayoría de los medios de comunicación escrita, que antes privilegiaban a este género con un espacio considerable en sus páginas, han dejado de hacerlo. Y celebró que Magis dé cobijo a conversaciones con personajes tan variopintos como Mario Molina, Victoria Camps, Noam Chomsky, Andrew Garfield o Carolina Jiménez Sandoval.
“La entrevista abre la posibilidad de dos miradas, pero estas dos personas que conversan han sido influidas por otras muchas miradas, entonces se vuelve una cosa fenomenal. En la defensa del lenguaje escrito, Magis ha sido una revista importantísima. La mayoría de los periódicos, dice Martin Caparrós, están haciendo periodismo para lectores que no leen, lo cual no existe. Magis está apostando a lo que apostaron algunos emperadores de Egipto, cuando formaron la biblioteca de Alejandría, que es el lenguaje escrito, algo que hecho crecer muchísimo como seres vivos y humanos”, subrayó.
Al periodista Iván González Vega le correspondió Ergo Sum, sección de semblanzas, para lo cual analizó de modo exhaustivo 119 perfiles, 67 correspondientes a varones, 39 a mujeres (la presencia de ellas, encontró, se hizo más frecuente en los últimos años), uno sobre una persona de la comunidad trans y 12 textos sobre personajes colectivos. A su modo de ver, estos trabajos son un esfuerzo notorio por contar una parte del presente a partir de la labor, la experiencia y los actos de una persona.
“Hay personajes venidos de la ciencia, del arte, la cultura, de la cocina, personas de la Compañía de Jesús, o que han pensado sobre la espiritualidad desde lugares muy distintos; luchadores sociales, líderes de colectivos, gente que ha participado en movimientos sociales”, explicó.
Finalmente, Gabriel Orihuela compartió su experiencia sobre Distincta, reportajes que apelan a nuevos horizontes, al cambio y a la posibilidad de un mundo mejor. Su muestra estuvo compuesta por escritos acerca de la transformación de los medios de comunicación (una reflexión de Ryszard Kapušciński), las protestas globales de 2011, la transformación urbana de Guadalajara, los alcances de la inteligencia artificial y la pandemia de covid-19.
“El periodismo en realidad es un oficio muy modesto, de contar historias, salir a la calle, platicar con gente y llegar a contar lo que te dicen. Pero con el tiempo se convierte en algo muy importante […]. Éste es un periodismo muy valiente, que no se perdió en los vericuetos de la grilla, en el espectáculo momentáneo y mediático, sino que buscó profundizar un poco más”, dijo.
La mesa fue moderada por el editor de Magis, José Israel Carranza, responsable de la coordinación de este trabajo colaborativo, quien destacó el valor de la revista como un proyecto que, además de apelar a la pausa, el análisis y el periodismo a fuego lento, también invita a la búsqueda de otras posibilidades: “Una palabra que es muy importante para nuestro trabajo es esperanza, sobre todo en circunstancias tan adversas como las que enfrentan hoy muchas personas; es algo que cuenta mucho para la labor que hacemos en la revista”.
FOTO: Zyan André