Con ocho homicidios contra periodistas sólo en lo que va de 2022, México se revela como un país en el que es cada vez más difícil la libertad de prensa, una libertad que la UNESCO estableció que se celebre a nivel mundial cada 3 de mayo
Por Michelle Natalie Raible Quiñones, estudiante de Periodismo y Comunicación Pública
El periodista Armando Linares López, director del medio de comunicación Monitor Michoacán, fue asesinado a balazos el martes 15 de marzo en su domicilio, en la ciudad michoacana de Zitácuaro, seis semanas después de que su compañero del mismo medio, Roberto Toledo, fuera también ejecutado. El caso de Armando Linares se convirtió en el octavo homicidio cometido contra periodistas en 2022, en medio de un fenómeno de violencia contra estos profesionales que representa un desafío al cumplimiento de la libertad de prensa como un derecho de todos los mexicanos.
Unos días después del asesinato de Armando Linares, el Parlamento Europeo condenó las amenazas, el acoso y el asesinato de periodistas y defensores de los derechos humanos en México, e instó a que estos crímenes sean investigados de manera “rápida, exhaustiva, independiente e imparcialmente”. En respuesta, el presidente Andrés Manuel López Obrador, en una dura carta, tachó a los eurodiputados de “borregos”, y denunció “la corrupción, hipocresía e injerencismo” del Parlamento Europeo. Mencionó que si México estuviera en una situación tan grave él no sería respaldado por 66 por ciento de los ciudadanos, como lo publicó una encuesta de la empresa Morning Consult, que lo colocó como el segundo mandatario del mundo con mayor aprobación.
Pero la Organización de los Estados Americanos (OEA) confirma que a México se le reconoce como el país más mortífero del mundo para la prensa. Los actos de violencia que se cometen contra periodistas y contra personas que trabajan en medios de comunicación se ven agravados, sobre todo, por la impunidad, que genera un fuerte efecto inhibitorio, tanto en el ejercicio de la libertad de expresión como al ejercer la profesión de periodista. Según un informe de la organización Impunidad Cero, en los países con mayores tasas de impunidad las personas pueden perder hasta 3.7 años de esperanza de vida.
Aunque algunos estados han aumentado las garantías legales para el ejercicio del periodismo —con acciones que incluyen la creación de programas especializados de protección, el fortalecimiento de la independencia, la capacidad técnica del Poder Judicial y la creación de cuerpos de investigación y jueces especializados—, lo cierto es que en muchos lugares dichas garantías se han visto seriamente comprometidas. Sobre todo, a escala regional, no parecen existir medidas suficientes y adecuadas. Se suman fenómenos como el aumento de la actividad de la delincuencia organizada, que en algunos lugares tienen incluso la capacidad de intimidar a las autoridades. Y en estas situaciones es donde hay periodistas tratando de sacar a la luz la verdad de los hechos.
La información recabada por la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA indica que esta situación de violencia e impunidad se ha agudizado en los últimos años. Según las cifras de la organización Artículo 19, desde el año 2000 hasta el caso de Armando Linares ha habido 153 asesinatos de periodistas en México. Decenas más habrían sido desaparecidos o desplazados de sus lugares de trabajo y otros cientos fueron amenazados, hostigados o atacados como respuesta a sus actividades profesionales.
Pero el combate a la impunidad no ha mejorado. El estudio sobre los asesinatos de periodistas cometidos entre 1995 y 2005, realizado por la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, comprobó que la gran mayoría de las investigaciones avanzaban muy lentamente y existían graves deficiencias que impedían recabar evidencias de manera adecuada y oportuna. Sólo en casos excepcionales se determinó quiénes eran los autores y hay muy pocas sentencias condenatorias.
Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Lamentablemente, México es un país en donde la libertad de prensa no existe para muchas personas: es un país en donde una nota periodística puede costar una vida.
FOTO: Alejandro Castro